UN PELIGRO PARA LA FAMILIA REAL
UN PELIGRO PARA LA FAMILIA REAL
Cada vez que el príncipe Harry pisa el Reino Unido, a la familia real británica le sube la tensión. O incluso la fiebre. Nada hay que temer si el duque de Sussex logra sus deseos, como ocurrió en su disputa legal con el grupo mediático News Group, propiedad de Rupert Murdoch, al que acusó de espionaje y uso inapropiado de información. El pasado enero llegó a un acuerdo millonario y zanjó el litigio a su favor.
Desafortunadamente, no ha ocurrido lo mismo esta semana, al respecto de su petición para recuperar, para él y su familia, la seguridad pagada por el Estado que tenía antes de dimitir como miembro en activo de la realeza. Hablamos de una protección máxima, la misma que tienen los reyes Carlos y Camilla o los príncipes de Gales. En su lugar, obtuvo protección especial a medida, para el que debía avisar con 30 días de antelación, para el diseño del dispositivo necesario en cada caso.
Lo supimos el viernes, aún conmocionadas por el famoso apagón: el duque de Sussex había perdido su batalla legal por mantener la protección policial destinada a los miembros de la realeza británica, financiada por supuesto con fondos públicos, al menos durante sus visitas al Reino Unido. El último recurso del hijo menor del rey Carlos III fue rechazado por el Tribunal de Apelación de Londres, que condenó al príncipe Harry a pagar las costas del proceso: 1,5 millones de libras.
La decepción del príncipe Harry produjo la conmoción que tanto temían el rey Carlos III y, probablemente, también los príncipes de Gales, Guillermo y Kate. La tormenta se desató al conceder el duque de Sussex una entrevista con la BBC, la cadena de televisión pública británica, en la que hizo declaraciones no solo inesperadas, sino inapropiadas. E ignorando una vez más el significativo silencio que guarda la familia real.
Evidentemente molesto, no solo admitió sentirse «devastado» tras la derrota, sino que responsabilizó de ella a un «buen truco del 'establishment' a la antigua usanza», refiriéndose a que la Casa Real habría movido sus hilos para promoverla. Incluso llegó a compararse con su madre, Diana de Gales, al afirmar: «He descubierto que algunas personas quieren que la historia se repita», refiriéndose a su muerte, en un accidente de coche provocado por un paparazzi. Con todo, no fue tal acusación lo que debió poner de los nervios a los reyes Carlos y Camilla.
Contra todo pronóstico, el príncipe Harry quiso hablar del estado de la relación paterno-filial, con revelaciones ciertamente preocupantes. Para empezar, el duque de Sussex admitió que su objetivo es «reconciliarse» con toda su familia, aunque sabe que «algunos miembros no me van a perdonar haber escrito un libro y nunca me perdonarán por otras muchas cosas». Nada que objetar, si no hubiera deslizado en la misma frase información comprometida, casi podríamos decir que reservada, que puede afectar institucionalmente a la Corona y al Estado.
«Me encantaría reconciliarme con mi familia; no tiene sentido seguir peleando. La vida es preciosa; no sé cuánto tiempo le queda a mi padre; no me habla por este asunto de la seguridad», soltó el príncipe Harry en la BBC, probablemente sin darse cuenta de que estaba revelando información capaz de desestabilizar institucionalmente la Corona. Si el rey Carlos III está tan enfermo como parece deslizar, Buckingham Palace y el mismo gobierno inglés salvaguardan dicha información.
Parece que el rey Carlos III sí tiene razones para no comunicarse con su hijo menor por razones de seguridad si en sus entrevistas se conduce con esa indiscreción. Por descontado, Buckingham Palace no ha reaccionado a la chocante entrevista del príncipe Harry, aunque se ha filtrado al diario 'The Mirror' que el monarca, enfermo de cáncer desde febrero de 2024, se encuentra «molesto y frustrado».
Antes incluso de que el duque de Sussex contara a BBC sus temores al respecto del fallecimiento de su padre, el rey Carlos III, un amigo de este ya había deslizado al diario The Sun que el monarca no estaba nada contento con la conducta de su hijo. En concreto, le parecía «inapropiado» que concediera entrevistas y que litigara contra el Gobierno: «Le preocupa especialmente que el Gobierno haya tenido que invertir considerables recursos y costes para defender su postura», desveló.