Los momentos más difíciles del matrimonio del rey Felipe VI y la reina Letizia: amigos no compartidos, distanciamiento familiar, escándalos y desacuerdos en público

El 22 de mayo se celebra el 18 aniversario de los Reyes y a pesar de los distintos rumores de crisis han sabido consolidar su matrimonio y su reinado.

Pincha para ver del aniversario de boda de Felipe y Letizia: las fotos más románticas y sus momentos más tiernos/

Pincha para ver del aniversario de boda de Felipe y Letizia: las fotos más románticas y sus momentos más tiernos

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

Hoy, 22 de mayo, se cumplen 18 años de la boda de don Felipe y doña Letizia. Años en los que se han formado una familia, se convertido en reyes y han tenido que enfrentarse a complicadas situaciones familiares: el caso Noós y los muchos escándalos financieros del rey Juan Carlos y sus relaciones extramatrimoniales. A pesar de las tensiones a las que se han visto sometidos, forman un matrimonio unido y compenetrado y sus apariciones en público, en las que no evitan las manifestaciones de ternura entre ellos, lo demuestran.

En estos años también han ido encontrando su sitio, especialmente doña Letizia, que cuenta con agenda propia y afronta multitud de actos en solitario, no solo como consorte de don Felipe. Después de algunos años difíciles, Doña Letizia no oculta que esta viviendo una etapa crucial como mujer y como reina y su popularidad lo refrenda.

Pero, como todas las parejas, este equilibrio depende de algunos acuerdos privados. Parece que don Felipe y doña Letizia han alcanzado algunos pactos importantes. Por ejemplo, procuran salir solos una vez a la semana, para ir al cine o tomar algo, y han decidido que comparten a medias todo lo relacionado con sus hijas. También, los amigos de cada uno son intocables.

Don Felipe es calmado, doña Letizia tiene nervio y reacciona con vehemencia, pero se complementan hoy perfectamente. Como ocurre con las parejas consolidadas, superar sus diferencias les hace más fuertes. En su día a día, Doña Letizia no ahorra gestos cariñosos con don Felipe y se ha ganado el favor de la gente en estos años como reina. El problema es que no se le perdona un solo desliz y, en una vida totalmente expuesta como la suya, puede haber muchos.

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Hubo un tiempo, en que doña Letizia tuvo que pelear duro por hacerse un sitio. Tuvo que enfrentarse, desde el comienzo de su relación con don Felipe, con suspicacias, malos gestos, críticas clasistas e incluso desprecios. Doña Letizia se ha esforzado muchísimo y ha llegado a un punto de casi perfección en su papel. En el pasado, hubo momentos en los que le costaba esconder sus enfados en público, cuando sentía que su papel no estaba siendo valorado o cuando ella y el rey tuvieron algunas diferencias sobre si las infantas debían acudir a un acto.

Sus gestos son escrutados y analizados y, en ocasiones, malinterpretados. Uno de estos momentos sucedió durante la apertura de las cortes en 2016. Doña Letizia estaba seria, apenas sonrió en la ceremonia y, eso sí, estuvo muy pendiente de sus hijas, que también acudieron. Se la vio distante. ¿Estaba enfadada? ¿O quizá solo cansada? En otras ocasiones ha decidido actuar por su cuenta, como cuando declinó la invitación de la Primera Dama Brigitte Macron, para la celebración del centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, en 2018, porque no quería ser un florero con el resto de las damas invitadas.

Como ocurre en todas las parejas, las diferencias entre los reyes tienen, a menudo, que ver con sus círculos de amigos: doña Letizia sigue en contacto con sus amigas de su época de periodista, y don Felipe y su círculo de amigos íntimos, tanto en Madrid como en Palma, se dice que no es del agrado de doña Letizia, que no se siente bienvenida. No asistió, por ejemplo, a la boda, en Palma de Mallorca de la ahijada del rey, Martina Jáudenes, con Luis Abascal.

Uno de los momentos más problemáticos en su convivencia matrimonial, y que trascendió a la prensa, ocurrió en el verano de 2013. Se dijo que estuvieron al borde de la separación. Llegaron por separado a Palma de Mallorca. Doña Letizia, tres días después que don Felipe y se fue tres días antes, sin sus hijas. El Rey participó en las regatas, pero nadie sabía dónde estaban la reina y sus hijas. Doña Letizia se deja ver, por fin, el 3 de agosto y posa en una foto con doña Elena y doña Sofía y los ocho nietos de la reina emérita.

Se dijo que aquel desencuentro tan «público» se debía, una vez más, a la actitud independiente de doña Letizia, que quería marcar su espacio fuera de la familia real. Cuando se marcha tres días antes de lo previsto, y sin sus hijas, se rumorea que se ha ido a Suiza, o a Portugal. La periodista Almudena Martínez-Fornés, prestigiosa cronista real de ABC, señala en un artículo que «doña Letizia no se adapta a sus obligaciones y sigue marcando un espacio propio fuera de la familia que en ocasiones choca con su actual condición». La entonces princesa parece que no aceptaba consejos ni sugerencias. Fue entonces cuando se acuño aquel término: quería ser una princesa de «ocho a tres». Se temió por el futuro de la institución.

