La primera enemiga
La primera enemiga
El 3 de septiembre de 1998 falleció Espartaco Santoni, el segundo marido de Carmen Cervera que, en aquel momento, ya era la flamante baronesa Thyssen. Días después del fallecimiento de su padre, Paola Santoni se presentó en la casa de La Moraleja de Tita Thyssen con una carta manuscrita de Espartaco y un ramo de orquídeas. Hacía 15 años que ambas mujeres no se veían.
Aquella tarde, en la que Paola Santoni entregó a la ex de su padre su testamento sentimental en forma de carta, debería haberse forjado una alianza entre ambas mujeres, pero esa unión que tanto deseaba Espartaco Santoni no llegó a buen puerto. En las líneas, que hicieron llorar a Tita Thyssen, su ex marido no sólo le pedía perdón sino que también le rogaba que cuidara de su hija.
A primera vista Paola Santoni y Tita Thyssen tenían tantas cosas en común que todo parecía indicar que deberían haberse llevado bien. Por ejemplo, ambas adoraban el mundo de la interpretación y el cine. A Paola le venía de familia, no en vano su madre era la actriz mexicana Tere Velázquez (definida por Sartre como la mujer más «insoportablemente femenina»). Por su parte Carmen Cervera había sido la esposa de un afamado actor hollywoodiense, tenía conexiones en la Meca del cine y de la mano de Espartaco hizo sus pinitos frente a las cámaras.
No era la única similitud entre ambas mujeres. Tanto Paola como Tita también compartían el haber trabajado como modelo y la pasión por el interiorismo y la decoración (la baronesa era famosa por decorar sus propias viviendas y Paola cursó estudios de diseño de interiores en Nueva York). Pero su relación fue de mal en peor hasta acabar en los tribunales.
El desencadenante de la confrontación judicial entre la baronesa y Paola Santoni hay que buscarlo en las memorias que Tita Cervera publicó en una revista española en las que, por supuesto, hablaba de Espartaco Santoni y no le dejaba precisamente bien posicionado.
Para sorpresa y desagrado de Paola la ex de su padre declaró en la prensa rosa que su matrimonio de apenas un par de años con su padre jamás fue válido porque Espartaco continuaba casado con su anterior mujer cuando se unió en matrimonio a Tita en aquella boda neoyorquina de 1974. O lo que es lo mismo, que Espartaco Santoni fue bígamo.
La denuncia ante los tribunales para limpiar la memoria de su padre no se hizo esperar. Para Paola esas acusaciones de bigamia no sólo eran un delito que convertían a su padre en un delicncuente, sino que constituían un insulto a su memoria. De ahí a acudir a los tribunales y las portadas de las revistas para pedir justicia, sólo tuvo que dar un paso.
«Mi padre podía ser un «playboy», pero nunca fue un drogadicto ni un bígamo. Ella quería casarse a toda costa con el barón y consiguió desterrar al único impedimento que tenía, Espartaco Santoni. A mi padre le sacaron del país, porque no se fue por su propio gusto, y no pudo regresar durante varios años. Todo fue por su culpa. Es peor que ambiciosa», afirmaba Paola en la prensa en 2016, siete años después de haber puesto la primera denuncia en los tribunales contra Tita.
Pero a pesar de sus intentos de que el caso escalara en los medios, y de convertirse en la primera hijastra en plantear una causa judicial contra Tita Thyssen, la cruzada de Paola Santoni nunca llegó a nada, los jueces desestimaron el caso y los medios se olvidaron de ella. Y, por supuesto, la relación entre Tita y Paola quedó rota para siempre.