40 AÑOS COMO BARONESA
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Hace tiempo, prácticamente la mitad de su vida, que Carmen Cervera (82 años) abandonó el plano que habitamos el común de los mortales. El 16 de agosto de 1985 se casó con el barón Heinrich von Thyssen-Bornemisza, uno de los hombres más ricos del mundo, y se convirtió en aristócrata consorte, un 'upgrade' considerable para una mujer que, hasta esa fecha, no había tenido más destino que el de su belleza.
El rotundo y chispeante físico de Tita, muy llamativo entonces, mereció en 1961 las bandas de Miss Cataluña, Miss España y el tercer puesto en Miss Europa, Miss Mundo y Miss Universo. Aquella 'megamiss' es hoy fundadora de tres museos: el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid; el Museo Carmen Thyssen, en Málaga; y el Museu Carmen Thyssen, en Andorra.
«Mi vida ha sido siempre un poco trágica», confesó Carmen, Tita, al programa 'Lazos de sangre' de Televisión Española. Se refería al fallecimiento en 1973 de Lex Barker, su primer marido, estrella de Hollywood gracias a al personaje de Tarzán y víctima de un ataque al corazón en la Quinta Avenida. Pero, sobre todo, a su adorada madre, desaparecida en 1992, y a su hermano, del que se despidió en 2003.
Aunque su vida sentimental adulta fue apasionante, el tramo de la biografía de Carmen Cervera menos claro, el que más interés suscita, tiene que ver con su infancia y juventud. Son los años en los que se tramó la ambición que, a la postre, la hizo entrar a lo grande en la aristocracia europea. Y en la élite del coleccionismo global.
«Creo que no hay ninguna diferencia entre la niña Tita y yo, ahora», confesó la baronesa Thyssen en aquel programa. «Leí unos diarios de cuando tenía 10, 11, 13 años y me muero de risa porque era igual. Un poco inocente. Ingenua. Era 'tontona'. Era una 'vivalavirgen'. No he cambiado. Parece mentira».
En aquellos famosos diarios, la niña Tita volcó sus celos de Jean Simmons, novia de su 'crush', el actor Stuart Granger. También escribió en ellos que se casaría con Baker. Lo hizo el mismo día que le conoció, mediante el subterfugio de pedirle un autógrafo en un avión.
La biografía de película de Carmen Cervera está plagada de anécdotas de todo tipo y, sobre todo, de amores tremendos. Tras Lex Baker, dos 'playboys' la marcaron para siempre: el peligroso venezolano Espartaco Santoni; con el que se casó, y el amable español Manolo Segura, padre de su hijo Borja. Ninguno de los dos gustó un pelo a su madre.
«Eran uña y carne», subrayó Manolo Segura sobre la relación entre ambas. Artífice de su hija, inspiración, consejera y amiga del alma, Tita jamás se separó de ella. Cuando vio que su flechazo con el barón Thyssen iba en serio, le advirtió: «Yo voy con mis perritos y con mi madre». Heini no pudo resistirse, como tampoco Baker, Santoni y Segura se resistieron a la alegría de vivir de Carmen. Eso que ella llama ser 'tontona'.
«Mi madre insistió mucho en cuidarme desde que era pequeña, porque vio que yo era un poco despistada. Siempre me pedía que recapacitara. Veía que yo era muy lanzada», admitió la baronesa Thyssen, ya viuda. De su vida infantil y adolescente sabemos lo mínimo: «Viví rodeada de perritos en una familia muy bonita», dijo en 'Lazos de sangre'. «Crecí con mucho cariño. Mi madre se casó con 17 años. Sé que mi padre estaba enamorado de ella y sé que ella, a su manera , también. Pero por alguna razón se separaron. Yo no sufrí. No tuve trauma».
Buscando pistas aquí y allá, rastreando las declaraciones que Carmen Thyssen ha realizado en las entrevistas que ha concedido, podemos decir más bien poco de la infancia de Tita. Lo sustancial tiene que ver con su madre: tan despampanante, que su hija jamás se sintió realmente guapa y recibió con incredulidad las bandas de miss que obtuvo en 1961. «Por las mañanas la escuchaba cantando, feliz, divertida, Tenia una voz maravillosa de soprano pero, aunque tomaba clases de canto, no llegó a a cantante de ópera».
La familia no era rica y vivía en el ensanche de Barcelona, en el barrio obrero de Ciutat Vella, en los durísimos años 40. Para los que no tenían fortuna ni apellidos, la gran mayoría, la posguerra fue horrible. Los datos que se dan acerca de los padres de la baronesa Thyssen no son siempre coherentes.
Parece que Enrique Cervera Anfruns y Manent era mecánico con un humilde taller en la calle Balmes. Sin embargo, en algunas biografías se aseguran que era ingeniero industrial y hasta se menciona a un abuelo aristócrata: en realidad fueron agricultores. La madre de Tita, María del Carmen Fernández de la Guerra, se soñaba artista. Se separó cuando su hija tenía cinco años.
Todo lo que va del nacimiento de la baronesa Thyssen a su debut para el 'show business' en los concursos de 'misses' es un misterio. Pese a las estrecheces económicas que debió sufrir la familia, la niña Tita recibió una educación exquisita en los mejores colegios españoles y europeos, todos privados.
La niña Tita acudía, según sostuvo ella misma, a las fiestas más exclusivas de las familias más importantes de Barcelona. Se codeaba con lo mejor de la alta sociedad local, siendo de clase trabajadora. ¿Cómo logró su madre, una mujer separada en tiempos donde aquello era un anatema, 'colocar' a su niña tan alto, tan rápido?
Intuimos que el misterio de los Cervera explica que ninguno de los intentos de llevar a término una biografía de Carmen Thyssen haya tenido éxito. Han sido tres: con el aristócrata José Luis de Vilallonga, biógrafo del rey emérito Juan Carlos; con la escritora Concha Calleja y, en 2023, con la periodista Nieves Herrero. Esta llegó a guardar 600 páginas en su ordenador que no pasaron la criba de la baronesa. Poco después de rechazar el manuscrito, Tita anunció que escribiría sus memorias ella misma.
Existe, sin embargo, una biografía no autorizada de Carmen Cervera firmada por los periodistas Teo Lozano y Goya Ruiz y publicada en 2008 en la editorial Temas de Hoy. El texto fulmina eufemismos y pinta un cuadro bien distinto al que se apunta en las amables entrevistas a la baronesa.
Solo desde ese relato, crudísimo, se entienden algunas frases de Tita que no se compadecen con su oficial vida entre algodones. «Naces llorando y tienes que aprender a sonreír pitando», soltó en Televisión Española. Ya no son tiempos de juzgar a mujeres como Carmen Thyssen. No la juzgamos: la escuchamos porque su sabiduría vital es maravillosa.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.