DESFILE BENÉFICO
DESFILE BENÉFICO
En los primeros tiempos de la Alta Costura, tras finalizar la II Guerra Mundial, las colecciones de moda eran itinerantes, como las exposiciones o los conciertos. Recorrían las grandes capitales para darse a conocer y conquistar clientas. Madrid fue el centro de uno de estos desfiles, en el 11 de abril de 1959, gracias a la recordada Cayetana Fitz-james Staurt, duquesa de Alba.
El lugar, el palacio de Liria, residencia de los duques de Alba en Madrid. La aristocracia y la alta sociedad esperaban inquietas uno de los acontecimientos sociales del año. La invitación era el objeto más codiciado en aquellos días. Se trataba del desfile de Christian Dior de la temporada primavera-verano de 1958.
La expectación era máxima, porque Monsieur Dior había fallecido dos años antes y un jovencísimo Yves Saint Laurent —tenía solo 21 años— se había convertido en el director creativo de la casa. En la cita de Liria, se presentaba la colección Trapèze, la primera del joven diseñador, tras el fallecimiento de Dior. Desfilaron 14 modelos que presentaron 114 diseños. Saint Laurent se había ocupado personalmente de la coreografía del desfile.
En la lista de invitados se encontraba el quién es quien de la aristocracia y la alta sociedad madrileña. Desde Carmen Franco, hija del dictador y marquesa de Villaverde, a la infanta Alicia de Borbón, tía del entonces príncipe Juan Carlos, Maria Cristina de Baviera, hija del infante José Eugenio de Baviera, condesa de Odiel y prima del rey Juan Carlos, o la marquesa de Llanzol, Sonsoles de Icaza y León, musa de Balenciaga, que había revolucionado años antes a la buena sociedad con su romance con el cuñado de Franco, Ramón Serrano Suñer. Acudió con su hija mayor, Sonsoles Díez de Rivera, que estaba entonces embarazada.
También se pudo ver a Beatriz Lodge de Oyarzábal, hija de los embajadores de Estados Unidos en España, a la princesa Tatiana de Metternich o a Blanca Romanones. Todas ocupaban la primera fila. En total, asistieron 2.000 personas. El actual duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, que entonces tenía 11 años, también estuvo entre los asistentes. Entre las modelos desfilaron Charo Palacios, futura condesa de Montarco, o María Pastega, hija de Mario Pastega Landó, diplomático de España en la Santa Sede. Los invitados pagaron 300 pesetas de la época.
El desfile fue en el interior del Palacio. La duquesa Cayetana cruzó los salones vestida de gasa azul, acompañada de Yves Saint Laurent. Los diseños clásicos, pero con un paso ya en la vanguardia, preludio de una época de cambios, deslumbraron a los invitados, como el vestido de cóctel Aubade, de seda estampada y falda abullonada, o el conjunto de verano Bonnes Vacances, con bolsillos de plastrón y falda muy corta. Aquel desfile fue la introducción de la línea A en la Alta Costura, la primera innovación de Saint Laurent, con la que inició su carrera en la alta moda.
Los modelos se presentaron describiéndolos en voz alta, como era costumbre en la época, y las modelos bajaban por las escaleras principales y cruzaban los salones llenos de obras de arte hasta la sala de baile. Después hubo un cóctel. La presentación se celebró a favor de las Escuelas Salesianas, una de las obras de caridad más importantes de Cayetana, y fue un éxito total: se recaudó un millón de pesetas. La duquesa ya había organizado otros pases de moda para ayudar a sus obras benéficas —entre ellas la protección de los animales—, pero aquel fue, sin duda, el más rentable
Liria fue también el escenario en el que Cayetana se fotografió ante grandes retratistas de moda de la época, como Cecil Beaton —que ya había fotografiado a su madre, María del Rosario de Silva y Guturbay, en la década de los 30— que la retrató en 1948 para la edición estadounidense de Vogue, con un modelo de Cristóbal Balenciaga. En 1962 lo hizo Henry Clarke y Cayetana posó con un Elio Berhanyer.
A mediados de junio de 1959, la presentación de la línea Trapecio de Christian Dior llegó hasta la Plaza Roja de Moscú, donde las modelos desfilaron en el Palacio de los Soviets, ante 11.000 invitados. Se dice que la demanda de entradas llegó a las 30.000, entre la élite política y los artistas más destacado. Pero, dos años después de aquellos triunfos, Yves Saint Laurent fue despedido de Dior. El joven empresario Pierre Bergé le propuso entonces crear su propia marca de moda.