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Josefina Carlota, Gran Duquesa de Luxemburgo, y madre del actual gran duque Enrique, se vio inmersa en un duro escándalo, cuando su nuera, la hoy gran duquesa María Teresa, reveló a la prensa, en 2002, que nunca había sido aceptada por su suegra, al ser plebeya, y que la había tratado mal desde su llegada a la familia, comentarios racistas incluidos.
Josefina Carlota, enferma entonces de un cáncer de pulmón, fallecería tres años después, en enero de 2005 en su castillo de Fischbach. Tenía 77 años. El gran duque Juan había abdicado en el año 2000. Aquellas confesiones a la prensa de María Teresa, agriaron los últimos años de una mujer de una gran discreción y que nunca se había quejado de su destino, en el que no faltó la orfandad, el encarcelamiento por parte de los nazis, el exilio y un matrimonio pactado por las dos familias reales de Bélgica y Luxemburgo.
La Gran Duquesa Josefina Carlota era la hija mayor del rey Leopoldo III de Bélgica y de la reina Astrid, princesa de Suecia. Sus hermanos menores eran los reyes Balduino I y Alberto II, ambos ex reyes de Bélgica. Nació en Bruselas, en el Castillo de Laeken, el 11 de octubre de 1927.
Cuando tenía solo siete años, en 1935, tuvo que enfrentarse al fallecimiento de su madre en un accidente de coche, en un viaje a Suiza y al posterior matrimonio de su padre con Lillian Baels, una mujer británica sin orígenes nobles, a la que se acusó, desde el principio, de inmiscuirse en los problemas políticos y de ser una gran manipuladora. Ella y el rey tuvieron tres hijos: los príncipes María Cristina, María Esmeralda y Alejandro.
Durante la II Guerra Mundial Josefina Carlota permaneció en Bélgica con su padre y sus hermanos, prisioneros del ejército alemán. Su padre, Leopoldo III había decidido, en mayo de 1940, permanecer en Bruselas, en el palacio de Laeken, mientras un gobierno belga en el exilio, se establecía en Londres. En 1944, la familia fue deportada a Alemania y a Austria, donde fueron puestos bajo la vigilancia de setenta miembros de las SS.
La familia sufrió el temor constante de ser asesinados o quedar en medio del fuego cruzado entre aliados y nazis. Luego Leopoldo y su familia se instalaron unos años en Ginebra, tras la Liberación. En Ginebra, Josefina Carlota asistió a los cursos de psicología infantil de Jean Piaget. La familia real regresó para establecerse definitivamente en Bruselas, el 10 de marzo de 1950.
La actitud del rey hacia los nazis provocó una gran crisis nacional. Una parte importante de la población consideraba que no había sido lo suficientemente duro con ellos, y, tras una consulta popular, Leopoldo III abdicó, en 1951, en su hijo Balduino.
Josefina Carlota recordaba a los belgas a su madre Astrid y eso la hizo ser muy querida en su país de origen. De hecho, fue la primera en regresar, en viaje un destinado a palpar la situación de los ciudadanos respecto a la monarquía. El viaje fue un éxito y animó a su padre a regresar con toda la familia, poco después.
En 1953, Josefina Carlota se casó con el príncipe heredero Juan de Luxemburgo, que accedió al trono en 1964. La pareja tuvo cinco hijos, entre ellos Enrique, que se convirtió en Gran Duque en 2000 a la edad de 45 años. Su matrimonio con el heredero de Luxemburgo empezó siendo un enlace sin amor, pero la pareja estuvo siempre junta, apoyándose en los momentos difíciles.
Nunca hubo rumores sobre posibles episodios de infidelidad. En las fotos de la boda, que provocó un gran entusiasmo en los dos países, Josefina aparece con el gesto serio, quizá por tristeza, quizá por timidez. La Gran Duquesa fue siempre de una gran reserva y nunca tomó ninguna iniciativa que la alejara de su marido. En Luxemburgo, dedicó la mayor parte de sus esfuerzos al arte y a las cuestiones sociales. A menudo sintió que no era plenamente aceptada en un país que no siempre apreciaba a sus vecinos belgas.
El príncipe Juan, había nacido el 5 de enero de 1921. Tras completar sus estudios secundarios en un colegio de Luxemburgo, continuó sus estudios en Inglaterra. Durante la ocupación del Gran Ducado, el príncipe Juan pasó dos años en Canadá, donde estudió Derecho y economía política en la Universidad de Laval. Se alistó en noviembre de 1941 y regresó a Luxemburgo con el ejército norteamericano en 1944. Fue considerado un héroe.
Bélgica no escatimó en gastos para atender a su princesa por su boda. Una suscripción permitió ofrecerle unos pendientes de diamantes. El resto de las donaciones fueron destinadas a las víctimas de la polio a petición de la Princesa. La nobleza belga le regaló una pulsera de diamantes y zafiros, mientras varios empresarios encargaron para ella una tiara de platino y brillantes de El Congo y su padre otra diadema de diamantes de tres filas que se podía también transformar el collar.
Llevó un vestido de organza y encaje formado por varias sobrefaldas y una cola de tres metros y medio de largo. La ceremonia civil tuvo lugar en el Palacio Gran Ducal y la religiosa en la Iglesia de Notre-Dame. En los siguientes años nacieron sus hijos: María Astrid, Enrique, Juan, Margarita y Guillermo.
«Nuestra madre nos habló poco de su infancia» explicaba en una entrevista la princesa Margarita. «Pero en una ocasión nos confesó lo responsable que se sentía por sus hermanos y lo mucho que se había entregado, dedicándose especialmente a su educación escolar, sobre todo durante su cautiverio».
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.