El poder de Tana Rivera: por qué la hija de Eugenia Martínez de Irujo es la auténtica heredera de Cayetana de Alba (y la única que puede hacer sombra a la futura duquesa, Sofía Palazuelo)

La Casa de Alba visita la Feria de Abril, pero quien más ha destacado ha sido Tana Rivera que en cada cita sevillana demuestra ser digna heredera del legado de la difunta duquesa, Cayetana.

Tana Rivera junto a su madre, Eugenia Martínez de Irujo, este fin de semana. / gtres

Silvia Vivas
SILVIA VIVAS

«Que me recuerden como española pero, sobre todo, como sevillana» decía la difunta e inolvidable duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart y tras lo visto este fin de semana podemos decir que tiene una digna heredera en su amor por Sevilla: la hija de Eugenia Martínez de Irujo, su nieta Tana Rivera.

Este mismo fin de semana hemos podido ver al núcleo duro de la casa de Alba en su semana grande. De un lado estaba la elegante mujer que heredará el título de duquesa de Alba, Sofía Palazuelo, esposa del primogénito de la casa, Fernando Fitz-James Stuart y actual duquesa de Huéscar, que ha llegado a la feria vestida de flamenca y dando lecciones de saber estar.

Es la segunda vez que la duquesa de Huéscar pisa la feria de Abril desde que se convirtió en duquesa y lo hizo con maxipendientes amarillos, un traje de flamenca floreado y en tonos crudos y unas alpargatas de cuña, dejando en casa a la pequeña Rosario y montando en el mismo carruaje que su suegro y su marido. Todo un espectáculo aristocrático sevillano si no fuera por la otra protagonista indiscutible de esta Feria de Abril: Tana Rivera, hija de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera Ordóñez.

La joven Tana, con tan solo 22 años, se ha convertido sin pretenderlo en la heredera de todo lo que le gustaba a su difunta e ilustre abuela: es flamenca, amante de los toros y de Rocío. Las pistas de por qué sería la nieta favorita de la duquesa de Alba están ahí y solo hay que saber reconocerlas.

A Tana Rivera, como buena sevillana, la hemos podido ver este año en la Semana Santa, vestida de Inés Domecq y consiguiendo de cara a los fotógrafos lo que parecía imposible: reunir a sus divorciados padres (con actuales parejas incluidas) en las inmediaciones de la hermandad del Cristo de los Gitanos el Jueves Santo. La cita cobra especial importancia si hacemos caso a un detalle: en esta iglesia descansan parte de las cenizas de la duquesa de Alba.

Para la difunta Cayetana, la Semana Santa sevillana no solo era una celebración religiosa que celebraba con fervor (hasta encargaba comida para los costaleros que descansaban a las puertas del palacio de Dueñas), sino que también era una de las escasas ocasiones en las que conseguía reunir a todos sus hijos bajo su techo. Muerta la duquesa, ese alarde de reunir a todos los Alba parece imposible, pero si alguien sabe nadar con soltura en esas aguas es Tana Rivera, que lo mismo acude a abrazar a su tío Cayetano Martínez de Irujo en la misa funeral en memoria de su abuela, que se derrite en lágrimas al ver a su padre de costalero de la Virgen de la Esperanza de Triana.

Vídeo. La Casa de Alba: la nueva generación

Con la Feria la «cayetanización» de la joven Tana Rivera ha sido más evidente que nunca porque el espectáculo ha culminado en otro de los lugares favoritos de la duquesa: la plaza de toros de la Real Maestranza. Como ya hiciera su abuela en 2010, Tana Rivera fue escogida este año madrina de honor de la tradicional exhibición de Los Enganches. Para que los homenajes nieta-abuela no cesaran, la joven se presentó el domingo con peineta, mantilla, abanico y mantón pertenecientes a su abuela materna. Los pendientes, eso sí, eran de su otra abuela, la también deslumbrante Carmen Ordóñez.

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