La historia de amor de madurez de Miriam de Ungría, la única princesa española en la corte de Rania de Jordania

Cuando el año pasado el rey Felipe VI viajó a Jordania, la primera en recibir al monarca español en Amán, la capital del país, fue Miriam de Ungría. Ahora conocida como la princesa Miriam al-Ghazi, fue ella la encargada de darle la bienvenida antes incluso que los propios ocupantes del trono hachemita, los reyes Abdalá y Rania.

La ahora esposa del príncipe Ghazi bin Muhammad posó al lado del rey Felipe, que en su discurso transmitió «el abrazo y la cercanía» de la Corona y el Gobierno ante la difícil coyuntura que vive la región. Su amplia sonrisa decía mucho de su alegría por volver a ver al monarca español, al que le une una larga amistad desde sus años casada con el fallecido Kardam de Bulgaria.

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Ahora, cuando se cumplen diez años del fallecimiento del que fuera su esposo, Miriam de Ungría disfruta de una discreta vida a caballo entre Amán y Madrid, volcada en actos benéficos y muy centrada en sus dos hijos, Boris y Beltrán. De su perfil bajo da cuenta las dos discretas celebraciones que acaba de festejar en la intimidad: su 62 cumpleaños y su tercer aniversario de boda con su príncipe jordano.

La boda de la que fuera nuera de Simeón de Bulgaria y un miembro destacado de la familia real de Jordania, celebrada el 3 de septiembre de 2022, sorprendió incluso a personas muy cercanas a Miriam de Ungría, desconocedoras de esta relación sentimental hasta que se oficializó.

¿Y cómo surgió el flechazo entre ambos? Pues como pasa tantas veces, primero comenzó con una amistad que terminó en una historia de amor. En los momentos más duros para la royal tras la muerte de Kardam de Bulgaria y su mudanza a Londres, el príncipe Ghazi de Jordania fue uno de sus grandes apoyos. Primero de manera amistosa, ya que aún estaba casado con Areej Zawawi, con la que tuvo cuatro hijos. Pero su divorcio en 2021 dio luz verde al amor que sentía por Miriam.

Su boda fue tan discreta como había sido su relación hasta entonces y tan solo se rodearon de un reducido número de familiares. Entre ellos, sus respectivos hijos, además del príncipe Mohammed ben Talal, padre del novio, el príncipe Hassan, su tío, y su primo, el rey Abdalá. Al casarse con un descendiente de los antiguos guardianes de La Meca, la diseñadora de joyas adoptó también un nuevo nombre y pasó a llamarse princesa Miriam al-Ghazi ben Talal de Jordania.

«He hecho varias exposiciones y han funcionado muy bien. Siempre hay que mirar hacia adelante. Estoy feliz con mis hijos y con la vida que llevo. Todos tenemos momentos buenos y malos». Con estas palabras pronunciadas hace pocos meses para la revista Vanitatis, describía Miriam de Ungría su vida actual, en la que también apoya diversas causas sociales en su país de adopción a través de organizaciones benéficas. Por su parte, su esposo es asesor del rey Abdalá para asuntos religiosos y culturales e incluso ha actuado como regente cuando el monarca se ha desplazado al extranjero.

Pero hasta llegar a este punto, la princesa ha debido sobreponerse a grandes desgracias. La primera fue cuando su primer marido, Kardam de Bulgaria, sufrió un grave accidente cuando la pareja regresaba a Madrid desde su casa de campo en Segovia. La segunda fue cuando este falleció en 2015, a los 52 años, tras siete postrado en una cama a consecuencia del traumatismo craneoencefálico que le provocó el suceso.

Sin embargo, ella siempre ha vivido las cosas con naturalidad y nunca quiso aceptar el apelativo de mujer coraje. Mientras conserva sus títulos de princesa de Tirnovo y de Bulgaria, sigue muy pendiente de la vida en Madrid de sus dos hijos y viaja con frecuencia a la capital. Entre las citas a las que ha acudido en España estuvo la fiesta familiar de la mayoría de edad de la princesa Leonor, celebrada en el Palacio de El Pardo, a la que acudió junto a Boris y Beltrán.

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