Iñaki Urdangarin cumple 57 años: las revelaciones más dolorosas sobre la infanta Cristina y cómo se han hecho públicas

Iñaki Urdangarin ha rehecho su vida en la ciudad que le vio nacer, hace 57 años: Vitoria. Junto a su madre, Claire Liebaert, trata de reconstruir una biografía marcada por su matrimonio con la infanta Cristina, una historia de amor olímpica que hizo correr ríos de tinta, y por un caso de corrupción que, 20 años después de casarse, le llevó a la cárcel. No es fácil. De momento, solo su vida sentimental ha tenido reparación, al lado de Ainhoa Armentia.

El ex duque de Palma trata de hacer ver que vive como el común de los mortales, pero lo cierto es que no ha logrado restablecer los parámetros de una rutina convencional. Iñaki Urdangarin no encuentra trabajo, con lo que su sustento procede, hay que inferir, del acuerdo de divorcio que terminó con sus 25 años de matrimonio con la infanta Cristina. Pero, además, no mantiene una relación fluida con sus hijos, Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene. Ocho años después del shock de una sentencia e culpabilidad, ¿por qué no han cicatrizado estas heridas?

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Aunque el encarcelamiento de Iñaki Urdangarin, como sabemos, pasó factura a toda la familia, no solo fue el delito económico lo que echó a perder la relación de confianza en el clan. Fueron, además, toda una cascada de revelaciones sobre el comportamiento íntimo del ex deportista las que hicieron sufrir, sobre todo, a la infanta Cristina. En especial, las que abundaron acerca de la relación personal de la pareja. Algunas confesiones son, además, recientes. Todas tienen algo en común: llegaron a los medios de comunicación.

El daño en forma de humillación que más deterioró la relación de pareja de Iñaki Urdangarin fue el causado por la filtración de una serie de correos electrónicos de los que se colegía que el ex duque de Palma había mantenido una relación sentimental paralela a su matrimonio. La infanta Cristina perdonó, pero la publicación del contenido de aquellos emails forma ya parte de la historia negra de la monarquía española. Para bochorno general, Urdangarin firmaba «el duque emPalmado».

En julio de 2013, aquellas comunicaciones entre Iñaki Urdangarin y su supuesta amante terminaron por destruir la confianza ciega en el núcleo familiar. Los correos, intercambiados entre 2003 y 2004, desvelaron que su relación con una ex novia, más tarde casada con uno de los mejores amigos del ex deportista (jugador en el equipo de balonmano FC Barcelona), continuaba. De hecho, se publicó que ambas parejas fueron testigos en sus respectivas bodas.

Esto es lo que escribía la anónima amante de Iñaki Urdangarin: «Al final será verdad que no nos quedará ni París. Besitos. Intentaré llamarte a todos los sitios posibles». Y esto decía él: «He pensado que quizá sería un buen momento para vernos pero… cuántos problemas. Sitio, hora, trabajo, niños, el marcaje… seguro que es imposible. Otra ocasión que pasa. (…) No sé ni cómo ni cuándo, pero no pierdo la esperanza. No la pierdas y pensemos que tenemos que ingeniar algo sofisticado, porque si no, estamos abocados a la depresión».

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Aunque la deslealtad de Iñaki Urdangarin resulta nimia frente a la corrupción de sus supuestos emprendimientos filantrópicos (obtuvo dinero público para una organización supuestamente sin ánimo de lucro), la insistencia del ex duque en negarla llama la atención. Y prueba la enorme relevancia que debió tener en el bienestar de su relación familia y amorosa con la infanta Cristina. En 'Urdangarin: relato de un naufragio', testimonio novelado de las confesiones de testigos y amigos del medallista olímpico, el escritor y periodista Nacho Gay pone en boca de este: «Jamás he traicionado a mi esposa. ¡Jamás!».

La insistente negación de Iñaki Urdangarin de sus relaciones extramatrimoniales se vino abajo con la aparición de Ainhoa Armentia en escena, una irrupción a traición que ni quiso avanzarle a su esposa en conversación privada. Los 'insiders' de la familia real en Barcelona confirmaron que la infanta Cristina se enteró de que su marido tenía nueva novia por aquella portada de enero de 2022. Para entonces, sus hijos no eran ya ningunos niños: Juan Valentín, Pablo, Miguel e Irene tenían 23, 22, 20 y 17 años.

Tampoco debió pasar inadvertido en Ginebra y Zarzuela algo que se desliza en el libro de Gay, testimonios obtenidos durante la estancia de Iñaki Urdangarin en la cárcel de Brieva. Se trata de una observación sobre el matrimonio con la infanta Cristina que le da la vuelta al cliché del marido infiel y la esposa engañada. Son palabras que el escritor pone en boca del padre Galán, el sacerdote que atendía espiritualmente al ex deportista en prisión.

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«Al padre Galán siempre le pareció, por lo poco que vio en aquel año y medio de visitas, que a ese matrimonio le faltaba algo», escribe Gay. «Él trataba mucho con novios que estaban a punto de desposarse y, sinceramente, esta pareja no funcionaba igual de bien que aquellas. Eso sí, el capellán nunca dudó de Iñaki, lo hizo más de Cristina, porque las conversaciones que mantuvo con su amigo dejaban deslizar un cierto sentimiento de decepción de Urdangarin como marido por el comportamiento de su esposa en los últimos años, al contrario de lo que piensan casi todos los mortales: que ella ha sido siempre la víctima y él el verdugo».

«A nadie en esa cárcel le resultó del todo extraño que la hermana de un rey no solicitase jamás un vis a vis con su marido», continúa el escritor. «Quizá no tenía sentido. Resultaba poco decoroso, por lo que entre las gentes que habitaban el presidio se tradujo ese desdén por lo íntimo más como una forma de protegerse ante posibles comentarios de los trotaconventos de turno que una falta marital de pasión. Pero, fuera por lo que fuere, lo cierto es que ambos estuvieron como mínimo año y medio —el tiempo que transcurrió desde su entrada en prisión hasta su primer permiso en la Navidad de 2019— sin protagonizar ningún vis a vis, algo que a la postre iba a participar, con seguridad, de su crisis posterior de pareja».

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