Kalina de Bulgaria, la princesa nómada (casada con un explorador aventurero) que rompió con los estereotipos de la realeza europea

De los hijos de Simeón de Bulgaria, la princesa Kalina ha sido un verso libre por su gusto estético, su matrimonio con el explorador Kitín Muñoz y su vida nómada y artística.

La princesa Kalina de Bulgaria con turbante azul./gtres

La princesa Kalina de Bulgaria con turbante azul. / gtres

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

Kalina de Bulgaria siempre ha sido una persona de gran discreción, a pesar de que ha tenido fama de bohemia y original. Sus «looks» son, sin duda, los más extravagantes de la realeza europea, junto a los que en su día lució la «princesa punk», Gloria Thurn und Taxis. Pero aquello era en los ochenta y Kalina de Bulgaria es una princesa de hoy, cuyos gustos estéticos responden más a su pasión por explorar diferentes culturas y estilos de vida junto a su esposo, el explorador Kitín Muñoz que con la necesidad de llamar la atención. Una pareja perfecta que se ha reinventado como creadores de contenido: en la actualidad se encuentran rodando una serie documental de 17 episodios sobre Bulgaria costeada por la UNESCO y la cadena de televisión BNT.

A sus 50 años cumplidos el pasado 19 de enero, los maquillajes de Kalina de Bulgaria –ojos magenta y pestañas amarillas, por ejemplo– , sus tocados en forma de turbantes, sus peinados de trenzas inspirados en la estética aborigen y de las tribus del desierto del Sahara y las joyas que luce en ocasiones de origen bereber se han convertido en su seña de identidad. Ella asegura que su estilo «depende» de su estado de ánimo.

Kalina, la única hija de Simeón de Bulgaria casada con un explorador

Kalina de Sajonia-Coburgo-Gotha y Gómez-Acebo, hija del rey de Bulgaria, Simeón II de Sajonia Coburgo-Gotha, y de Margarita Gómez-Acebo, nació en Madrid el 17 de enero de 1972. Es la pequeña de los cinco hijos de los reyes de Bulgaria, tras Kardam, Kyril, Kubrat y Konstantin. La princesa se casó el 26 de octubre de 2002 con el explorador español Kitín Muñoz, en el Monasterio de Rila, en Bulgaria, en una ceremonia católica, pero con una posterior bendición ortodoxa, religión de la novia.

Tuvieron a su único hijo Simeón Hassan, en 2007, en Sofía, Bulgaria. Kalina y el pequeño tienen la doble nacionalidad española y búlgara. La relación de la familia real de Bulgaria con la familia real española es estrecha y procede de cuando la reina Juana, madre de Simeón II, se afincó en Estoril y compartió exilio con la familia de Don Juan Carlos. Luego Simeón, su hermana María Luisa y su madre se establecieron en Madrid. Los príncipes de Bulgaria tienen también una relación muy cercana con el rey Felipe VI y las Infantas Elena y Cristina.

Desde su matrimonio, Kalina y Kitín han llevado una vida nómada, junto a su hijo, con largas temporadas en Marruecos y también en Bulgaria. El matrimonio mantiene una íntima amistad con el rey de Marruecos, Mohamed VI y de hecho su hijo Simeón Hassan, recibió el nombre en homenaje al rey Hassan, padre del actual monarca. Kalina y Kitín vivieron durante 13 años en Rabat, invitados por el rey alauí, que es también el padrino de su hijo. Formaron parte de la recepción de despedida ofrecida en la Biblioteca Española de Rabat durante la visita ofical de Felipe VI y doña Letizia al país africano en 2019.

Kitín Muñoz ha desarrollado una intensa labor en Marruecos para promocionar, entre muchos otros proyectos, el folklore de las tribus del desierto y es embajador de buena voluntad de la UNESCO. Hoy la preja reside en Bulgaria. Kalina se dedica a la hípica, una de sus pasiones –de hecho es una amazona de élite que participa en competiciones internacionales–, y también al arte, disciplina en la que se formó. Realiza singulares esculturas inspiradas en la naturaleza, de la que vive rodeada en su casa de Borovest, en Bulgaria. Utiliza plantas, raíces, huesos de animales, corales, piedras y troncos para inspirarse. Sus obras han llegado a coleccionistas de Madrid, Nueva York o Londres.

Qué le pasó a la princesa Kalina de Bulgaria en la nariz

La discreción que envuelve a Kalina y Kitín Muñoz se ha visto alterada, sin embargo, por la transformación que sufrió el rostro de la princesa, que se agudizó en 2018. Su nariz había perdido casi todo su volumen y su cara parecía haber sido sometida a algún tipo de intervención estética. Los rumores apuntaban a una intervención malograda. Pero lo que escondía esta transformación no era un asunto frívolo, sino un grave problema de salud que a punto estuvo de dañar uno de sus ojos, según explicó a la revista «¡Hola!» su esposo, Kitín Muñoz, saliendo al paso de los rumores malintecionados. Parece que la forma de la nariz de Kalina se debe a un accidente infantil, cuando tenía ocho años, que ocasionó que se partiera los dos paletos.

En 1999, cuando estudiaba en Londres, acudió a un dentista para que le pusiera fundas y el especialista que la trató perforó en exceso la base del hueso, lo que le causó una infección y la necesidad de operarla de nuevo. Esta situación se agravó cuando, durante una expedición a la que acompañaba a su esposo, en el año 2000, Kalina sufrió de nuevo una infección, de forma que tuvieron que evacuarla de urgencia para intervenirla y evitar que la infección afectara a uno de sus ojos. El resultado de la operación causó daños estéticos en la nariz y en la cara, pero «la prioridad era salvar el ojo», explicaba Kitín a la publicación. El explorador zanjaba así todas las especulaciones sobre el aspecto de su esposa, supuestamente modificado por operaciones y tratamientos estéticos desafortunados.

Tras pasar el confinamiento en Marruecos, el matrimonio volvió a Bulgaria, aunque hacen frecuentes viajes a Madrid, donde Kalina reconoce que tiene parte de sus raíces, además de en Bulgaria, y quiere que su hijo conozca bien España. Kalina siempre ha asegurado que «adora» a su padre y parece que entre padre e hija existe una conexión muy especial. Su sueño, asegura, es «ver crecer a mi hijo en Bulgaria».

Temas

Actualidad

21 de marzo-19 de abril

Aries

Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

¿Qué me deparan los astros?