rey sin trono

Cómo fue el triste y largo exilio de Constantino de Grecia: dinero prestado, negocios discretos y amistad con los Windsor

La vida del rey Constantino de Grecia tuvo un deje amargo por culpa del exilio. Recibió el apoyo de sus parientes, incluida la reina Isabel, y trató de recuperar las propiedades incautadas a la familia real. Tras casi 40 años, cumplió su deseo de regresar y morir en Grecia.

Constantino y Ana María de Grecia, con dos de sus hijos. GTRES
El triste y largo exilio de Constantino de Grecia: dinero prestado, negocios discretos y pelea por sus propiedades
Elena Castelló

El 13 de diciembre de 1967, la familia real griega dejó su país y partió al exilio. Constantino II fue el último rey de los helenos. Durante los primeros cinco años, se refugió en Italia. Al igual que su abuelo, Constantino I, y su tío, Jorge II, Constantino que había sido el rey más joven de Europa en llegar al trono, en 1964, con 24 años, se veía obligado a huir. El 21 de abril de 1967, había intentado hacer frente a un golpe militar pactando con sus promotores.

Constantino estaba aislado y confuso y quería evitar un derramamiento de sangre. Meses más tarde, en diciembre, el 13 de diciembre de 1967, el joven rey lanzó un contragolpe que fracasó y le llevó al exilio. Constantino, despojado de sus bienes, tuvo que pedirle dinero prestado para el combustible del avión que pilotó hasta Italia a su ayuda de cámara y al rey Juan Carlos, su cuñado, quien le prestó también algunos trajes. La reina Ana María estaba embarazada de su tercer hijo y sufrió un aborto. En 1974, se abolió la monarquía en Grecia, tras un referéndum.

Los reyes habían tenido a sus dos hijos mayores durante su reinado en Atenas: Alexia, en 1965, y Pablo, el heredero, en 1967. Su tercer hijo Nicolás nació en Roma en 1969. En los años setenta, Constantino y Ana María, un matrimonio enamorado y armónico, vivió, sin embargo, una profunda crisis. Tras los años pasados en Italia, Constantino, Ana María y sus hijos se instalaron en Londres, en el elegante barrio de Hampstead.

Allí nacieron sus hijos pequeños, Teodora, en 1983, y Philippos, en 1986. Durante 40 años, no pudieron volver a Grecia, salvo unas pocas horas, en 1981, para enterrar a la madre de Constantino, la reina Federica, en el Palacio de Tatoi, donde descansa toda la familia real griega. Federica había fallecido días antes en Madrid, donde pasaba temporadas con la reina Sofía, tras una leve operación de estética.

Los negocios discretos de Constantino

El estado había confiscado la finca de Tatoi, la de Mon repos, en Corfú, donde había nacido el tío de Constantino, el duque de Edimburgo, y casi 3.000 hectáreas de bosques situados en el centro del país. Constantino tuvo que buscar la manera de mantener a su familia y emprendió algunos discretos negocios en Londres con compatriotas griegos y, según se dice, la ayuda de su cuñado, el rey Juan Carlos. Creó el Colegio Helénico, donde estudiaron sus hijos, que fueron educados según las costumbres griegas y hablaban normalmente entre ellos en griego.

Durante todos los años de su exilio en Gran Bretaña, la familia real griega gozó de la especial relación que mantenía con la familia real británica, que siempre apreció a sus primos griegos. Constantino y Ana María seguían siendo «sus majestades» para ellos. Visitaban con frecuencia Buckingham y asistían a fiestas de la aristocracia con los Windsor. Constantino pertenecía a la Casa de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, una rama de la dinastía danesa de Oldemburg.

Constantino de Grecia y Juan Carlos I de España en 1970. GTRES

Nació, el 2 de junio de 1940, en una residencia de Psykhikó, cerca de Atenas. Era el segundo hijo de los entonces príncipes Pablo, hermano del rey Jorge II, y Federica de Hannover. Su hermana mayor era la reina Sofía de España, y la menor, la princesa Irene. Por sus venas corría sangre alemana, prusiana, rusa y danesa. Su madre, Federica de Hannover, era nieta del emperador Guillermo II de Alemania, y su padre, el rey Pablo, el tercer hijo de Constantino I de Grecia, hijo de la reina Olga, Gran Duquesa de Rusia y princesa de Dinamarca.

