COMO SI NO FUERA CASI PRINCESA
COMO SI NO FUERA CASI PRINCESA
Queda ya poquísimo para que la infanta Cristina tenga listo su piso en Pedralbes, ese refugio en su barrio favorito donde recalar cada vez que viaje a España. Puede que hasta Pablo Urdangarin y su novia Johanna Zott puedan, también, ocuparlo, reeditando una feliz vida familiar que se rompió en 2009, cuando la familia tuvo que mudarse a Washington, al comenzar la investigación del caso Nóos. Lo cierto es que, en esta nueva etapa vital de la hija pequeña de los reyes eméritos, su hijo se ha convertido en una pieza central.
No es casualidad que Pablo Urdangarin, el más popular y accesible de sus hijos, se visualice como la persona bisagra capaz de acercar posturas entre sus padres, protagonistas de un divorcio casi trágico. Parece que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ya se han visto, de hecho, en el piso de su hijo deportista. Celebraron que ha renovado un año más con su equipo de balonmano, el Granollers, y que lleva camino de poder igualar los éxitos en la élite de su padre.
Lo que observamos no ofrece mucha duda: la infanta Cristina se ha convertido en una verdadera forofa de Pablo y no se pierde un partido, sobre todo si se juegan en Granollers. Por su parte, Iñaki Urdangarin ya ejerce de particular 'coach' motivacional de su hijo deportista, el único que ha seguido sus pasos. Ha sido el joven balonmanista quien lo ha contado en una reveladora entrevista, en la que quiso poner en valor los consejos de su padre.
Todo parece indicar que Cristina e Iñaki, Iñaki y Cristina, se disputan la atención, las horas y el cariño de Pablo al milímetro, algo curioso ya que tienen otros tres hijos que parecen llevar una vida bastante más independiente de sus padres. De Juan Valentín no sabemos mucho, más allá de que vive en Londres. Lo mismo ocurre con Irene, muy integrada por otra parte en la familia de su novio. Juan Urquijo. Miguel está, que sepamos, en Madrid.
Es cierto: hemos visto a la infanta Cristina comer con Miguel y la reina Sofía o acompañarse de su hijo mayor, Juan, en bodas y otros eventos importantes. No es fácil, sin embargo, contemplar a Iñaki Urdangarin con otro hijo que no sea Pablo. Evidentemente, la relación paterno-filial no parece aún reconducirse hacia la normalidad familia, con o sin la presencia incómoda de Ainhoa Armentia.
Pablo Urdangarin es la bisagra que aún conecta a la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin y, de hecho, ambos progenitores han de ponerse de acuerdo para dirimir quién acude a cada partido de su hijo. Sabemos, sin embargo, que en alguna ocasión han coincidido en el estadio del Granollers, aunque sin verse cara a cara. Lo habitual es que Iñaki acuda a los partidos en los que el equipo viaja, mientras que Cristina se queda en Barcelona.
Esta semana, sin embargo, la infanta Cristina se encontraba en Madrid, con lo que le encajaba mejor en su agenda acercarse a Nava de la Asunción, en Segovia, para presenciar el último partido de la liga Asobal del Granollers, el equipo de Pablo. Fue el acontecimiento del mes en el pueblo y, gracias a la prensa local, pudimos averiguar cómo se mueve la ex duquesa de Palma de Mallorca cuando viaja por España. El diario 'El Norte de Castilla' contó algunos detalles interesantes.
Cualquiera podría esperar que una infanta de España, sobre todo una con el seguimiento mediático que tiene la infanta Cristina, aprovecharía cualquier oportunidad para proteger sus movimientos y buscar distancia cuando viaja a localidades pequeñas. De hecho, los responsables del equipo de balonmano Nava, contrincante del Granollers, le ofrecieron todo tipo de facilidades para ocupar el lugar que suelen destinar a las autoridades. Ella, sin embargo, se negó.
Al menos cuando viaja para ver a su hijo Pablo, la infanta Cristina se comporta más Urdangarin que Borbón: como una madre más, sin dignidad ni rango. Los responsables de su seguridad aclararon que «la infanta acudía como público, para dar un abrazo a su hijo y verlo jugar. Como una madre». De hecho, durante todo el partido estuvo rodeada de seguidores locales, cosa que dio pie a anécdotas ciertamente divertidas.
Fue durante el descanso del medio tiempo, cuando la infanta Cristina volvió a su localidad, cuando numerosas personas del público se acercaron a ella para saludarle y pedirle una foto. Ella no puso ninguna mala cara, por cierto. «Me ha tratado muy bien y no me ha puesto ninguna pega», comentó al citado diario local una de las aficionadas. «De hecho, le he preguntado que si se hacía una foto conmigo y, como me dijo que por supuesto, me hice tres».
«La he tratado de tú», explicó otra seguidora del equipo de balonmano de Nava de la Asunción, contrincante del Granollers. «Con respeto, pero de tú». Sin embargo, la mejor fue Mari, una señora de Nava de cierta edad que se sentó justo al lado de la infanta Cristina. Al volver esta a su asiento, Mari le espetó: «Pero maja, ¿tú no estabas por las Américas?». La confundió, claro, con la princesa Leonor.