SOLO PUEDE QUEDAR UNA
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La inminente visita de los reyes de Jordania a España anuncia un clásico en el análisis de lo 'royal': la comparación de estilo entre la reina Letizia y la reina Rania. Hay motivos, pues la salida del armario como aprendiz de princesa de nuestra monarca siguió muchas veces las pistas de la regente hachemita. La pregunta es: ¿había más opciones?
En realidad, pocos son los caminos al alcance de las princesas a la hora de caminar por los salones de la realeza. La estrategia Rania era la más adecuada para una recién llegada a los círculos nobles que no debía cargar las tintas pero tampoco vestir a ras del suelo. La monarca jordana marcaba estilo por su modernidad y Letizia asumió el reto.
Conforme han ido pasando los años, sobre todo después de la proclamación de Felipe VI y Letizia en 2014, hemos ido viendo cómo los caminos de ambas monarcas se han ido separando. Efectivamente, la reina española ha ido encontrando su sitio, su personalidad y sus claves de estilo, más allá del libro de estilo de Rania.
El pelo de Letizia desvela cómo la reina comenzó su evolución a la búsqueda de su estilo propio. Si durante sus primero años de princesa Rania se reflejaba fielmente en su melena, casi siempre marcada con unos bucles bastante artificiales, pronto se liberó. Fueron los años de los cortes de pelo imaginativos de la reina, con melenitas que revelaron su deseo de individualidad.
De la proclamación hasta aquí se han afianzado las claves de estilo que, por fin, separan totalmente los caminos de estilo de Letizia y Rania. Es el fin al mito de las reinas clónicas, sobre todo porque la estrategia de la monarca jordana no ha cambiado en absoluto a lo largo de las décadas: domina como ninguna otra la melena perfecto, el 'prêt à porter' de lujo y una apuesta constante por prendas que exudan modernidad.
Claramente, Rania de Jordania se propone como metáfora de un país que se pretende moderno, aunque el rey continúa nombrando al presidente del gobierno (y este a sus ministros) y la pobreza campa. De hecho, en 2019 tuvo que aclarar cuánto dinero se gastaba en ropa con un comunicado oficial que explicaba que muchas prendas eran regalos préstamos o ventas con descuento.
Letizia también vio cómo su estilo comenzó a funcionar a todos los niveles cuando encontró un propósito a su imagen pública. En este sentido, la elegancia no se mide únicamente desde la valoración estética, subjetiva al fin y al cabo, sino también contando con el fondo de cada elección.
La adecuación hasta el extremo de la perfección se les supone a las monarcas. Lo que hace que se desmarquen unas de otras es el subtexto. Rania de Jordania juega las claves del lujo y la modernidad, con lo que se asegura esa sofisticación que tanto valora la crítica de moda establecida. Letizia, sin embargo, amplia el campo de batalla, por así decirlo.
La reina Letizia aún rivaliza con la reina Rania en las citas internacionales: reuniones de realeza en la que la monarca española no se centra más que en lucir sofisticadamente perfecta. No somos objetivos: sostenemos que en las últimas citas de la aristocracia global en Londres la aprendiz ha superado a su maestra. Letizia ha ocupado más portadas y halagos que Rania.
Aún así, es interesante consignar cómo los parámetros de la elegancia se van moviendo de los clásicos conocidos a estimaciones más amplias. Muchos críticos que tuvieran hoy que elegir a la reina más elegante del mundo mencionarían a las primeras damas orientales, impecables con sus lujosos atuendos tradicionales en la coronación de Carlos III: la reina Suthida de Tailandia, Jetsun Pema Wangchuck de Bután o la princesa Kiko de Japón.
En los eventos nacionales, Letizia se ha desmarcado totalmente de Rania y, en cierto sentido, ha mejorado su fórmula. La reina española ha abandonado la previsible competición por la sofisticación y se apunta otros tantos: la defensa de la producción textil nacional, con su apoyo a pequeñas marcas que logran superventas, o la modestia presupuestaria de su armario, con muchas prendas low cost.
Letizia sabe lucir regia en las recepciones y cenas de galas, sencilla en sus encuentros con la sociedad civil y profesional cuando acude a reuniones de trabajo. Camaleónica y cada vez más atinada, ha logrado ser todo menos previsible. Su aparición siempre suscita cierta excitación, también por sus mensajes nada encriptados en forma de chaleco rojo o canas en la melena. ¿Se atrevería Rania a dejar que la edad apareciera en su mítica melena? Jamás.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.