Por fin se estrena La Marquesa, el docureality de Netflix que supone el segundo intento de Tamara Falcó de triunfar con este tipo de formato en televisión. Recordemos: en 2013, Cosmo trató de replicar el éxito en MTV de Alaska y Mario con We Love Tamara, pero fue un fracaso total.
Algo muy parecido a lo que le sucedió a su madre, Isabel Preysler, con el fallido programa que presentó en 1998, Hoy en casa. Por suerte, Tamara se ha soltado, y mucho, ante las cámaras. Y el momento no puede ser más propicio para mostrar la vida de los ricos y famosos.
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Es una tendencia global: de Bling Empire a First Class, el derroche, el lujo y la exclusividad de la que presumen los millonarios y aristócratas del mundo se ha hecho un hueco en el streaming. Nos apasiona contemplar la vida que se dan, de ahí que a muchos de estos personajes les baste con mostrar sus coches, armarios y fiestas VIP para arrasar en los ratings. Solo hay que ver el descafeinado docureality de Giorgina Rodríguez: un bluff en cuanto al contenido que alcanzó audiencias millonarias.
De La Marquesa, sin embargo, esperamos mucha más entrega y un punto más de interés. Incluso algo de esa realidad-ficción que se le supone a estos formatos. Tamara Falcó y el equipo de producción de Netflix tienen en su mano replicar, por fin, la fórmula de esas maestras del género que son las Kardashians. No se trata de contar exactamente lo que pasa, sino de que pase lo que queremos ver. No hablamos de romper el pudor que protege la intimidad, sino de poner en juego cierta inteligencia narrativa.
Tres bombas de 'realidad' asegurarían un éxito total para La Marquesa, el segundo reality de Tamara Falcó. El primero es obvio: la hija de Isabel Preysler podría, incluso debería, escenificar por fin su pedida de mano y anunciar boda con Íñigo Onieva. Prácticamente lo están haciendo en Instagram, con vídeos tan reveladores como este que la misma Tamara ha colgado en su perfil de Instagram.
Tras la inevitable foto con su look de invitada, Tamara Falcó muestra cómo recoge el ramo de novia en la boda de Casilda Aguilera y Yago Antón, y el gesto de Íñigo Onieva no puede ser más significativo. También la reacción de los novios, que parecen reforzar con sus abrazos y besos que los siguientes serán sus famosos amigos. Este compromiso tiene pinta de estar más que cocinado. ¿Acaso Tamara ha tomado la inteligente decisión de servirlo en su reality de televisión? Esperemos.
Ya sabemos cuál es la trama que Tamara y su equipo presentan cómo el hilo narrativo de La Marquesa: la puesta en marcha de un restaurante pop up en El Rincón, la finca en Aldea del Fresno, a 50 kilómetros de Madrid, que heredó de su padre, Carlos Falcó, y que va a gestionar junto a su hermano Manolo. Veremos a Tammy planear su experiencia gastronómica (quizá con el consejo de Martín Berasategui) en su palacete rodeado de jardines y belleza frondosa.
«Será un restaurante efímero: solo estará abierto durante 3 semanas», contó Tamara Falcó en una entrevista. «Es una casa antigua que ha estado cerrado durante bastante tiempo y necesita bastante reforma, pero allá que vamos. Es un proyecto bonito, yo no sabía que era uno de los sueños de mi padre, me lo contó mi hermana Xandra hace poco».
Ver a Tamara Falcó lidiando con obras, instalación de cocinas y menús como si fuera David Muñoz, también nos convence como bomba de realidad, sobre todo porque se plantea como motivo de ficción con su madre, Isabel Preysler. Dicho resumidamente: parece que la matriarca no tiene mucha confina en que su hija pueda comprometerse con un proyecto empresarial, aunque dure solo tres semanas.
De alguna manera, esta inclusión de Isabel Preysler como algo más que un personaje secundario nos hace albergar esperanzas al respecto de La Marquesa, y nos da pie para plantear el tercer bombazo de realidad que mataríamos por ver guionizado en el segundo reality de Tamara Falcó. Además de si Tamara se casa o no se casa, España quiere saber algo clave: cómo es la verdad de la relación madre-hija entre Tammy e Isabel.
No hay que ser adivina o psicoanalista para sostener que la relación más importante de la vida de Tamara Falcó es con su madre, esa sombra alargada y casi siempre crítica. De hecho, Tammy aparece en La Marquesa rodeada de hombres que sí saben prestarle la atención, el refuerzo y el cariño que, quizá, a su madre le cuesta expresar. Por el reality pasan, además de Íñigo Onieva y Martín Berasategui, Juan Avellaneda, Boris Izaguirre, Mario Vargas Llosa… Todos efectivamente fans de Tamara.
A sus 40 años, la pequeña de los Falcó expresa un agradecimiento por la atención de los demás que resulta, como poco conmovedora. «Íñigo es una de esas personas que te quiere ver crecer y que te va a apoyar ahí para que tu crezcas», dice de su novio en el avance de La Marquesa. «Mario ha resultado una compañía maravillosa: te hace sentir como si tú fueras la persona más importante», afirma sobre Mario Vargas Llosa, el novio de su madre. ¿Que dice de Isabel? «Mi madre no expresa los sentimientos fácilmente. No es una madre que te regale la oreja». ¿Una llamada de atención a su progenitora?