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La justicia norteamericana ya ha dictado sentencia. Ayer mismo, Harvey Weinstein era declarado culpable de los cargos de violación y delito sexuales que se le imputaban después de que decenas de mujeres le demandaran por hechos similares, y siempre hablando en términos de abuso.
Un veredicto que provocaba que el productor de Hollywood sufriera un problema de salud que impedía su traslado inmediato a la prisión de Rikers Island, tal y como estaba previsto. Ha sido su abogada quien ha informado de que su cliente se encontraba ingresado en el Hospital Bellevue, donde estaba siendo vigilado por hipertensión arterial y palpitaciones cardíacas. Lo que no pudo confirmar es si le trasladarían a la enfermería de la prisión.
Esta reacción llegaba después de que se le declarara culpable de dos de los cinco cargos que le imputaba la Fiscalía: uno de acto sexual criminal en primer grado, que acarrea entre 5 y 25 años de prisión, por practicar sexo oral a la fuerza a la ayudante de producción Mimi Haley en 2006; y otro de violación en tercer grado, penado con un máximo de 4 años, contra la aspirante a actriz Jessica Mann en 2013.
A a espera de que el próximo 11 de marzo se ratifique la sentencia, Harvey podría hacer frente a un máximo de 29 años de prisión en un juicio sin precedentes y al que han acudido a declarar todas las mujeres que se atrevieron a dar el paso de ponerle ante el juez. Un gesto que, desde el movimiento MeToo, se han encargado de calificar como "valiente".