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La catedral de Chester, en Cheshire, fue el escenario de la boda entre el VII duque de Westminster, Hugh Grosvenor, y Olivia Henson, su novia de varios años, el 7 de junio de 2024. La familia tiene una larga relación con la catedral. En ella se han celebrado el funeral del VI duque, padre del actual, la boda de su hermana, Lady Tamara van Cutsem, y las ceremonias por el Día del Recuerdo, en honor de los soldados británicos, a las que asiste la familia regularmente.
Está cerca del palacio de Eaton Hall, hogar de la familia Grosvenor desde el siglo XV, donde se celebró el banquete. Entre los asistentes estaba el príncipe Guillermo, gran amigo del novio, que es padrino del príncipe George y del príncipe Archie, y, a su vez, ahijado del rey Carlos III.
Fue un día feliz para uno de los aristócratas y terratenientes más ricos del Reino Unido. Su fortuna se estima en 18.000 millones de euros y es la persona menor de 35 años más rica del mundo. La fortuna familiar se remonta a mediados del siglo XVIII e incluye gran parte del centro de Londres, aunque sus negocios se extienden a más de 60 ciudades internacionales. El sexto duque de Westminster, Gerald Cavendish Grosvenor, padre de Hugh, falleció en agosto de 2016, a los 64 años.
La nueva duquesa de Westminster lució un vestido de la diseñadora británica Emma Victoria Payne, que se caracteriza por diseños que combinan tejidos delicados, como el tul y el encaje, con otros con más cuerpo, y por la mezcla de elementos clásicos y contemporáneos. El vestido de Olivia Henson estaba confeccionado en satén, rematado con encajes, con manga francesa, cuello barco y una silueta recta, con hombros muy marcados, y una pequeña cola superpuesta que nacía de la cintura.
Pero el diseño escondía una sorpresa: una abertura redondeada en la espalda, también rematada con encajes. Llamaron la atención su velo bordado, que agitaba un viento bastante fuerte, y unos zapatos de terciopelo azul con un gran lazo, de la marca española Silvia Lago. Olivia completó su estilismo nupcial con un romántico ramo de rosas y otras flores de jardín típicamente inglesas.
Pero si hubo un elemento especialmente llamativo en su «outfit» nupcial fue la tiara. Olivia Henson tenía a su disposición una amplia y valiosa colección perteneciente a la familia Grosvernor, y se decantó por una de las más singulares: la tiara de la guirlnalda de mirto, un diseño formado por dos ramas de mirto y bayas de diamantes talla brillante unidas en el centro sobre la frente. La novia la colocó sobre un moño alto adornado con una trenza. Además de por su belleza, esta tiara es singular porque fue obra, en 1906, de Peter Carl Fabergé, el joyero ruso conocido por sus delicados huevos de pascua realizados para la familia imperial, y que elaboró muy pocas diademas.
Los Westminster conservan dos de ellas en su poder, una de las cuales es la de mirto. La tiara fue un encargo al joyero como regalo de boda para Lady Mabel Crichton por parte de su esposo, Lord Hugh Grosvenor, hijo del I Duque de Westminster, y futuro III Duque. La utilizó también en su boda, Lady Tamara Grosvenor, hermana del actual duque de Westminster, con Edward van Cutsem, en 2004.
Los tallos de las ramas de mirto son de oro y las hojas tienen un engaste de plata cepillada. Es obra del maestro artesano de Fabergé, Albert Holmström. La primera imagen que existe de la tiara es una fotografía de los años treinta de Lady Sally Perry, esposa del IV duque y nuera de Lord Hugh y Lady Mabel. La tiara fue utilizada por numerosas mujeres de la familia, por ejemplo, por la esposa del V Duque, Robert Grosvenor, Viola Lyttelton, en la ceremonia de apertura del Parlamento en 1969.
Se utilizó por última vez, antes del matrimonio de Hugh Grosvenor y Olivia Henson, en 2008, cuando Lady Rosanagh Innes-Ker se casó con el vizconde Grimston y la pidió prestada a su entonces tío materno, el sexto duque de Westinster, padre del actual.
HORÓSCOPO
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