triste infancia royal

La trágica historia del palacio de Tatoi: qué significa para la reina Sofía el lugar donde se entierra hoy a Constantino de Grecia

Tras la muerte de Constantino de Grecia, el hermano de la reina Sofía será enterrado en el lugar que él mismo eligió, el cementerio de Tatoi, hogar de la familia real helena.

La reina Sofía junto a sus hermanos Irene y Constantino, y los reyes Pablo y Federica, en el Palacio de Tatoi. / getty

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

Hace unos años, el rey Constantino de Grecia confesó, en una entrevista con la publicación británica «Town and Country», que quería ser enterrado en el cementerio de Tatoi, junto al palacio y frente al mar, y había escogido incluso el lugar. «A mi familia no le gusta cuando hablo de eso, pero he elegido el lugar... Esa parte donde las tumbas están sombreadas por árboles de nogal en flor, más abajo y un poco a la izquierda de mi padre. Mirando hacia el mar».

En los terrenos reales de Tatoi, a unos 30 kilómetros al norte de Atenas, están enterrados los padres de Constantino, la reina Sofía y la princesa Irene, los reyes Pablo I, muerto en 1964, y Federica, fallecida en 1981, y sus abuelos y bisabuelos. Entre otras, allí se encuentra la tumba del padre del duque de Edimburgo, Andrés de Grecia y Dinamarca, bisabuelo de Constantino, fallecido en 1944.

Tras el regreso del exilio, propiciado por la invasión de las fuerzas del eje, en la II Guerra Mundial, el palacio de Tatoi se convirtió en la residencia permanente de la familia real griega, un paraíso de paisajes idílicos, que marcó la infancia de los príncipes Constantino, Sofía e Irene, y que siempre llevaron en su corazón.

Así es el palacio de Tatoi, el 'paraíso' en el que pasó su infancia la reina Sofía

El palacio, rodeado por un frondoso bosque de pinos y eucaliptos, está enclavado a los pies del monte Parnés y sus terrenos cuentan con 4.200 hectáreas de extensión y 40 edificios, en los que llegó a haber una lechería, una carnicería, una herrería e incluso un hotel. Fue mandado construir en 1870 por Jorge I, segundo rey de Grecia, que se inspiró en el palacio de Peterhof, en San Petesburgo. Fue su esposa, la reina Olga, la que decidió erigir un templo y un cementerio en la finca, tras la muerte de su hija Alexandra. Desde finales del siglo XIX Tatoi ha sido el lugar de enterramiento de reyes y príncipes helenos. Tatoi fue también la casa familiar del Duque de Edimburgo, hasta que huyó al exilio con su familia con tan solo 18 meses.

Utilizado anteriormente como residencia de verano, el palacio de Tatoi se convirtió a finales de 1948 en residencia permanente de los reyes Pablo y Federica, mientras que el Palacio Real de Atenas se dejó para recepciones oficiales. En los años anteriores había caído en la decadencia, pero Pablo y Federica le devolvieron su esplendor. Doña Sofía siempre ha sentido que este era su verdadero hogar. Entre los árboles, se ve el mar, ese mismo mar que la reina Sofía también tiene cerca en Mallorca.

En Tatoi jugaban los tres hermanos, siempre en contacto con la naturaleza, entre el aroma del romero y la jara, y aprendieron a respetar y cuidar a los animales de la granja: vacas y gallinas. Estaba prohibida la caza y las jornadas acababan con el rey Pablo contando leyendas mitológicas a sus tres hijos, mientras sonaban los nocturnos de Chopin de fondo. Allí, además, la reina Sofía y su hermana Irene hicieron varios descubrimientos arqueológicos que publicaron en dos tomos, 'Cerámicas en Decelia' y 'Miscelánea arqueológica'. Allí, en un paisaje casi en ruinas, aún se encuentran algunas pertenencias de la familia real griega, como varios carruajes.

Sofía, Constantino e Irene, en el palacio de Tatoi. Foto: Getty

Golpe de Estado, vandalismo y una rehabilitación financiada por el rey Carlos III

El 21 de abril de 1967, un pelotón de paracaidistas del Ejército dio un golpe de Estado en Grecia y asaltó el palacio de Tatoi y desalojó a los jóvenes monarcas Constantino y Ana María. La escena fue traumática. Ana María estaba embarazada de ocho meses de su segundo hijo y, en ese momento, estaba tratando de dormir a su hija mayor, Alexía. Tras la abolición de la monarquía por la dictadura de los coroneles, en 1973, Tatoi se convirtió en objeto de una larga disputa entre el rey Constantino y el Gobierno griego, que terminó en 2003, cuando la finca y el palacio pasaron a manos del Estado a cambio de una indemnización a la antigua familia real.

Durante décadas estuvo abandonado y sufrió saqueos. Las tumbas de los reyes Federico y Pablo, sufrieron varios actos vandálicos en septiembre de 2020. En agosto de 2021, un gran incendio que se declaró al norte de Atenas arrasó todos los bosques de alrededor y rodeó el palacio, que, finalmente, se salvó del fuego, aunque se vieron afectadas cinco de las cuarenta construcciones de la finca. El cementerio real también se salvó.

La propiedad está siendo restaurada por el Gobierno griego. El rey Constantino ha colaborado todo lo que ha podio en este tiempo en la rehabilitación. El plan es convertir el lugar un museo y el plan de remodelación, estimado en unos 15 millones de euros, cuenta con un aliado de peso: el rey Carlos III, primo de Constantino, que tiene muy presentes sus raíces. A finales de diciembre, se supo que en la restauración del Palacio de Tatoi, antigua casa familiar de Felipe de Edimburgo, participará el monarca, a través de su fundación, y tomando como ejemplo Dumfries House, una mansión del siglo XVIII que Carlos compró y restauró en 2007.

La última vez que la familia real española visitó Tatoi fue en el 50 º aniversario de la muerte del rey Pablo, en marzo de 2014. Una reunión a la que asistieron la reina Sofía, los entonces príncipes de Asturias -que unos meses más tarde se convertirían en reyes- y las infantas Elena y Cristina, junto a toda la familia real griega.

21 de marzo-19 de abril

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