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En Sevilla

Las tradiciones de Semana Santa que los Alba han heredado de Cayetana: procesiones, devoción y torrijas en el Palacio de Dueñas

La duquesa de Alba estuvo desde siempre muy vinculada con la Semana Santa sevillana y su familia ha querido continuar con las costumbres que ella impulsó.

El duque de Huéscar, con su mujer, Sofía Palazuelo. gtres

Las cenizas de la duquesa de Alba descansan desde su muerte en 2014 en el Santuario de los Gitanos de Sevilla, junto al Señor de la Salud y la Virgen de las Angustias, como ella deseó. Gran benefactora de la hermandad, su devoción se hacía especialmente patente cada año con la llegada de la Semana Santa, la fecha más tradicional para la aristocrática Casa de Alba.

Tras la muerte de Cayetana de Alba, su familia ha querido continuar con esa tradición de participar activamente de la Semana Santa de la ciudad andaluza, centrada en su caso en torno al Palacio de Las Dueñas. Año tras año, los descendientes de la duquesa se reúnen en la cancela de esta joya arquitectónica de estilo gótico-mudéjar y renacentista para recibir en la madrugada del Jueves Santo la visita de la Virgen de las Angustias Coronada y El Señor de la Salud.

En 2024, por desgracia, no pudo cumplirse con este ritual. Por primera vez en los anteriores trece años, descontando la pandemia, la lluvia impedía que saliesen a la calle las hermandades de la Madrugá sevillana. Las malas condiciones climatológicas provocaron entonces que la Hermandad del Cristo de los Gitanos anunciara la cancelación de su Estación de Penitencia, pero este año el clima se presenta más benigno, por lo que los Alba podrán resarcirse y recuperar la tradición.

La duquesa de Alba y la hermandad de los Gitanos

La duquesa de Alba vivió desde su juventud con notable fervor y devoción cada año esta fecha. Era por respeto a la aristócrata, y para agradecerle sus muchas ayudas, que cada madrugada del Jueves Santo los costaleros del Cristo de los Gitanos parasen en la puerta del palacio. Esta costumbre se mantuvo mientras su salud se lo permitió.

Mientras la familia Ordóñez se decantaba por la Esperanza de Triana, el amor por la Semana Santa de la duquesa, principalmente por los titulares de la hermandad de Los Gitanos, quedó materializado en la entrega de multitud de valiosas piezas patrimoniales, desde bordados a orfebrería. Entre ellas destacan el manto bordado en oro, de color granate, con el escudo de la Casa de Alba en el centro, para la Virgen de las Angustias. También pagó de su bolsillo la reconstrucción del antiguo convento del Valle, para que fuera sede definitiva de la errante hermandad. En la actualidad, es el santuario de la corporación.

La duquesa de Alba durante la Semana Santa junto a Alfonso Díez, Curro Romero y Carmen Tello. gtres

Pero la vinculación de Cayetana de Alba con la Semana Santa sevillana no termina en Los Gitanos. Cayetana fue hermana del Gran Poder, Montesión y de la Macarena. Pero a la Virgen de la Esperanza le tenía especial devoción: en los años 60, incluso cedía joyas para que las luciera en procesión. También era muy amiga de Juanita Reina, con la que compartió el honor de ser camareras honorarias y ambas asistieron de mantilla a la coronación de la Virgen en 1964.

Buenos amigos y sobrios menús en la Casa de Alba

Aunque la recordada duquesa no esté ya entre nosotros, estas tradiciones las han continuado en la actualidad sus hijos y nietos, a los que es habitual ver en las procesiones sevillanas cada año. Los Alba mantienen la costumbre de reunirse en el Palacio de Dueñas cada Jueves Santo para recibir las tallas, admirarlas y entonar una saeta en recuerdo de la fallecida aristócrata, antes de realizar el toque de martillo que marca la levantá para que los pasos continúen su recorrido.

Esta fecha era motivo también para que se reunieran junto a la duquesa, además de sus familiares, un buen grupo de sus más íntimos amigos. Entre ellos no solían faltar Carmen Tello y Curro Romero, Pepita Sánchez-Dalp, marquesa de Saltillo o los diseñadores Victorio y Lucchino.

La parte gastronómica también era importante en estas celebraciones. Para la madrugá, el servicio prepara un refrigerio sencillo que incluye sándwiches, tortilla de patata, canapés y dulces variados. Pero la cita más señalada es durante la comida de Viernes Santo, cuando la familia se reúne en Las Dueñas para disfrutar de una paella y de las tradicionales torrijas.