Una estrecha relación con los Windsor

Constantino era príncipe de Dinamarca y Grecia. Al igual que Constantino, Felipe de Edimburgo, que había nacido en el palacio de Mon Repos, en Corfú, era también un Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, nieto del rey Jorge I de Grecia. Era primo hermano del padre de Constantino, el rey Pablo. Los Windsor y los Grecia se saludaban siempre con dos besos –incluyendo a la reina Isabel II–, en atención a su relación familiar.

La relación de parentesco era también estrecha con la reina Isabel. A finales del siglo XIX, el futuro rey Eduardo VII, hijo de la reina Victoria, contrajo matrimonio con la princesa Alejandra de Dinamarca, hermana de Jorge I, el primer rey de Grecia. Estos vínculos hicieron que Isabel II acudiera a numerosas celebraciones familiares con los Grecia, como la boda de la princesa Alexia, su primogénita, con el español Carlos Morales, celebrada en Londres en 1999. El rey Carlos III designó a Constantino padrino de su primogénito, el príncipe Guillermo, y la princesa Diana fue madrina del príncipe Philippos, el hijo menor de Constantino y Ana María.

De carácter apacible y discreto, Constantino aceptó su amargo destino. Un rey con corona, pero sin trono es alguien despojado del sentido que tiene su vida, del destino para el que ha nacido y para el que fue educado. Él ya había conocido el exilio cuando tenía un año de edad y las fuerzas del Eje invadieron Grecia. La familia tuvo que partir a Egipto y a Sudáfrica, donde permanecieron cinco años.

De regreso a Grecia, Constantino empezó su formación, que le llevaría a las academias militares, a la Universidad de Atenas, donde estudió Derecho, y a una escuela especial de la OTAN en Alemania. Se convirtió en heredero –diadocos, en griego– cuando el rey Jorge II, su tío paterno, murió, en 1947.

Constantino de Grecia, el rey mejor preparado

Constantino era, además, un gran deportista, que consiguió, la medalla de oro en vela, en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960. Su nacimiento había supuesto un gran alivio en una familia sin herederos. Poco antes de su matrimonio con la princesa Ana María de Dinamarca, hermana de la actual Reina Margarita y prima de Constantino, falleció el rey Pablo, su padre, y Constantino ascendió al trono como Constantino II. Era el rey con la mejor educación que había recibido un monarca heleno. Pero joven e inexperto, no supo mantener el timón de la corona.

Su reinado duró poco, aunque nunca renunció a sus derechos dinásticos. Pero sí tuvo que dejar atrás todo aquello para lo que había sido educado. Su vida fue tranquila, pero melancólica. De celebración familiar en celebración familiar, cultivó las relaciones con todos sus parientes a lo largo y ancho de Europa.

Constantino de Grecia junto a Ana María, el día de su boda. GTRES

Decidió dedicarse a reclamar las propiedades de su familia en Grecia o, en su lugar, las compensaciones debidas. En 1992, Constantino llegó a un acuerdo con el primer ministro Constantinos Mitsotakis, por el que el monarca cedía una parte de sus bienes a una serie de fundaciones a cambio de la propiedad del palacio de Tatoi, y podía sacar de Grecia algunas propiedades de los palacios reales. Pero el Gobierno decidió, un año después, nacionalizar todas sus posesiones y le denegaron el pasaporte griego.

Constantino demandó entonces al gobierno griego ante la Corte Europea de Derechos Humanos, reclamando un pasaporte griego y una indemnización por la incautación de sus bienes. Consiguió cuatro millones de euros, y recuperó algunas propiedades. En 2004 visitó al presidente Konstandinos Stephanopoulos. Su labor en el Comité Olímpico Internacional fue también crucial para que España obtuviera la sede de los Juegos de 1992 en Barcelona.

Constantino regresó definitivamente con su familia en 2013. Desde entonces, él y Ana María vivieron en Grecia, primero en Porto Heli, junto al mar, en el Peloponeso y, más tarde, en una casa en el centro de Atenas, para estar cerca del hospital. Sus problemas de salud empezaron a agravarse. Falleció el 10 de enero en Atenas, a los 82 años, a consecuencia de un derrame cerebral. Está enterrado en Tatoi, junto a sus padres, frente al mar, como siempre quiso.

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Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.