Las infidelidades de don Juan Carlos I con Corinna Larsen y otras mujeres a la reina Sofía: por qué no ha pedido perdón públicamente (como sí hizo Carlos Gustavo de Suecia)

Corinna Larsen ha publicado un podcast sobre su relación con Juan Carlos I, pero el monarca nunca ha reconocido en público la infidelidad. Hay reyes que tomaron otro camino, el de la sinceridad y pedir perdón.

La reina Sofía junto al rey Juan Carlos./gtres

La reina Sofía junto al rey Juan Carlos. / gtres

Claudia Vila
CLAUDIA VILA

La reina Sofía subió las escaleras de una finca de caza en Toledo y al abrir la puerta se encontró con el horror: Juan Carlos I estaba con una duquesa consorte. Vio a la pareja y luego la falda de ella tirada, muy lejos de la pareja, según cuenta Pilar Eyre. Cerró la puerta y tomó dos decisiones, a partir de ese día tendría una cama para ella sola y se haría la sorda ante la palabra «infidelidad». Juan Carlos de Borbón nunca dijo nada ni de esa amante ni de todas las demás.

Los detalles se han multiplicado, como una plaga de insectos que Sofía de Grecia quiere esquivar o pisotear. A ella le faltarían muchos pies para acabar con todos y Juan Carlos jugó sus cartas: las evasivas.

Mientras, Corinna Larsen se ha puesto delante del micrófono y ha grabado en un podcast cada detalle de su no tan idílico amor con don Juan Carlos (cercano al acoso en algunos momentos). Además, ellos también cortaron porque el emérito tenía un romance con una mujer de Valencia, una doble infidelidad que a Sofía ya le quedaba hasta lejos.

Juan Carlos eligió quedarse en la casilla del silencio, una opción personal que no quisieron seguir otros reyes, como Carlos Gustavo de Suecia. Algunos monarcas decidieron o tuvieron la obligación de responder ante sus países, como si hablar las cosas fuera un paso hacia la salvación de sus matrimonios. Y, en algunas ocasiones, lo fue.

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Por qué Carlos Gustavo de Suecia pidió perdón a su mujer

En 2010 se publicó un libro que agotó en un día su primera edición, con 20.000 ejemplares que rondaban de mano en mano y contaban las anécdotas más íntimas del rey Carlos XVI Gustavo. El monarca reticente era una biografía del escritor Thomas Sjöberg que dejó al hijo de Gustavo Adolfo de Suecia y Sibila de Sajonia-Coburgo-Gotha en la estacada mediática.

La publicación afectaba sobre todo a su familia y a su mujer, la alemana, de ascendencia brasileña, Silvia Sommerlath. Lo más suave que recogía era su romance con la cantante sueca del grupo Army of Lovers , Camilla Henemark. Leve para él, porque a ella le persiguió toda la vida. Lo duro era lo de los clubes de alterne, la cercanía con la mafia y las orgías multitudinarias. Había ocurrido en los años 90, cuando él ya estaba casado, y el libro recogía que la reina estaba al tanto.

Boda de Carlos Gustavo y Silvia Sommerlath. / gtres

De las opciones que le quedaban ante tales episodios contrastados con entrevistas a personas muy cercanas a él, solo le quedó la opción de hablar en una comparecencia. Dijo que el libro no lo había comprado, pero que se topó con titulares «poco agradables».

El rey de Suecia añadió que había recibido el perdón: «He hablado con mi familia y pasamos página. Eso ocurrió hace mucho tiempo y ahora miramos hacia adelante». Esos comentarios vagos significaban dos cosas: había verdad en el texto y él se estaba disculpando en público.

Cómo fueron las infidelidades entre Alberto II de Bélgica (y su mujer)

Alberto II de Bélgica se disculpó públicamente con su mujer de una manera poco convencional, casi a regañadientes. Se podría decir que era una mezcla entre arrepentimiento ante un país que no cabía en su asombro y el paso de asumir los errores en público. El marido de Paola de Bélgica, en lugar de hablar, actuó. Dejó el trono en 2013 por un escándalo financiero y una aventura extramatrimonial, con hija incluída en la ecuación.

La historia parece un cliché. Delphine Boël pasó a ser la princesa Delphine Sajonia-Coburgo-Gotha a sus 52 años. No por sorpresa, porque le costó casi una década de batallas legales. Y hasta logró que su padre y el nuevo rey Felipe le invitaran a palacio. «Para conocerla mejor» (sin presiones).

La historia de Alberto II y la madre de Delphine, la baronesa Sybille de Selys Longchamps, duró 20 años. Era un rumor que se tapaba hasta que su mujer, Paola, se hartó y publicó una biografía en la que lo contaba todo. El hijo de Leopoldo III de Bélgica y la princesa Astrid lo aceptó en una televisión, pero luego rectificó y llevó a su hija a esa pelea burocrática que luego ella ganaría.

La princesa Paola de Bélgica de joven.

Este caso es el más exótico, porque Paola, a la que comparaban con su belleza con Grace Kelly, tenía también sus propios líos. Ella fue la que habló con más claridad de la pareja. En lugar de disculparse, ofreció su sinceridad en un documental.

«No me siento culpable en absoluto. Ocurrió en un momento en el que las cosas no marchaban bien. Fue un amor un poco egoísta», desveló la aristócrata. Pero en aquellos años la gente no se divorciaba y contaba con un factor espeluznante: la madre tendría que separarse de sus hijos para siempre (lo mismo que le habría ocurrido a la reina Sofía).

Aun así, en el documental el que habla con menos tapujos es el actual rey, Felipe I. «De niños fuimos testigos de momentos convulsos para toda la familia. Todos hemos sufrido mucho», admite, y lanza una última puntilla: alcanzaron la armonía y la «felicidad».

El motivo: «Esa reconciliación y ese perdón es lo más difícil que hay, pero también lo más grande», asegura y prosigue desde el amor filial: «Estoy convencido de que siempre os habéis amado».

El rey Juan Carlos no se ha atrevido a disculparse con la reina en público, ni lo ha reconocido. Las conclusiones que le dejan los reyes coetáneos parecen las mismas: niégalo todo hasta que sea inevitable. Y si lo es, intenta negarlo una vez más, aunque tu amante Corinna Larsen diga de ti: «En mi corazón, era mi esposo».

21 de marzo-19 de abril

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