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La princesa Ana de Inglaterra no fue la única infiel de su matrimonio: su marido Mark Phillips tuvo una hija secreta, Felicity Tonkin, a la que nunca ha querido conocer

Gracias a The Crown todos tenemos claro dos cosas de la princesa Ana de Inglaterra, su afición por los caballos y lo poco que duró la estabilidad en su primer matrimonio con el capitán Mark Phillips. Durante años la prensa apuntó a las infidelidades de la princesa como uno de los focos de tensión de la pareja, pero cuando se divorciaron se descubrió que él también había sido infiel: de hecho tenía una hija secreta.

Si quieres conocer más detalles de la vida de la princesa Ana de Inglaterra, pincha en la imagen./gtres

Si quieres conocer más detalles de la vida de la princesa Ana de Inglaterra, pincha en la imagen. / gtres

Silvia Vivas
SILVIA VIVAS

Si no come heno, a Ana no le interesa”, llegó a afirmar el duque de Edimburgo, el príncipe Felipe, sobre su hija, la princesa Ana de Inglaterra. El comentario hacía alusión al verdadero amor de su hija, los caballos, e incidía indirectamente en lo desafortunada que era la vida sentimental de la princesa. Su escasa suerte con su primer marido, el capitán Mark Phillips, se manifestó al poco de casarse. Desde el inicio los rumores afirmaban que la boda del capitán y la hija de la reina Isabel II (de la cuál sabemos su aroma favorito, un perfume oriental empolvado que huele muy bien) fue un acto de despecho ante la imposibilidad de unirse al hombre que realmente amaba, Andrew Parker Bowles. Pocos años después de la boda y un par de hijos más tarde los rumores tuvieron razón, el matrimonio fracasó. El robo de unas cartas de amor del amante de la princesa precipitó la separación de la pareja, pero años fue el escándalode la hija secreta de Mark Phillips lo que convenció a la princesa de pedir el divorcio.

Cómo fue la (desastrosa) aventura de Mark Phillips con Heather Tonkin

Mientras la princesa se decantaba por encontrar a sus amantes entre los hombres destinados a trabajar con ella (y que llevaban uniforme), la infidelidad más sonada de Mark Phillips fue un ligue de una noche y tuvo como fruto el nacimiento de una niña que apenas se lleva cuatro años con su hija legítima Zara Tindall, (sí, la misma que acaba de dar a luz en la bañera de su casa).

La historia que saltó a la prensa vía exclusiva en el The Daily Express en 1991 (y que acabó de convencer a la princesa Ana de que era mejor firmar los papeles del divorcio) afirma que Mark Phillips tuvo una aventura de una noche con una profesora de arte neozelandesa llamada Heather Tonkin a la que conoció (cómo no) en una clínica de equitación en Auckland. El encuentro amoroso tuvo lugar en un hotel cercano y el capitán dejó sus botas de equitación en la puerta para que la profesora de arte supiera a qué puerta debía llamar.

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La sorpresa llegó cuando Heather quedó embarazada y se lo confesó a Mark Phillips que reaccionó sugiriendo que no siguiera adelante con el embarazo y, después, comprando su silencio con cheques a su nombre por un valor de 6000 libras anuales (unos 7000 euros) durante unos años. El pacto de silencio se rompió en 1991 cuando ante el cese de los cheques Heather concedió una entrevista en la que afirmaba que su hija Felicity Tonkin era fruto de su relación con el marido de la princesa Ana de Inglaterra. Y todo estalló.

Cómo es la relación de Mark Phillips con su hija ilegítima

El exmarido de la princesa Ana nunca ha querido saber nada de Felicity Tonkin, ni cuando era un bebé ni cuando dejó de serlo. De hecho Heather Tonkin solo le pedía que dejara inscribir a la niña con el nombre de su padre en la partida de nacimiento, y ni eso concedió. Ante el cese de la manutención disfrazada en los gastos reales como "gatos ecuestres" y la negativa de Mark Phillips a reconocer a la niña, Heather Tonkin llevó el caso a los tribunales. Una prueba de ADN ordenada por el el juez demostró que, efectivamente, Mark Phillips era el padre de Felicity.

Mark Phillips recibiendo un trofeo de manos de la reina Isabel II. / gtres

Pero tener la razón ante la ley no le sirvió de mucho ni a la madre ni a la hija: Mark Phillips nunca se ha reunido con ellas y el tema está prohibido en sus apariciones públicas. Que Haether hablara supuso que la princesa Ana tuviera la excusa perfecta para echar a Mark Phillips de la casa de campo en la que vivía (y que le pertenecía) y para iniciar los trámites del divorcio que se consumaría en 1992.

Nadie de la familia real se ha interesado por la joven neozelandesa, ni sus hermanastros ni su padre biológico. La ambición de Heather Tonkin de que Mark Phillips aceptara públicamente a su hija nunca se ha producido.

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Paradójicamente Felicity Tonkin sienta la misma fascinación por el mundo del caballo que su “familia británica”: es veterinaria equina y su marido es un jugador de polo, de hecho, en alguna ocasión ha coincidido en los mismos eventos ecuestres que su padre, como por ejemplo en un torneo en Nueva Zelanda de 1999 o cuando su marido disputó la Royal Windsor Cup frente a la reina Isabel II… pero padre e hija nunca se han dirigido la palabra.

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