Don Felipe seguía muy enamorado en esa época y todo el mundo pudo ver que lo estaba pasando mal. La Zarzuela desmintió que hubiera una crisis en el matrimonio y aseguró que se habían malinterpretado algunos hechos, pero que los príncipes seguían compartiendo un proyecto de vida y de familia. Con el tiempo se ha visto que doña Letizia ha sabido ser Reina y que quizá era la crisis larvada de la familia real lo que suponía un intenso desequilibrio para la futura reina.

Se dice que, de don Juan Carlos, solo recibía indiferencia y era evidente que tenía en contra a las infantas. Para doña Letizia sigue siendo fundamental mantener un espacio privado propio para amortiguar la presión que supone su posición, pero, quienes la conocen aseguran que siempre ha tenido claro cuál era su cometido.

También hubo otros episodios más públicos, que supusieron momentos de gran tensión entre don Felipe y doña Letizia. El más llamativo fue el de la misa de Pascua en la catedral de Palma, en 2018, cuando Doña Letizia impidió, de forma ostentosa, a doña Sofía fotografiarse con sus nietas a la salida del templo. La tensión se adueño también de don Felipe y de don Juan Carlos, que trataron de mediar entre las dos. Pero el mal estaba hecho.

Letizia protagonizó un momento muy tenso en la misa de Palma.

Doña Letizia, que había llevado de forma impecable su papel como reina, se convirtió de la noche a la mañana en blanco de reproches públicos y privados por su actitud y aquello afectó mucho a su imagen. Doña Sofía aparecía como la víctima del enfrentamiento. La pareja también padeció la tensión de aquel episodio. La reina tuvo que reconocer su error y hacer un gesto público hacia la reina emérita. Le abrió la puerta a doña Sofía, junto a sus hijas, cuando fueron a visitar al rey emérito ingresado en el hospital.

Y, como en todos los matrimonios, l as familias y los que están más cerca también han intervenido y han sido razón de desencuentros. Es evidente que, desde su matrimonio con doña Letizia, don Felipe ha dejado de frecuentar a sus primos griegos, con los que se crió y siempre tuvo una relación muy cercana. Don Felipe estaba especialmente unido a Pablo, marido de Marie-Chantal, con quien estudió en Georgetown.

En 1995, el príncipe de Asturias ejerció de padrino en su boda en la catedral ortodoxa de Londres. Juntos, don Felipe y doña Letizia acudieron a la boda del príncipe Nicolas y Tatiana Blatnik, en la isla de Spetses en 2010. Fue una de las últimas veces que los príncipes estuvieron en una celebración con los primos griegos. Pero era evidente que, a pesar de posar junto a las infantas para las fotos, doña Letizia, vestida con un espectacular Varela azul mar, de inspiración helénica, no se sentía cómoda.

En la boda de Nicolás de Grecia se notaba que Letizia no se encontraba cómoda.

Años más tarde, en 2014, tanto don Felipe como doña Letizia asistieron al funeral en conmemoración del padre de la reina Sofía, el rey Pablo, en el palacio de Tatoi. Y volvió a evidenciarse que doña Letizia estaba incómoda. Otros dijeron que estuvo fría. ¿Qué pasó con los griegos? ¿Por qué la reina no solo no congenió con ellos, sino que parece haber cortado toda relación, al igual que su esposo? No es fácil saber la razón, pero hubo un post de Instagram que dejó claro que doña Letizia no era bienvenida en la familia de la reina Sofía: el de Marie-Chantal Miller, esposa del príncipe Pablo, que, con total franqueza, afeo a doña Letizia su comportamiento con la reina Sofía en Palma, pocos días después: «ha enseñado su verdadera cara» aseguraba la esposa del heredero de la corona griega en un duro mensaje.

«Ninguna abuela se merece ese trato». Desde entonces, no se ha visto a los Reyes compartir ninguna celebración familiar con los Grecia. En julio de 2017, Pablo celebró su 50 cumpleaños con una gran fiesta en su residencia inglesa de Gloucestershire. Don Felipe asistió sin Doña Letizia. Además, de los desencuentros personales, se dice que la lujosa existencia de Pablo y Marie-Chantal, hija del multimillonario dueño de los Duty Free asiáticos, no encaja en absoluto con la esposa de Don Felipe.

Las hermanas del Rey, las infantas Elena y Cristina, han sido también fuente de conflictos desde que comenzó el caso Noós. Incluso antes. Cuando la reina Sofía regalaba gestos de cariño a doña Letizia, en público, las infantas se sentían heridas. Hacía con ella lo que nunca había hecho con sus hijas: ser cariñosa. Pero las cosas habían empezado de otra manera. La infanta Cristina e Iñaki apoyaron desde el principio la relación del entonces Príncipe de Asturias con la periodista. Urdangarín se encargó de recoger el anillo de compromiso de doña Letizia, en Barcelona, razón por la cual, doña Letizia dejó de llevarlo hace años. Las cosas cambiaron tras la boda.

Parece que, en 2005, en el bautizo de Irene Urdangarin, los exduques de Palma solicitaron a don Felipe y a doña Letizia si los padres de Urdangarin podían quedarse a pasar la noche en el Pabellón del Príncipe. Doña Letizia, que por aquel entonces se encontraba en el tercer trimestre de embarazo de Leonor, se negó aduciendo que no se encontraba bien y eso puso distancia con Cristina. Luego llegó el caso Noós y los Reyes intentaron desvincularse por completo de los Urdangarin Borbón. Como consecuencia de ello, la relación con doña Elena también se enfrió y muchos de los amigos comunes que unían a don Felipe y doña Cristina dejaron de relacionarse con el rey.

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