Por qué no hay perdón para la infanta Cristina: su relación con los reyes Felipe y Letizia no avanza

A veces, cuando la infanta Cristina aterriza en Madrid para ver a su madre, la reina Sofía, y a su hijo Miguel, salen a comer a algún restaurante madrileño, bien recomendado. No es lo habitual, pues la hija pequeña de los eméritos prefiere no dejarse ver o dejarse ver lo mínimo. Esa no es la única razón por la que celebró su 60 cumpleaños tras los muros del Palacio de la Zarzuela, claro. Era, también, la manera de tener cerca a Irene de Grecia, su tía favorita, ya muy enferma.

Para el caso, la presencia anunciada de la infanta Cristina en el Palacio de la Zarzuela hizo disparar las alarmas acerca de un nuevo encuentro público entre la cumpleañera y los reyes Felipe y Letizia, acaso al estilo del que reunió a toda la familia Borbón con motivo del 60 cumpleaños de la infanta Elena. ¿Acudirían los monarcas a la cena convocada? Y, lo más importante, ¿harían pública su presencia?

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Lo que sabemos dos días después de la fecha señalada es que la presencia del rey Felipe en el cumpleaños era esperada. Fuentes consultadas por 'El Confidencial' aseguraron que «el Rey bajará a darle un beso y soplar las velas con ella». Todo muy lógico entre dos hermanos que han normalizado, dentro de lo posible, su relación personal. Nada se dijo, eso sí, acerca de la reina Letizia. Por tanto, la relación con la infanta Cristina se ha normalizado, digamos, lo mínimo.

Desde que el rey Felipe retirara el título de duques de Palma de Mallorca a su hermana Cristina y a Iñaki Urdangarin, entonces aún su marido, han sido dos veces las que han querido dejarse ver juntos para disipar rumores acerca de su relación. La primera, ocurrió en un compromiso de trabajo: el rey Felipe acudió en junio de 2024 a la entrega de las Becas de la Caixa, entidad para la que trabaja la infanta Cristina, como directora del área de Internacional de la Fundación.

Vimos a la infanta Cristina sentada dos filas detrás del Rey, pero no se inmortalizó escena alguna con saludo fraternal cariñoso, como sucedió hace unos días en el encuentro del monarca con la infanta Elena, en un acto de la Fundación Mapfre. La segunda ocurrió en septiembre, en la boda de Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova: los fotógrafos apostados en las inmediaciones de la finca Soto Mozanaque, en Algete, consiguieron la imagen del día al inmortalizarles en el mismo coche: ella, de copiloto.

Antes, eso sí, se prodigaron gestos de generosidad para con los hijos de la infanta Cristina, dos de ellos alojados en el Palacio de la Zarzuela, junto a su abuela, durante largas temporadas. Irene Urdangarin estuvo casi un año y su hermano mayor Miguel podría seguir allí, ya que no le conocemos otra residencia y su abuela, la reina Sofía, seguro agradecerá su compañía. Por esos dos encuentros y estos gestos sabemos que la relación fraternal, aunque tocada, no fue hundida del todo por el caso Nóos.

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También hubo encuentros privados que se hicieron públicos, pues la infanta Cristina fue invitada a la fiesta en El Pardo por el 18 cumpleaños de Leonor y al mencionado 60 cumpleaños de la infanta Elena, pero en ninguno de los dos hubo foto. En realidad, los dos hermanos no posan desde 2018, cuando la reina Sofía reunió a sus hijos y nietos para celebrar su 80 cumpleaños. Tres años antes, el Rey había revocado el título de duquesa de Palma de Mallorca a su hermana y cercenado la relación.

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Vista la privacidad con la que la infanta Cristina ha querido celebrar su 60 cumpleaños, podemos inferir que la relación de esta con los reyes Felipe y Letizia no avanza. Sobre todo con esta última, según la crónica social la más renuente a olvidar los escándalos de corrupción en los que el matrimonio Urdangarin Borbón estuvo envuelto y que llevaron a la Corona a tomar medidas extraordinarias para proteger la sucesión. Puede haber deshielo en las relaciones familiares, pero la rehabilitación pública ni está ni se la espera. Al menos, de momento.

No sabemos, es cierto, si Casa Real ha tratado de recuperar la figura de la infanta Cristina de alguna manera y ha sido ella, quizá resentida, quien se ha negado. Lo más probable es que la Corona prefiera un discreto tercer plano para ella y que esta tampoco tenga ninguna gana de sentirse juzgada y observada. En todo caso, y dado que un juez la exoneró de toda complicidad en los turbios negocios de Iñaki Urdangarin, ¿por qué mantenerse en la sombra?

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