DAMA DE COMPAÑÍA DE LA REINA SILVIA
DAMA DE COMPAÑÍA DE LA REINA SILVIA
La baronesa Kirstine von Blixen-Finecke ha cumplido recientemente 80 años y hasta hace poco era la mujer más poderosa de la corte sueca. Desde el 1 de enero de 2016, era Jefa de la Corte, el puesto de mayor rango ocupado por alguien que no es de la familia real. Kirstine von Blixen-Finecke fue contratada como dama de compañía de la Reina Silvia en 1990.
Desde entonces, ha sido una de las personas más cercanas a la reina y se ha convertido en una de sus amigas íntimas. Von Blixen-Finecke, que entró en la Corte en 2003, cuando ocupaba el puesto de Jefa de la Corte su tía política, la condesa Alice Trolle-Wachtmeister, fue también mentora de la princesa Sofía, cuando se incorporó a la familia real tras contraer matrimonio con el príncipe Felipe. Ayudó a la nueva princesa a adquirir los conocimientos necesarios para su nueva posición.
La baronesa comenzó su carrera profesional como diseñadora de interiores y cazatalentos. Posee numerosas condecoraciones internacionales, entre ellas, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, que le fue concedida el 16 de noviembre de 2021. Como directora de la Corte Kirstine von Blixen-Finecke tenía una función asesora y participaba en las visitas de Estado y otras ceremonias. Pertenece también a las juntas de la Fundación Mundial para la Infancia, el Foro Global de la Infancia y la fundación Cuidado de los Niños, fundadas por la reina Silvia.
Pero, a principios del mes de mayo, al cumplir ochenta años, la baronesa abandonó su cargo, después de 35 años en los que ha sido una importante consejera. Kirstine y su esposo, Hans von Blixen-Finecke, están involucrados en una controvertida batalla sucesoria.
Al fallecer, el conde Hans Gabriel Trolle-Wachtmeister, pariente de su esposo, dejó una gran fortuna en forma de dos enormes y valiosos castillos, el de Trolle-Ljungby y el de Årup, y todas las tierras que los rodean. Se estima que tienen un valor de 275 millones de euros y han recibido varios millones de euros de apoyo de la UE. El matrimonio von Blixen- Finecke fueron incluidos en las últimas voluntades del conde en 2019.
Sin embargo, el sobrino del conde, Claës Trolle-Wachtmeister, y su hijo, Carl Frederik Wachtmeister, impugnaron el testamento acusando a los Von Blixen-Finecke de haber manipulado al anciano en los últimos años de su vida. La baronesa y su esposo lo niegan. Aseguran que fue el sobrino del conde el que fue excluido por Hans Gabriel Trolle-Wachtmeister y decidió legarles a ellos la mitad de la herencia.
En ese momento, el conde tenía 97 años. Hans von Blixen-Finecke es hijo del hermanastro del conde. El anciano nunca tuvo hijos y Carl-Fredrik fue educado desde muy joven para tomar el control de las propiedades familiares.
El proceso legal podría durar muchos años. La prensa sueca se ha hecho eco de esta rencilla familiar que podría ser el verdadero motivo de la renuncia de la baronesa a su puesto. Los Von Blixen-Finecke aseguran que la denuncia no tiene fundamento y que es ofensiva.
La baronesa ha asistido en sus años como Jefa de la Corte, a la boda de la princesa Victoria, en 2010, a la de la princesa Magdalena, en 2013, y a la del príncipe Carlos Felipe, en 2015, a la entrega de los premios Nobel, a banquetes de Estado y cenas de gala, como en la visita de Estado de los reyes de los Países Bajos a Suecia, en 2022, o el banquete del Jubileo de Oro del rey Carlos Gustavo. La baronesa Von Blixen-Finecke lucía en todas estas ocasiones una valiosa tiara tipo «bandeau» de diamantes, engastada en plata, formada por una guirnalda de hojas.
Según la pareja, el conde fue «claro y conciso» al redactar su testamento, que es coherente con su «última voluntad cuidadosamente meditada». Pero, existe una documentación que los Von Blixen-Finecke no han presentado, alegando que no se puede encontrar y que otra parte es confidencial. «Esto solo se hace si hay algo que ocultar», dice Carl-Fredrik Wachtmeister.
Según von Blixen-Finecke y sus abogados, la privacidad del conde se vería afectada si la información, por ejemplo, sobre la atención que recibió hacia el final de su vida, se presentara al tribunal. Según ellos, el conde llegó a la conclusión de que Carl-Fredrik Wachtmeister no era apto para hacerse cargo de la herencia y por eso modificó su testamento a favor del matrimonio.
La última vez que Kirstine von Blixen-Finecke acudió a una celebración real en Palacio fue en el cumpleaños de la princesa Victoria, a mediados de marzo. Después, Kirstine von Blixen-Finecke fue vista en Nueva York al lado de la reina Silvia durante una ceremonia de entrega de premios de una de sus fundaciones, a las que la baronesa sigue perteneciendo.