CONSORTE EUROPEA POR DERECHO
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Sofía de Baviera es princesa regente de Liechtenstein, un diminuto estado, ubicado entre Suiza y Austria, que suma apenas 40.000 habitantes, pero es uno de los más ricos del mundo. Aunque su suegro, el príncipe Juan Adán II, padre de su marido, el príncipe heredero Alois, sigue siendo el jefe del Estado, es Alois quien tiene la responsabilidad del Gobierno.
Cuando Alois y Sofía fueron nombrados regentes, el 15 de agosto de 2004, parecía que la abdicación de Juan Adán estaba cerca, pero todavía no se ha producido. Sofía ejerce las funciones de la primera dama del Principado, tras la muerte de su suegra, la condesa María Kinsky de Wchinitz y Tettau, fallecida el 21 de agosto de 2021, en Grabs, Suiza.
La discreción siempre ha sido la insignia de la casa real de Liechtenstein y Sofía de Baviera se adaptó muy bien a esta norma desde su matrimonio con el príncipe Alois, celebrado en Vaduz, capital del principado, el 3 de julio de 1993. La pareja se había conocido siete años antes, cuando él estudiaba Derecho en Salzburgo, gracias a un amigo común. Isabel era la candidata ideal como esposa: pertenecía a la alta aristocracia europea, con título nobiliario y ascendencia real, lo que la convertía en una gran conocedora de los secretos de la realeza.
Sofía Elisabeth Marie Gabrielle es la primogénita del duque de Baviera, Max Emanuel de Wittelsbach, y de la condesa sueca-alemana Elisabeth Christina Douglas. Nació en Munich en 1967 y es tataranieta del último rey de Baviera, Luis III, que reinó hasta la caída del imperio alemán, en 1918. Nació con el título y tratamiento de Su Alteza Real la Princesa Sofía de Baviera.
Su padre añadió a su tratamiento, en 1973, el de duquesa «en» Baviera, un título aristocrático utilizado por los miembros de la Casa de Wittelsbach descendientes de la rama de los condes de Zweibrücken-Birkenfeld-Gelnhausen y que no es lo mismo que ser duquesa «de» Baviera y supone un privilegio solo reservado a la familia que posee mayor abolengo que el ducado. Sofía es, además, heredera de los derechos de la dinastía de los Estuardo al trono de Inglaterra, la rama católica de la familia real británica derrocada en el siglo XVII.
También está emparentada con el rey Carlos III. Es la mayor de cinco hermanas. Fue bautizada como católica el 18 de noviembre de 1967 en la capilla de la residencia familiar de Kreuth. Sus madrinas fueron su tía materna, la Rosita, condesa Douglas, duquesa de Marlborough, y Ana Gabrielle de Wrede, esposa del archiduque Rodolfo de Austria.
Su infancia transcurrió en Wildbad Kreuth. Asistió de niña a una academia inglesa para señoritas en Heiligenstadt. Luego continuó en la Secondary Boarding School Hohenburg, en Lenggries, y finalmente estudió Lengua, Literatura inglesa e Historia en la Universidad Católica de Eichstätt. Al acabar cursó varios módulos de diseño de interiores en la Inchbald School of Design de Londres.
En la actualidad, es una de las dos únicas consortes de los futuros soberanos europeos que pertenece a la aristocracia –la otra es la gran duquesa Estefanía de Luxemburgo, a punto de llegar al trono–, y es la única perteneciente a la realeza por derecho propio, como miembro de la Casa de Baviera, aunque sea una dinastía no reinante en la actualidad.
De hecho, la princesa Sophie de Liechtenstein, duquesa de Baviera, un año mayor que su esposo, le supera en rango y lo hará incluso después de que él ascienda al trono de Liechtenstein como monarca soberano, porque él es sólo Alteza Serenísima, mientras que ella es Alteza Real.
Pasaron siete años antes de que Alois y Sofía oficializaran su compromiso, que se anunció cinco meses antes de su boda. Sofía recibió un anillo con un zafiro y dos diamantes. La pareja se presentó el día de Año Nuevo, en el palacio de Vaduz, y posteriormente en el palacio de Nymphenburg, cercano a Múnich.
El enlace tuvo lugar el 3 de julio de 1993, en la catedral de San Florin, en Vaduz, ante 500 invitados, entre los que se encontraban Alberto de Mónaco, los Grandes Duques de Luxemburgo, Constantino de Grecia, la princesa Astrid y Felipe de Bélgica y el príncipe Felipe de España, que coincidía en un acto social, por primera vez, con Isabel Sartorius, con la que entonces se rumoreaba que tenía un idilio.
Sofía eligió un vestido en satén duquesa de escote corazón y corte romántico, con una cola de siete metros de largo, confeccionado por la costurera de Wildenwart, la pequeña ciudad bávara donde pasaba sus veranos de infancia, y un impresionante velo de casi cinco metros elaborado con encaje de Bruselas que sujetaba la tiara floral Douglas, una joya del siglo XIX decorada con margaritas rodeadas de bayas y hojas, todas de diamantes, perteneciente a la familia de su madre.
La tiara de los Habsburgo, creada en Viena en 1873 como regalo de boda para la Infanta María Teresa de Portugal, confeccionada en platino y brillantes, la ha lucido posteriormente Sofía en varias ceremonias de la realeza europea, la última vez en la boda de la princesa heredera Victoria de Suecia, en 2010.
El matrimonio tiene cuatro hijos: José Wenceslao, el heredero, nacido en 1995, que se graduó en Sandhurst en 2017, Maria Carolina, nacida en 1996, Jorge, nacido en 1999, y Nicolas, nacido en 2000. Los cuatro tienen el tratamiento de Altezas Serenísimas. Alois y Sofía forman uno de los matrimonios más reservados y cómplices de la realeza europea y también de los más ricos.
Poseen una ingente fortuna privada (según Forbes, unos 4.000 millones de euros), repartida entre viñedos, una amplia colección de arte, con obras de Rubens, Murillo, Rembrandt o Van Dyck, palacios y empresas financieras. María Carolina ha sido la primera de sus hijos en contraer matrimonio, con el financiero venezolano Leopoldo Maduro Vollmer, el pasado 30 de agosto, en la catedral de Vaduz.
El heredero, José Wenceslao, mantiene un perfil igual de comedido que sus progenitores. Con igual discreción, Sofía prosigue un importante trabajo benéfico a través de la Fundación Sophie de Liechtenstein para las Mujeres y los Niños, creada en 2006, que ayuda a las embarazadas en situación difícil. Desde 2015, preside también la Cruz Roja, como hizo su suegra.
Sin embargo, Sofía también ha atravesado momentos difíciles, aunque no se divulgaron demasiado: en 2003, le diagnosticaron un tumor cerebral, aunque, afortunadamente, fue benigno y, tras una operación y un tratamiento, se recuperó sin problema.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.