Todas las veces que Paloma Rocasolano intentó robar protagonismo a la Reina Sofía (y las fotos que lo demuestran)

Además de un número cargado de simbolismo, el 02/02/02 fue una fecha mágica: en Ámsterdam se celebró una boda de cuento, la de la argentina Máxima Zorreguieta (aquí te contamos cosas de su pasado que seguramente no sabías) y el entonces Príncipe Guillermo. Aunque no lo tuvieron fácil para conseguir el consentimiento de la Reina y el Parlamento, ya han pasado 19 años desde su 'sí, quiero', y los ahora ya Reyes de Holanda parecen tan enamorados y cómplices como aquel día de invierno en el que toda la realeza europea se reunió para ser testigo de una boda real como pocas: la novia no dejó de sonreír y mostrarse segura, relajada y feliz.
Máxima Zorreguieta y Guillermo de Holanda se casaron el 2 de febrero de 2002 en Ámsterdam., después de dos años de noviazgo. Como ya te contamos aquí, la pareja se conoció en la primavera del 2000 en la Feria de Abril de Sevilla, cuando la argentina salía con un 'broker' de bolsa alemán afincado en Nueva York. Al principio, a ella el príncipe holandés le pareció un tanto bobo, pero cambió de opinión meses después cuando, ya soltera, volvieron a coincidir en una cena en la Gran Manzana.
Como marca la tradición holandesa, la novia entró a la iglesia del brazo de su prometido, algo que seguro que Máxima de Holanda agradeció, pues hacía menos evidente la ausencia de su padre.
La ceremonia religiosa de la boda de Máxima y Guillermo de Holanda se celebró en la Catedral Nueva de Ámsterdam (Nieuwe Kerk) ante una representación de todas las casas reales europeas. Durante todo el oficio, la novia, muy emocionada contuvo las lágrimas. Sin embargo, no pudo evitar echarse a llorar cuando sonó al bandoleón argentino el 'Adiós, Nonino' de Piazzola.
La sencillez del look de novia de Máxima de Holanda poco tiene que ver con el estilo tan personal e inconfundible (a veces maximalista) que ha hecho propio la Reina con el pasar de los años. Diseñado por Valentino, el vestido en seda color marfil presentaba un cuerpo ajustado con escote chimenea y falda evasé adornada con detalles de blonda de encaje. El velo medía solo cinco metros, y era de tul bordado a mano con detalles florales.
El elemento más especial del look de Máxima de Holanda el día de su boda fue, sin duda, la tiara que lució, y que fue un diseño propio creado por la novia a partir de dos piezas del joyero real: sustituyó las grandes perlas de la Tiara de Perlas o Tiara de Margaritas, la misma que utilizó la Reina Beatriz el día de su coronación, por unos broches de diamantes en forma de estrella (regalo de boda a la reina Emma cuando se casó con el rey Guillermo III). Aunque después ha utilizado las piezas originales por separado, desde su boda esta creación única recibe el nombre de Tiara Máxima.
Tras su boda, Máxima Zorreguieta pasó a ser princesa de Orange-Nassau y señora de Amsberg. El 30 de abril de 2013 Máxima y Guillermo eran coronados como Reyes de Holanda y los Países Bajos.
Tras la ceremonia religiosa, los recién casados dejaron Niewe Kerk acompañados del repique de las campanas y los honores de la guardia real, para emprender un recorrido por el centro de Ámsterdam en la conocida como Carroza de Oro, un carruaje ricamente ornamentado y recubierto de hoja de oro que recibió como regalo por su coronación la Reina Guillermina en 1989 y que estaba tirado por seis caballos, ya que solo puede llevar ocho cuando viaja en él la Reina.
En la foto de familia de la boda de Máxima y Guillermo había dos grandes ausencias: los padres de la novia, a quienes el parlamento holandés prohibió asistir por la vinculación de Jorge Zorreguieta al régimen del General Videla (fue secretario de Agricultura y Ganadería durante la dictadura). Los que sí acompañaron a Máxima fueron sus hermanos (Martín, Dolores, Inés y Juan), su madrina (Marcela Cerrutti), y la hermana menor de su madre.
Eso sí, dicen que Máxima de Holanda se saltó el protocolo después del 'sí, quiero' para llamar en cuanto pudo a sus padres, que siguieron el enlace por televisión desde Londres.
Máxima y Guillermo aparecieron en el balcón del Palacio Real para saludar, y allí se mostraron tan cercanos, cómplices y enamorados como han seguido demostrando durante estos 19 años de casados. Allí atendieron los gritos del pueblo y se besaron no una, sino cinco veces, para alboroto de las miles de personas congregadas. Fue Máxima la que animó a su ya marido a demostrar estos gestos de amor en público.