La infanta Cristina y su 60 cumpleaños invisible: por qué se niega a recuperar su perfil público mientras Iñaki Urdangarin hace todo lo contrario

Viajemos al 20 de diciembre de 2023, cuando los fotógrafos habituales que siguen a la familia real entraron en combustión al saber que los Borbón al completo, ¡al completo!, acudían a un céntrico restaurante madrileño para celebrar el 60 cumpleaños de la infanta Elena. El aniversario, redondo como el que festeja hoy su hermana Cristina, reunió por primera vez a abuelos, tíos y sobrinos. Incluso acudió Letizia. Solo faltaron Miguel Urdangarin, Sofía y Leonor.

Hoy, la infanta Cristina celebra su 60 cumpleaños en circunstancias totalmente distintas. Si en su momento no supimos nada acerca del ágape de Elena hasta que lo tuvimos prácticamente encima, su hermana pequeña ha decidido anunciar a los medios de comunicación cuáles serán sus planes. Para que no haya equívocos. Y lejos de intentar una gran reunión celebratoria, ha optado por protegerse tras los muros de Zarzuela.

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Los planes de cumpleaños de la infanta Cristina llegaron a la revista 'Hola', entendemos que por interés de la ya sexagenaria. Y son los de una mujer que no tiene ninguna gana de celebrar. De hecho, parece que la cena que puede reunir a algunos Borbón en Zarzuela fue iniciativa de la reina Sofía. La revista anuncia que su hija pequeña saldrá a tomar algo con sus amigos en Madrid, «aunque la mayoría de ellos vive en Barcelona».

Parece que no es la familia extendida, sino sus hijos y sus parejas los que accederán a la celebración que la infanta Cristina quiere para sí: un gran viaje que suele organizar en junio, también para festejar el cumpleaños de su hija Irene, que fue el día 5 de este mes. El año pasado se fueron todos juntos a Creta y el destino de este año está por ver, aunque la amiga de Cristina que habla en la revista 'Hola' confirma que es «una aventura soñada en otro continente».

Se desmonta, con este detalle del gran viaje anual para todos sus hijos y sus parejas, la impresión de que la infanta Cristina no tiene ganas de celebrar nada. Digamos, mejor, que la infanta Cristina no desea celebrar nada… en España. Los esfuerzos que hace la hermana pequeña del rey Felipe para no ser vista, más allá de sus apariciones en los partidos de balonmano de su hijo Pablo Urdangarin, son notables. Pareciera que le cuesta dejarse ver en público en su país, por motivos que se nos escapan.

Este deseo de invisibilidad de la infanta Cristina no sería tan llamativo si Iñaki Urdangarin, su ex, no hubiera resucitado su perfil público con su primera entrevista en más de una década. Evidentemente, en ella se respetaron todas las líneas rojas marcadas: no mencionar a ningún miembro de la familia Borbón ni sus años junto a ellos. Sin embargo, no ha dudado en dar un paso adelante para publicitar su emprendimiento, en el que ofrece sus servicios como coach. Sin esconderse de nadie.

Cristina de Borbón, por su parte, puede presumir de una carrera profesional exitosa e intensa, como directora del área Internacional de la Fundación La Caixa, institución para la que empezó a trabajar en 1993. Además, mantiene su puesto a tiempo parcial en la Aga Khan Development Network (AKDN) en Ginebra. Dicen, además, que ella siempre fue el cerebro del matrimonio, por así decirlo. La más previsora, inteligente y sensata. La sospecha de que fuera conocedora de los negocios corruptos de su entonces marido quedó despejada en el juicio. Fue exonerada.

Sin embargo y por lo que observamos, la infanta Cristina no ha podido quitarse la mochila de humillaciones que ya no pesa en la espalda de Iñaki Urdangarin. Fueron 11 años de rumores y sospechas confirmadas con la investigación del caso Nóos; el grave momento de ver cómo el rey Felipe la despojó de su título de duquesa de Palma de Mallorca; los cinco años y medio de cárcel para el padre de sus cuatro hijos y, la puntilla, una separación casi forzada, al publicarse unas reveladoras fotos en las que se veía a Iñaki con una ex compañera de trabajo, la mujer que ahora comparte su nueva vida en Vitoria: Ainhoa Armentia.

De la misma manera que se niega a dar fin a su destierro, el que le llevó a Ginebra en 2013 para proteger a sus hijos del escándalo, la infanta Cristina renuncia (o no se ve capaz) a cultivar un perfil público en España. Como si quisiera llevar hasta las últimas consecuencias el esfuerzo por borrarla que hizo Casa Real. En este sentido, resultan muy llamativas las declaraciones que personas de su entorno hicieron a 'El País', para una semblanza con vistas a su 60 cumpleaños: «Pueden quitarla de la Familia Real y pueden quitarle el título, pero nació infanta y morirá infanta».

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