Marta Ortega ha dejado de ser invisible: la vida discreta de la heredera de Inditex, ¿por qué ya no se esconde?

Sigue sin conceder entrevistas ni hacer declaraciones públicas, pero ya no rehúye los front row de la alta costura ni los posados en las bodas de sus íntimos. ¿Qué cosas nos queda por descubrir de la heredera de Inditex, Marta Ortega?

Si quieres descubrir los looks de zara de Marta Ortega, pincha en la imagen./gettyimages

Si quieres descubrir los looks de zara de Marta Ortega, pincha en la imagen. / gettyimages

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

Poco a poco se está convirtiendo en un icono de estilo (especialmente por sus looks de invitada a las bodas más cool de la jet set patria), pero a pesar de la expectación que despierta en cada aparición, la vida de Marta Ortega la seguimos conociendo desde lejos y por algunas fotos robadas. Así ha pasado con sus últimas vacaciones en la Riviera Italiana, de las que somos conscientes por unas instantáneas borrosas en las que aparece con su marido, el agente de modelos Carlos Torretta (hijo del diseñador Roberto Torretta), y sus dos hijos, Amancio, de ocho años y Matilda, de dos. O por aquella ocasión en la que la «pillaron» en la hípica de Casas Novas, en A Coruña, deporte que ya no practica, pero que sigue siendo su pasión.

Pero algo ha cambiado en la heredera de Inditex. La hija pequeña de Amancio Ortega y heredera de Inditex hoy acude a bodas de la alta sociedad (la más célebre de ellas la de Carlota de Mónaco y Dimitri Rassam, en junio de 2019), desfiles de Alta Costura o a la inauguración de algunas tiendas de la empresa de su padre, como el Zara Home de la Plaza de Lugo, en A Coruña.

Marta Ortega y su marido Carlos Torretta marcando estilo en la boda de Felipe Cortina. / gtres

Su vida es discreta, pero ya no invisible, como ocurría hace años. No concede entrevistas, ni posados, pero ya no rehúye a los fotógrafos, se sienta en los «front rows» y acude a convocatorias internacionales como la entrega de los premios CFDA, en la que posó junto a Anna Wintour y Diane von Furstenberg. Los tiempos han cambiado y Marta sabe el interés que despierta y que irá en aumento. Ella no lo ha buscado, pero su posición la va obligando a salir de su caparazón.

La gran boda que nos descubrió el potencial celebrity de Marta Ortega

El gran cambio en su imagen pública fue la celebración de su boda con Carlos Torretta, en la casa familiar de Amancio Ortega, en A Coruña, por todo lo alto, hace tres años. Hubo una ceremonia civil íntima y tres celebraciones y alfombra roja para los invitados, entre los que figuraban el empresario Rosauro Varo, la top Eugenia Silva, el hijo de José María Aznar, Alonso Aznar, el presidente de la Xunta, Alberto Nuñez Feijóo o el prestigioso fotógrafo de moda Peter Lindberg, que realizó las imágenes oficiales de la ceremonia.

Marta vistió para el «sí quiero» un diseño exclusivo de Valentino diseñado por Pierpaolo Piccioli y unos salones escotados de piel en el mismo tono que el vestido. Lució otros tres modelos más –uno rosa, uno plateado y un esmoquin– para las tres celebraciones que hubo antes y después. Parece ser que Marta y Carlos se conocieron en una fiesta de cumpleaños de la modelo Eugenia Silva y que fueron la interiorista Mafalda Muñoz y su marido, el fotógrafo Gonzalo Machado quien los presentó.

Las fotos de la boda de Marta Ortega fueron tomadas por Peter Lindberg / gettyimages

La anónima infancia de la heredera de Inditex

Hasta entonces, las imágenes de Marta habían sido muy pocas. Apenas un par de capturas el día de su primera boda, con el jinete Sergio Álvarez Moya, en 2012, del que se divorció en 2015. Durante su etapa de formación, nada, a pesar de que la prensa ha seguido sus pasos desde entonces. Dicen quienes la conocen que es tenaz y trabajadora, aunque no fue una alumna brillante y, sobre todo, que es una persona sensata, un valor incalculable cuando tu destino es heredar la 11º fortuna del mundo.

