¿Amor a primera vista?
¿Amor a primera vista?
En un anuncio que no por esperado resultó menos sorprendente, el futbolista portugués Cristiano Ronaldo y la modelo española Georgina Rodríguez hacían saber al mundo a través de las redes sociales su compromiso tras nueve años de convivencia. En una publicación en su cuenta de Instagram, la influencer de 31 años mostraba una foto de las manos de ambos, en su caso luciendo un enorme anillo de diamantes, y escribía: «Sí, quiero. En esta y en todas mis vidas».
Unas románticas palabras que servían para poner un broche de oro a la romántica historia de amor que comenzara en 2016 cuando el ahora jugador del Al-Nassr saudí conoció a la española cuando ella era tan solo una humilde empleada de una tienda de lujo en Madrid. ¿Pero cuánto hay de real en este amor a primera vista al mejor estilo de la Cenicienta y el príncipe azul? Pablo Boone, antiguo amigo y compañero de trabajo de Georgina, opina que muy poco.
Poco antes de que se anunciara la boda entre las dos celebrities, Boone se ponía frente a las cámaras del programa TardeAR para dar su propia versión de lo ocurrido. «Yo estaba presente y me di cuenta de que no fue una casualidad, que él entró y se miraron y enamoraron. No, ellos se conocían de antes», aseguró en el espacio de Telecinco.
Bajo la premisa «muchos conocen mi nombre, pocos saben quién soy», Georgina Rodríguez nos abrió su casa y su corazón en la docuserie de Netflix Yo soy Georgina. Allí contó con todo lujo de detalles la historia de cómo cambió su vida después de conocer a Cristiano Ronaldo, pasando de ser la empleada de una tienda en Madrid a ser uno de los rostros más reconocibles del planeta.
«Fue un jueves de verano. Trabajaba en Gucci. Cuando estaba saliendo de la tienda apareció un hombre guapísimo de casi dos metros, acompañado de un niño y de un grupo de amigos. No quería ni mirarle, tenía mucha vergüenza», relataba Georgina. El delantero que entonces militaba en las filas del Real Madrid contaba en ese episodio que su futura esposa «se quedó en mi cabeza« desde aquel primer encuentro.
Poco después Cristiano la invitaba a cenar y ambos vivieron «un momento único». Recordando aquella primera cita, Georgina añadía que «aunque ya había cenado, yo recené como toda señora. De camino al restaurante, nuestras manos se chocaron. Sentí como si esas manos hubieran estado conmigo muchas veces, encajaban a la perfección». Sin duda una historia digna de un cuento de hadas, pero cuyos detalles disputa el antiguo amigo de la española.
Pablo Boone defiende que el relato oficial del inicio del romance entre Cristiano y Georgina es una invención «del equipo de imagen y de marketing» del futbolista. En el plató del programa de Telecinco aseguró que «han querido vender la historia de que él la vio allí, hubo flechazo y volvió hasta conseguir una cita con ella, pero es mentira». Según aseguró Pablo Boone ante las camaras de televisión y la audiencia de Telecinco, se conocieron en Opium, una exclusiva discoteca madrileña.
Tras dedicarle duras palabras, asegurando que «ella ya iba de estrella cuando era dependienta», Boone añadió que existen pruebas gráficas de aquellos encuentros, antes de resaltar que «el representante de Cristiano la metió en la tienda de Gucci y luego la llevaron a Prada, pero era imposible porque la gente iba con las camisetas para que se las firmara y la tuvieron que sacar».
Aunque estas palabras las pronunciaba hace escasas semanas, ya en 2023 Pablo Boone había publicado varios vídeos en TikTok en los que tildaba a su antigua compañera de «cazafortunas». Ella, por su parte, rompió su habitual silencio respecto a estos asuntos al admitir desde sus redes sociales que no conocía de nada a esta persona y que jamás habían trabajado juntos. Las cosas pasaron a mayores y Georgina Rodríguez incluso terminó denunciando a Pablo Boone por difamación, según declaró él mismo a El Español.