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Los problemas de la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo que ponen en riesgo el reinado de su marido (de nuevo)

Los peores rumores contra la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo vuelven a coger forma: un nuevo testimonio de una empleada la describe de la peor forma.

La gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo gtres

No todos los pequeños estados que sobreviven en el mapa de Europa manejan una de carpeta de cotilleos tan abultada como la de Mónaco. Algunos, como Liechtenstein, apenas aparecen en la crónica rosa cuando alguien se casa. Otros, como Luxemburgo, aspiran a semejante anonimato, pero su Gran Duquesa María Teresa se lo está poniendo difícil.

Luxemburgo es una monarquía parlamentaria y el único Gran Ducado que sobrevive en la actualidad. Al frente de su gobierno se encuentran dos poderes que parecen estar enfrentados si seguimos las pistas que deja la prensa aquí y allá.

De un lado está el primer ministro, Xavier Bettel, y de otro el Gran Duque Enrique. Y en el centro de este juego de tronos se encuentra la esposa del regente, María Teresa de Luxemburgo, que ha regresado a los medios más populares por los peores motivos.

Los escándalos (que siempre vuelven) de María Teresa de Luxemburgo

Mal que le pese a María Teresa de Luxemburgo la gran duquesa ha llamado la atención en los medios internacionales por sus tensiones familiares (con conflictos con la suegra incluidos) y las malas relaciones con su séquito que por su labor en defensa de las mujeres que han sufrido violencia sexual en conflictos bélicos, una labor humanitaria a la que dedica toda su agenda.

El punto máximo de su mala prensa y baja popularidad le llegó en 2020, momento en el que acapara portadas y titulares del tipo «una Gran Duquesa fuera de control». El famoso informe Waringo, una completa auditoría de las finanzas la Casa Ducal que el primer ministro solicitó a un inspector independiente, supuso un mazazo para la reputación de María Teresa de Luxemburgo y confirmaba los peores rumores sobre ella.

El Gran Duque Enrique y la Gran Duquesa María Teresa con sus nietos. instagram

El documento la retrataba como la peor de las jefas posibles: un tercio de la plantilla de palacio la había abandonado de 2015 a 2020 y del generoso presupuesto de 11 millones de euros que recibía la familia ducal, ocho millones se habían volatilizado en la misión de contratar personal nuevo y pagar jugosas indemnizaciones a los despedidos.

El semanario luxemburgués d'Lëtzebuerger Land llegó a describirla como «una dictadora a la que nadie se atreve a enfrentar». El diario «Le Quotidien» escribía que la Gran Duquesa «hace absolutamente lo que quiere cuando quiere», incluyendo financiar su ONG con dinero del erario público y pagar a sus colaboradores sueldos superiores a los del propio primer ministro luxemburgués.

De aquel terremoto mediático la Gran Duquesa quedó tocada: su papel en la Casa Ducal quedó oficialmente cercenado, se le quitaron responsabilidades y la propia María Teresa habló en el Paris Match de la posibilidad de que ella y su marido abdicaran y abandonaran el primer plano. Así de dolida estaba.

Después de aquello llegó el silencio y la moderación y una campaña orquestada desde palacio para que María Teresa volviera a ser considerada un activo beneficioso para la Gran Casa Ducal. A punto han estado de conseguirlo hasta que el pasado ha vuelto a perseguirla, eso sí, con la ayuda de d'Lëtzebuerger Land que se ha convertido en el azote de la Gran Casa Ducal.

El semanario se ha hecho eco de que el Ministerio de Estado ha confirmado que la Gran Duquesa tuvo un «altercado verbal» (que la forma royal de pelearse a gritos) con una empleada que posteriormente fue cambiada de labor y que finalmente pidió el traslado, cosa que le fue concedida.

Jacques Flies, el Secretario General del Consejo de Gobierno y Representante del Gobierno en el Comité de Coordinación de la Casa del Gran Duque ha pasado por el trago de explicar el caso y aclarar que esa forma de tratar al personal es inaceptable.

Inaceptable o no, todas las pistas de que el comportamiento de la gran duquesa se iba a repetir estaban ahí. Y la clave de todo es que posee el apoyo completo y absoluto de su esposo que no duda en desafiar al gobierno para colocar a su mujer por encima del bien y el mal.

instagram

Tras la tormenta de Waringo y las decisiones que conllevaron la pérdida de poder de la gran duquesa la pareja ducal buscó medios afines (el Paris Match, concretamente) para conceder una entrevista en la que quedó claro que el Gran Duque Enrique Nassau estaban en contra de cortarle las alas a la duquesa tuviera el genio que tuviera.

«Para mí, la monarquía debe ser apoyada por la pareja reinante y la familia Gran Ducal», afirmó el Gran Duque alterando lo que había firmado con el Gobierno en la reforma de la corte que prometió apoyar y que un año más tarde intentó dinamitar para que la Gran Duquesa recuperar su influencia. Una influencia puesta de nuevo en cuestión porque el carácter de María Teresa de Luxemburgo y su trato con su séquito parece ser el mismo de siempre: malo.