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Por qué la joya favorita de la infanta Cristina es este broche de esmeraldas que le regaló su abuela, la condesa de Barcelona

En muy raras ocasiones se ha visto a la infanta Cristina luciendo grandes joyas en público. Su estilo siempre ha sido discreto y con un aire contemporáneo. Sin embargo, la infanta conserva en su joyero algunas piezas importantes, entre ellas un broche de esmeraldas que le legó su abuela, la condesa de Barcelona.

La infanta Cristina en la boda de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson, en 2004. GTRES

Doña Cristina ha utilizado en varias ocasiones esta joya, de una gran belleza, especialmente en momentos familiares importantes. Se trata de un broche de diamantes y esmeraldas que tiene una circunferencia formada por 18 diamantes y una gran esmeralda en la parte superior. De esta estructura cuelgan tres esmeraldas en forma de gota, una de ellas engastada en una montura de diamantes. El broche puede lucirse con los colgantes o sin ellos.

Dos de estas piedras se pueden llevar, además por por separado como pendientes. Sin embargo, en su diseño original, la joya era mucho más grande, según explica la página especializada The Royal Watcher. Se trataba de un broche en forma de ramillete que perteneció a la reina Amelia de Portugal, princesa de Orleans, y que fue la última monarca del país.

No se conoce su origen, el broche que ha llegado hasta nosotros tiene una historia detrás. El broche original con el diseño de ramilletes de diamantes con múltiples motivos de hojas incrustadas con diamantes enmarcados por siete esmeraldas colombianas era una joya histórica muy importante. Fue un regalo que recibió Amelia por su casamiento con el heredero de la Corona portuguesa, Carlos I de Portugal de manos de su tío, el príncipe Enrique de Orleans, duque de Aumale.

El broche formaba parte de un aderezo que constaba de tiara y collar a juego, y se cree que originalmente perteneció a la difunta duquesa de Aumale, la princesa María Carolina de las Dos Sicilias. Amelia recibió el broche y la tiara y el collar fueron para su hermana, la princesa Helena, duquesa de Aosta.

Sin descendencia

Amelia lució en numerosas ocasiones su broche, en solitario o con otras joyas importantes de su joyero, especialmente un aderezo de esmeraldas y una tiara de estrellas de diamantes. La reina falleció en 1951, pero sus dos hijos ya lo habían hecho años antes. Los dos hijos de la reina fallecieron antes que ella, en 1951, y sin descendientes, por lo que sus joyas y otras posesiones se repartieron entre sus tres hermanas, Helena, María Isabel y Luisa, y sus sobrinos y sobrinas. Su hermana menor, la princesa Luisa, infanta de España por matrimonio –con Carlos de Borbón-Dos Sicilias–, fue la madre de doña María de las Mercedes, condesa de Barcelona, padre de Juan Carlos I.

Parece que la infanta Luisa recibió numerosas piezas de esmeraldas –brazaletes, horquillas, colgantes y broches– y que, con el tiempo, estas pasaron a la hermana menor de la duquesa de Barcelona, la princesa Esperanza de Orleans y Braganza, tía del rey Juan Carlos. Entre estas piezas estaba una parte del gran broche de ramilletes diamantes y esmeraldas, pero no se encontraron las tiras de diamantes y los colgantes de esmeraldas, por lo que se pensó, durante mucho tiempo, que estaban perdidos.

Un regalo de boda

En realidad, las piedras que faltaban se habían reutilizado para crear otra joya: el broche de esmeraldas que conocemos hoy y que estuvo en poder de la condesa de Barcelona y, más tarde, de la Infanta Cristina. La condesa de Barcelona lució este broche, que incorporaba las esmeraldas y diamantes que habían pertenecido a la joya original y que llegó inicialmente a manos de su tía Esperanza de Orleans, en numerosas ocasiones, entre ellas el baile previo a la puesta de largo de la infanta Pilar, en 1954. Años más tarde lo llevó en la primera visita de oficial de los reyes Juan Carlos y Sofía a Portugal.

Tiempo después, doña María de las Mercedes regaló el broche de esmeraldas a su nieta, la infanta Cristina, parece ser que con motivo de su matrimonio con Iñaki Urdangarín, en 1997. Desde entonces, Cristina ha lucido esta joya en numerosas ocasiones, como la boda del príncipe Guillermo con Máxima Zorreguieta, en 2002, o la cena previa a la boda de don Felipe y doña Letizia, en 2004.

La infanta Cristina en la cena previa a la boda de los actuales reyes, don Felipe y doña Letizia. GTRES

La infanta Cristina ha lucido también con frecuencia las dos esmeraldas que se pueden llevar como pendientes. La condesa de Barcelona solía colgarlas de un par de pendientes largos de brillantes, mientras que Doña Cristina las ha usado con un engarce de diamantes en la parte superior. Llevó estos pendientes en la boda de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson, en 2004, junto con la tiara floral.

Doña Elena se los pidió prestados para la cena previa a la boda de la Princesa Victoria de Suecia y Daniel Westling. La última vez que se ha podido ver ese broche fue en 2024, en el funeral conmemorativo del rey Constantino II de Grecia, celebrado en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor.