La llamada de la naturaleza
La llamada de la naturaleza
Cada vez son más los famosos que deciden dejar atrás el bullicio de la gran ciudad para entregarse a la tranquilidad campestre. La última en sincerarse sobre su nueva vida lejos de la jungla de cemento ha sido Eva Amaral, el 50% de la exitosa banda Amaral, clave en nuestra música de los últimos años. Antes que ella, lo hicieron Elsa Pataky y Chris Hemsworth cambiando Hollywood por el campo australiano y más recientemente era Beatriz Montañez la que pasaba de presentadora de éxito a vivir aislada con 150 euros al mes.
Considerada como una de las mejores vocalistas españolas y con cuatro millones de discos vendidos, Eva Amaral y su compañero, Juan Aguirre, siguen apareciendo cada verano en los principales festivales del país. Pero cuando la zaragozana cuelga la guitarra, no tiene la glamurosa vida que se le presupone a una estrella de rock. Desde hace unos años la cantante pasa sus días en la tranquilidad de un pequeño pueblo, donde, como ella misma reconoce, es una más.
«Tengo una vida muy sencilla. Desde hace poquito vivo en una aldea y por eso estoy más cerca de la naturaleza. Fui allí por una llamada de la naturaleza que tenía. Estoy super a gusto, entre mis vecinos soy una más. Llevo ya varios años allí y estoy muy feliz», explicaba en los micrófonos del programa de Cadena SER, 'En clave de Rhodes'.
La intérprete de temas tan emblemáticos como 'Sin ti no soy nada' o 'Cómo hablar' asegura sentirse totalmente cautivada por su nueva vida lejos de los ruidos, las muchedumbres y la contaminación. «La ventana de la cocina da a un nogal y tengo unos árboles enfrente. He puesto ahí unos platos con unos comederos y echo semillas para que vengan los pájaros. Me encanta porque estoy cocinando y están viniendo pájaros todo el rato. Me alegran la vida», comentaba la cantante sobre sus sencillos placeres rurales.
Dicen que las mejores cosas de la vida son gratis. Y Eva Amaral podría suscribir esa afirmación cuando asegura precisamente que observar los pájaros mientras cocina, es una de sus grandes aficiones, ya que le aporta «un estado de paz».
Para la maña, esto «forma parte de una energía que se desborda encima del escenario», pero también «forma parte de disfrutar y vivir». Logrando emocionar al músico James Rhodes, el conductor del programa, Eva reflexionaba sobre cómo «el mundo es bonito, hay pájaros y torrijas, pero luego también hay cosas que no puedes controlar, la crueldad del mundo a veces nos arrastra a situaciones que hay que aprender a gestionar».
Aunque no ha sido hasta ahora cuando Eva, con sus 25 años de carrera a cuestas, ha hablado sobre este drástico cambio de vida, sus seguidores en Instagram llevan ya mucho tiempo viendo cómo documenta su día a día rural. En efecto, las fotos de aves, desde pájaros carpinteros o jilgueros, hasta cigüeñas y garzas reales compartiendo nido, son las que más abundan en su muro.
Pero también la hemos podido ver, en unas imágenes que contrastan con su faceta profesional, en plena vendimia o acarreando leña para calentarse en invierno. «Así que aquí estoy, sonriendo para la foto, con la lumbar reventada y con cero tontería. No vayáis al gimnasio… Esto de la leña es el nuevo crossfit», aseguraba con buen humor la cantante.
Flores, árboles, gatos dormilones o perros pastores junto a sus ovejas completan un muro de Instagram que es una ventana abierta a la bucólica cara B de Eva Amaral, que nos invita a compartir con ella.