MONARQUÍA EFÍMERA
MONARQUÍA EFÍMERA
Leka Zogu I fue pretendiente al trono de Albania, aunque nunca llegó a ser rey. Su biografía es una de las más extravagante de la realeza europea. Pasó años viviendo en España, protegido por Franco, mientras su país estaba en manos de los comunistas. Amigo de los reyes Juan Carlos y Sofía, alternó en grandes fiestas con la aristocracia española y las estrellas de cine que rodaban entonces películas en España, pero no pudo evitar que le echarán de nuestro país por tráfico de armas, solo una parte de los negocios poco claros que puso en marcha.
El padre de Leka Zogu, Ahmet Zogu, se había autoproclamado rey Zog I de Albania, en 1928, y sucesor del héroe medieval Skanderberg. Fue el único rey europeo de confesión islámica del siglo XX y ejerció su reinado como un dictador militar. En 1938, se casó con Geraldine Nagy-Apponyi, hija de un conde húngaro y emparentada con todas las casas reinantes europeas, desde Isabel II de Inglaterra hasta Juan Carlos I de España. Leka nació al año siguiente, solo dos días antes de la invasión italiana de Albania por las tropas de Mussolini. Zog y Geraldine huyeron al exilio con su bebé y otros miembros de la familia, pero nunca regresarían.
Al terminar la II Guerra Mundial, la monarquía albanesa fue abolida por el nuevo régimen comunista. Ahmet Zogu y su familia se afincaron en Turquía, más tarde en Egipto, donde les protegió el rey Faruk, y finalmente en la Costa Azul. El rey exiliado murió, en 1961, en Suresnes. Entonces su hijo, Leka Zogu I fue coronado en la habitación del hotel Bristol de Niza junto con una autoproclamada Asamblea Nacional en el exilio y ante un puñado de seguidores. El joven rey era un hombre singular: de enorme estatura, desgarbado, inseguro y tímido, convirtió en el objetivo de su vida recuperar un trono que no existía y se dedicó obsesivamente a ello.
En los años 1960 y 1970, él y su madre, Geraldine, vivieron en España, como amigos del General Franco. Llegaron en 1962, y madre e hijo, que querían darse a conocer, mantuvieron una activa vida social. A todos les parecía un personaje exótico y querían tenerlo en sus fiestas. Fue recibido por Franco en dos ocasiones: en 1963, lo que le otorgó gran notoriedad, y en 1968.
Salió incluso en varias portadas del «¡Hola!». Emprendió negocios que resultaron ruinosos y dejó un reguero de deudas. Acumulaba armas en su mansión de Pozuelo, en Madrid, donde se protegía con un sofisticado sistema de vigilancia, y se dedicó a construir, según decía, una trama paramilitar que le permitiera recuperar su trono en Albania.
En 1975, Leka I se casó, en Biarritz, con una profesora australiana, Susan Cullen-Ward, que afirmaba ser descendiente del rey Eduardo I de Inglaterra. Al regresar a España, se organizó una celebración en un salón de bodas de Illescas, en Toledo. Asistieron Margarita de Bulgaria, Alfonso de Borbón o el Príncipe Miguel de Rumanía. Franco y los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía enviaron sus felicitaciones. Don Juan, el padre del rey Juan Carlos, le invitó a su casa de Estoril, en Portugal.
Pero la situación de Leka I se hizo insostenible. Viajaba con su arsenal personal, lo que llevó a que le detuvieran en varias ocasiones acusado de traficar con armas, la primera vez en Tailandia en 1977. Dos años después, en 1979, Leka fue expulsado de España por el mismo delito. Se había vuelto un personaje muy incómodo. Finalmente encontró refugio en Johannesburgo, Sudáfrica, donde, en 1982, nació su único hijo, el actual rey Leka II, divorciado y padre de una niña a la que le ha puesto el nombre de Geraldine, y a punto de casarse de nuevo.
A diferencia de su padre, que trató de visitar Albania en 1993 y fue invitado a abandonar de inmediato el país, Leka II ha podido afincarse en una lujosa mansión en Tirana, la capital de Albania, que es hoy una democracia parlamentaria, y trabajó para el Gobierno desde 2006. A la celebración de su primer matrimonio acudieron la reina Sofía, los príncipes Guillermo y Sybilla de Luxemburgo, los príncipes Michael de Kent, la princesa Irene de Grecia y la emperatriz Farah Diba. Es evidente que sigue manteniendo las importantes relaciones que forjó su padre.
Leka padre regresó, de nuevo, a Albania, en un último intento por ganarse a sus compatriotas. En julio de 1997, vestido con uniforme militar y una granada y una pistola sujetas a una de sus piernas, organizó un saludo para los 2.000 simpatizantes que se habían reunido en la plaza Skanderbeg de Tirana, y que entonaban cánticos de «Abajo los comunistas. Queremos un rey». Pero, como todo lo que envolvía a Leka I, el resultado de la reunión se descontroló. Hubo disparos y ráfagas de metralleta, que causaron un muerto y varios heridos. Ese mismo año, un referéndum dio un apoyo abrumador a la república.
El rey sin trono regresó a Johannesburgo. En su ausencia, fue juzgado en Albania y condenado a tres años de prisión por intentar organizar una insurrección armada, aunque obtuvo un indulto en 2002. Pudo regresar a Albania. Le devolvieron algunas propiedades confiscadas, pero, a partir de ese momento, se abstuvo de involucrarse en política. En 2005, se retiró oficialmente de la vida publica. Murió el 30 de noviembre de 2011, en Tirana. Fue enterrado junto a las tumbas de su madre y su esposa, que había fallecido en 2004, en el Cementerio de Sharra, a las afueras de Tirana.
Leka II de Albania acaba de cumplir 40 años. Nada tiene que ver con la obsesión belicista de su padre y se ha ganado el respeto de los albaneses por su respaldo a la democracia y la república. Trabajó como asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores y del ministerio del Interior, antes de dedicarse por completo a sus tareas como jefe de la monarquía albanesa. En el año 2002 la familia real pudo regresar a su país y el Parlamento les reconoció un estatus especial.
Leka se formó en la academia militar británica de Sandhurst y se licenció en relaciones internacionales en la universidad italiana de Perugia. Su primer matrimonio fue, en 2016, con una reconocida actriz albanesa, Elia Zaharia. La pareja pasó su luna de miel en Mallorca. «Mi objetivo es servir a la gente y ganarme la confianza de los albaneses», ha asegurado.
Sin embargo, Leka II no ha podido evitar el escándalo, como si fuera una especie de fantasma familiar. El pasado año, fue condenado a 16 meses de libertad condicional por agredir a su ex esposa, Elia Zahara, que fue absuelta también de una denuncia de agresiones, y a su suegro, que fue condenado a una pena de 13 meses. Los hechos tuvieron lugar en la residencia familiar de Tirana, en marzo de 2024.
Cuando Leka fue a visitar a su hija Geraldine de cuatro años, que vive con su madre desde su separación. Leka tuvo que realizar trabajos comunitarios. En septiembre de 2024, Leka II presentó a su nueva prometida, apenas ocho meses después de dar a conocer su divorcio. La joven es Bierta Celibashi, una fotógrafa albanesa. Leka aprovechó un baile benéfico celebrado en Nueva York para hacer público su noviazgo.