joyero royal
joyero royal
Eugenia de Grecia y Dinamarca era hija del príncipe Jorge de Grecia y de la princesa María Bonaparte (que llegó a ser una famosa psicoanalista y discípula de Freud), y nieta del rey Jorge I y de la reina Olga –archiduquesa Romanov–. Era prima del duque de Edimburgo, de la princesa Marina, duquesa de Kent, de la reina Elena de Rumania, de la duquesa de Aosta y del príncipe Miguel de Grecia.
En 1938, Eugenia contrajo matrimonio con el príncipe polaco Dominik Rainer Radziwiłł, en la iglesia de Saint-Louis des Invalides, en Paris. Tuvieron dos hijos, la princesa Tatiana –íntima amiga de la reina Sofía, ambas son bisnietas de Jorge I y primas en segundo grado– y el príncipe Jerzy. Pero el divorcio llegó en 1946.
Tres años más tarde, Eugenia volvió a casarse, esta vez con el príncipe Raymundo della Torre e Tasso –la rama italiana de los Thurn und Taxis– y duque de Castel Duino. El nuevo matrimonio tuvo un hijo, el príncipe Carlo Alessandro, que se convertiría en el III duque de Castel Duino. Esta unión también acabó en divorcio, en 1965. Eugenia tenía inquietudes intelectuales y, en sus últimos años, escribió una biografía del Tsarevich Alexei de Rusia, que se publicó de forma póstuma, en 1990.
Eugenia, prima de la reina Sofía, es la protagonista de una curiosa historia relacionada con la tiara que usó en su primera boda. La princesa de Grecia y Dinamarca llevó la tiara Radziwill, una importante joya de familia. Esta tiara está compuesta por una base de oro plateado decorada con numerosos diamantes de talla antigua, rosa y de los dos tipos y se despliega en lazos y guirnaldas.
Originalmente, esta estructura estaba rematada con siete grandes diamantes verticales tallados en forma de pera. Era una creación de Chaumet de 1880. En 1881, la tiara fue entregada como regalo de bodas a María de Los Dolores de Agramonte al casarse con el príncipe Dominik Radziwiłł, abuelo del esposo de Eugenia. La entonces princesa Radziwiłł, de origen español, lució la tiara en un retrato realizado poco tiempo después de su boda.
Cuando su hijo, el príncipe Hieronim Mikołaj Radziwiłł, contrajo matrimonio con la archiduquesa Renata de Austria, en 1909, la tiara Chaumet fue un obsequio de María de los Dolores Radziwiłł a su nueva nuera. La archiduquesa la lució el día de su boda. En 1938, la tiara Radziwiłł pasó a las manos de la princesa Eugenia. Fue una de las joyas que se le regalaron al casarse con el hijo de la archiduquesa Renata, el príncipe Dominik Radziwiłł. Eugenia también la utilizó el día de su enlace.
Tras la II Guerra Mundial, los Radziwill perdieron todas sus propiedades en Polonia y Eugenia y Dominik se divorciaron en 1946. Acuciado por la mala situación económica, Dominik sacó de su banco la tiara Chaumet con sus diamantes en forma de pera, junto con un collar que había pertenecido a los Habsburgo, una doble hilera de diamantes, un broche de diamantes y un conjunto de joyas de esmeraldas que habían pertenecido a la emperatriz María Teresa de Austria. Su ex esposa Eugenia inició un proceso ante los tribunales, puesto que esas joyas, según su versión, habían sido un regalo de su suegro, el príncipe Hieronim Mikołaj, por su boda.
Tras años de enfrentamientos, Eugenia y Dominik llegaron a un acuerdo extrajudicial. Dominik se quedó con la tiara y con el collar de los Habsburgo, que acabó vendiendo en 1950. Muy probablemente, hizo lo mismo con la tiara Chaumet. Tatiana, la prima segunda e intima amiga de la reina Sofía, nunca pudo utilizar esta tiara, pero afortunadamente heredó otra que utilizó en los eventos de la realeza en los años cincuenta y sesenta.
En el año 2000, la casa de subastas Hindman de Chicago sacó la tiara a subasta. Pero, sorpresa, la tiara no estaba intacta: los siete grandes diamantes que la coronaban habían sido retirados y reemplazados por cristales por uno de sus propietarios anteriores, quizá le propio príncipe Radziwill. La tiara salió a subasta con un precio inicial de 8.000 euros y finalmente se vendió por 69.000 euros. A pesar de sus vicisitudes es una pieza histórica excepcional. La adquirió Chaumet, la misma firma que la había realizado.
La joyería la restauró y engastó, de nuevo, siete diamantes antiguos, adquiridos para la ocasión. La tiara sigue en manos de Chaumet y fue una de las que la firma presentó a Victoria Romanovna Bettarini, antes de su boda con el Gran Duque Jorge de Rusia en 2021, aunque finalmente Bettarini lució otra diadema, la tiara Lacis, una creación de la firma de 440 diamantes, que evocaba una diadema rusa.