El hombre que despidió al príncipe Harry y Meghan Markle por timadores cuenta la verdad sobre su contrato de 20 millones de euros

Cuando el príncipe Harry y Meghan Markle aterrizaron en Estados Unidos, se posicionaron abiertamente como las víctimas propiciatorias de un complot palaciego que suscitó la compasión global. Su relato no carecía de elementos preocupantes y, sin duda, hizo temblar los cimientos de Buckingham Palace probablemente para bien. ¿Qué ha pasado para que, en cuestión de meses, pasaran de refugiados con alfombra roja a ser catalogados como un timo?

Si hubo alguien que elucubró un plan secreto de los duques de Sussex para convertirse en la 'royal family' que Estados Unidos jamás tuvo, se equivocó. Hemos visto cómo, al contrario de lo predicho, Harry y Meghan escaparon de Londres sin más plan que fluir con los acontecimientos. Una prerrogativa diva de los muy amparados por un apellido o una fortuna que, a la postre, se ha revelado inútil en 'los States'. Un lugar donde el nombre importa, pero no hipnotiza.

Tres fueron los contratos que permitieron al príncipe Harry y Meghan Markle postularse como 'los nuevos Obama' y soñar con una proyección de líderes globales de nuevo cuño. Los dos primeros, con Netflix y con la editorial Penguin Random House, funcionaron gracias al compromiso del duque de Sussex con la denuncia de sus tristezas familiares y miserias palaciegas. Las polémicas memorias, ' Spare', y el documental, 'Harry y Meghan', fueron buenos negocios.

Evidentemente, tanto Netflix como Penguin Random House se aseguraron de que el contenido primordial que los duques de Sussex elaborarían para ellos tenía que ver con la familia real británica que es, en realidad, la verdadera máquina de hacer dinero en el entretenimiento. De hecho, ya se rumorea que es ahora Meghan Markle la que podría protagonizar otro peligroso libro de memorias y el subsiguiente documental contando su propia experiencia con los Windsor.

El tercer contrato millonario que los duques de Sussex firmaron al llegar a Estados Unidos fue con Spotify, la poderosa plataforma de audio que en aquel momento se lanzaba a producir podcast de interés global. ¿Cómo no contar con Meghan y Harry, una de las pocas parejas capaces de interesar de Alaska a Nueva Zelanda? La confianza en ellos se plasmó en un cheque con muchísimos ceros: casi 20 millones de euros.

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El acuerdo con Spotify fue, además de multimillonario, un voto de confianza de la industria en los Sussex, pues Harry y Meghan se lanzaron a crear contenido original, no directamente asociado con su mal vivir en Buckingham Palace con la familia real. En principio, se esperaba que los Sussex fueran capaces de interesar más allá de sus problemas del primer mundo y, de hecho, ellos prometieron el oro y el moro. Eso es lo que ahora sabemos, gracias al primer ejecutivo de Spotify, Daniel Ek.

Cuatro meses después de que Spotify rompiera el contrato con Meghan Markle y el príncipe Harry, sabemos gracias a la entrevista que Daniel Ek ha concedido a BBC cómo fue la intrahistoria de dicha ruptura. Y podemos entender mejor porqué Bill Simmons, jefe de innovación y monetización de la plataforma, los llamó «timadores». De hecho, aseguró: «Así deberíamos haber llamado su podcast«.

«Necesitaría emborracharme para contar la conversación por Zoom que tuve con Harry para ayudarle con sus ideas sobre podcast», explicó Simmons. Parece que el duque de Sussex aseguraba que pretendía entrevistar a Vladimir Putin, Donald Trump, el Papa Francisco o Mark Zuckerberg para hablar de sus traumas de infancia. Una locura.

Al final, el podcast que Meghan Markle pudo sacar adelante, Archewell, contó con invitadas de su propio grupo de amigas ricas: Paris Hilton, Mindy Kaling o Serena Williams. Y aunque ganó algún que otro premio que pudo ser previamente contratado, no alcanzó las expectativas de Spotify, como ahora sabemos gracias a su CEO, Daniel Ek. De hecho, ni uno solo de sus episodios fue rentable.

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Aunque Ek aseguró en la BBC que la ruptura había sido amistosa y acordada por ambas partes, lo cierto es que en los dos años y medio en los que el contrato de los duques de Sussex con Spotify estuvo vigente, «solo lograron grabar doce podcast». La capacidad productora de Meghan y Harry no alcanzó ni a una hora de audio cada dos meses.

«Al final, no lograron hacer felices a los consumidores de podcasts», explicó el jefe de Spotify, quien procuró manifestarse de manera mucho más cuidadosa que otros ejecutivos de la compañía. Sin embargo, dejó en evidencia las dificultades de los duques de Sussex para enfrentar el trabajo real que requiere la producción de contenido. Próximamente tendrán otra oportunidad para demostrar que sí pueden y quieren trabajar, esta vez como productores de cine para Netflix.

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