Marta y Carlos viven y trabajan hoy en A Coruña, en la empresa familiar, en la sede de Inditex, en Arteixo. Marta trabaja en el departamento de diseño de moda de Zara Woman. Su influencia se notó en la colección de aire SRPLS, la primera colección limitada de la marca, compuesta por básicos que actualizaban el look militar. Trabaja como «senior creative consultant», con un equipo de cuatro personas más. Pero no es la jefa porque en Inditex los grupos de trabajo son horizontales, sin una persona que lleve el mando. Tampoco tiene despacho.

Marta nació en Vigo, en 1984. Sus padres se casaron en 2001, pero llevan cerca de cuarenta años juntos. A los 10 años comenzó a practicar hípica, una de sus pasiones. Su padre construyó entonces el hipódromo de Casas Novas, en Larín, que se convirtió en una de centros punteros del circuito internacional. Allí podía verse a Athina Onassis o a Carlota Casiraghi, ambas amigas íntimas de Marta, que conquistó el Trofeo Príncipe de Asturias y fue campeona de España de su categoría a edad temprana. Sin embargo, nunca se planteó ser amazona profesional. Su destino es otro. Pero sí le gusta correr y ha participado en la carrera de San Silvestre en A Coruña en varias ocasiones.

Marta Ortega es una excelente amazona, incluso llegó a participar en algunas competiciones de salto. / gtres

Tuvo una infancia muy cuidada, con una «au pair» británica. Se educó con los jesuitas en A Coruña y estudió el bachillerato en Suiza. Luego siguió la carrera de empresariales en la European Business School en Londres. En aquella época, estaba especialmente interesada por todo lo relacionado con la responsabilidad corporativa. Habla inglés, francés e italiano. Y ha realizado varios cursos de formación después de la licenciatura, por ejemplo uno de economía financiera.

Marta Ortega, la rica heredera que doblaba camisetas

Cuando tenía 23 años, Marta fue enviada a distintas tiendas Zara del mundo –entre ellas, Londres– para doblar blusas y ordenar los estantes de pantalones vaqueros. Marta había empezado su formación y sus primeros pasos pasaban por entender de cerca cómo funcionaba el negocio. Su primera parada: ser una empleada anónima en las tiendas. Primero pasó por Bershka y, a continuación, por las otras seis marcas de la casa.

Hizo todo lo que hace un dependiente: ordenar la ropa, controlar los stocks y supervisar los camiones de mercancía a las 7.30 de la mañana, dos veces por semana. El único trabajo que nunca hizo fue el de cajera. Inditex no reveló si se habían tomado medidas especiales de seguridad para protegerla.

Vídeo. 10 looks de Zara que Marta Ortega llevó antes que nadie

Marta Ortega siguió el mismo proceso de formación que muchos otros empleados. Aunque todavía no era seguro que se hiciera cargo del negocio, según explicaba el mismo Amancio Ortega. «Es todavía joven y nadie sabe lo que va a ser de su vida a esa edad», explicaba un portavoz de la empresa. Entonces se dijo que Amancio la estaba formando porque planeaba retirarse y otros herederos habían sido descartados. Quince años después, Marta ya ha tomado el camino para suceder a su padre, aunque éste no se ha retirado ni parece que tenga intención de hacerlo.

Después, su formación pasó por varias etapas en los departamentos de finanzas, contabilidad, análisis de ventas y diseño. Pasó por las oficinas de Londres, París y Shanghai. En diciembre de 2006 la nombraron vicepresidenta de dos empresas del holding, Gartler y Partler, que controlaban en esa época el 59% del capital de Inditex. Era un rol simbólico, sin responsabilidades ejecutivas. Pero era una forma de señalar su presencia.

La otra ha llegado con el tiempo: su relevancia social, que sobre todo, ha puesto de moda decenas de estilismos de Zara y de la línea SRPLS que se agotan en minutos. Aunque Marta Ortega mezcla cuidadosamente las piezas del imperio Inditex con otras como la marca de Streetwear R13, los clutches de Loewe, los vestidos de Prada y Chanel o los diseños de fiesta de Alessandro Michele para Gucci. Y por supuesto, Balenciaga y Valentino. Su vida transcurre hoy entre su casa de A Coruña y un piso que compró en una exclusiva zona de Madrid, la Villa de París, donde se alzan elegantes edificios históricos de estilo hausmaniano, con altísimos techos, a 20.000 euros el metro cuadrado.

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