LAS MALETAS EN LA PUERTA Carlos III va a desalojar del palacio de Windsor a Angela Kelly, la mejor amiga de Isabel II: adiós a la estilista de la reina

La estilista de Isabel II durante más de 20 años deberá abandonar la residencia de Windsor que la reina le había prometido de por vida.

Angela Kelly, estilista de la reina Isabel II. / getty

Elena Castelló
ELENA CASTELLÓ

Parece que la reorganización de palacio que está llevando a cabo Carlos de Inglaterra está dejando fuera a algunas figuras relevantes que estuvieron al servicio de la reina Isabel II. Carlos quiere una monarquía «adelgazada», y parece que eso también atañe a quien sirvió fielmente a su madre.

Según publica el Daily Mail la estilista de Isabel II durante más de dos décadas, Angela Kelly, de 65 años, deberá abandonar la residencia de Windsor que la reina le había prometido de por vida, por su lealtad. Kelly fue además de la mano derecha de Isabel, su confidente. Kelly, hija de un estibador de Liverpool, se convirtió con los años en una de las personas más cercanas de la reina. Y más influyentes en palacio. Tras la muerte de Isabel II, Kelly se quedó sin puesto. Camilla tiene su propio equipo de estilismo.

Kelly ocupa uno de los alojamientos de la finca de Windsor, uno de los más modestos, que la reina le reservó en premio a sus servicios. Pero tendrá que abandonarlo en pocas semanas por orden de Carlos III. El actual rey la reconoció con la Orden de la reina Victoria por su lealtad a Isabel II, aunque era de esperar que la hubiera reconocido con una distinción más elevada, la de Dama.

A Angela se la ha podido ver en estos años acompañando a la reina, en numerosas ocasiones, como cuando acudió a la Semana de la Moda de Londres, en 2018, y se sentó al lado de Anna Wintour, la todopoderosa directora de la revista Vogue USA. Para Kelly el apartamento de Windsor era cómodo, además, porque su nieto acude a una escuela cercana, y le facilitaba el poder verlo a menudo.

Angela Kelly, en el front row de la London Fashion Week, junto a la reina Isabel II y Anna Wintour. / getty

Limpieza en la corona de Reino Unido

Carlos está reorganizando las residencias de la corona. Los primeros en encabezar su lista han sido su hermano Andrés y los duques de Sussex, Harry y Meghan. Andrés tendrá que abandonar la residencia que ocupaba hasta ahora, la mansión de Royal Lodge, que comparte con su exmujer, Sarah Ferguson, e instalarse en Frogmore Cottage, la casa que la reina concedió, cerca de Windsor, a los Sussex, a quienes se ha ofrecido uno de los apartamentos de Buckingham Palace para sus visitas al Reino Unido.

A continuación, Carlos ha dejado claro que ya no habrá más viviendas en los palacios reales para quienes no estén al servicio directo de la corona. Es el caso de Angela Kelly. Esta transición ha sido especialmente dura para ella, porque, según cuenta el Daily Mail, fueron cambiadas todas las cerraduras de los aposentos de la reina a los pocos días de su fallecimiento, lo que excluyó a Kelly de cualquier posible actividad en la nueva corte. Era conocida en palacio como AK47 –un juego entre sus iniciales y los fusiles de asalto soviéticos– por su gran temperamento.

Una estrecha relación entre Angela Kelly e Isabel II

Kelly conoció a la reina durante una de sus visitas oficiales a Alemania, donde la estilista trabajaba para la embajada británica como ama de llaves del embajador. Le confesó que quería volver a Gran Bretaña y la reina le ofreció un puesto en palacio. En 2002 se convirtió en asistente de estilista y, algo más tarde, en estilista, responsable de vestuario y joyería de Isabel II. Suyos son los coloridos «outfits» que la reina lució en los últimos años, siempre combinados con sus sombreros.

Angela Kelly en el funeral de Isabel II. Getty.

Cuando la salud de Isabel fue declinando, Kelly se convirtió en una especie de asistente personal. La reina llegó a decir que eran «como hermanas». Compartían talla de zapatos. La reina le autorizó que publicara varios libros en los que desvelaba detalles de su tarea de estilista.

Parece que Carlos no recibió con buenos ojos las revelaciones de Kelly, especialmente las que hacían referencia al funeral privado de su padre, el duque de Edimburgo. La reina la instaló en las habitaciones contiguas a las suyas, en cuando se instaló definitivamente en el castillo de Windsor.

A pesar de su experiencia, parece que Kelly cometió algunos errores que la alejaron de las nuevas generaciones de «royals». El príncipe Harry fue el primero en desconfiar de ella. Era a Kelly a quien se refería cuando, tras visitar a su abuela, declaró que se «había asegurado de que estuviera rodeada de la gente adecuada».

El asunto de la tiara de Meghan para el día de su boda fue otro malentendido entre Harry y Kelly, que no facilitó a la futura duquesa probarse la diadema que había elegido, hasta que Harry le espetó: «Lo que Meghan quiere, Meghan lo obtiene». El duque de Sussex niega, en sus memorias, haber dicho eso, pero sí reconoce que Kelly «obstruía» los preparativos, que siempre buscaba problemas y que era mejor no tenerla como enemiga.

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