American Gigolo
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«Fue sin duda un artista original», contaba el actor Richard Gere al medio The Hollywood Reporter lamentando la muerte del diseñador Giorgio Armani a los 91 años. «Un artista. Una especie de visionario. Con la mirada y la mano de un artesano, y el alma de un pintor. Su obra rebosaba su esencia. Y se preocupó hasta el final. Inflexible. Sé que a algunos les aterraba por su exigencia. Para mí, era un talentoso gatito».
Para entender mejor las palabras del actor norteamericano, que lleva ya un tiempo viviendo en España junto a su mujer Alejandra Silva, hay que viajar hasta la década de los años ochenta, cuando Gere empezaba a labrarse un futuro en el mundo de la interpretación y el genio italiano hacía lo propio en el complicado universo de la moda. El 1 de febrero de 1980, supuso un antes y un después para ambos.
Aunque Richard Gere llevaba desde mediados de los setenta participando en películas como Buscando al señor Goodbar o Yankis, no fue hasta que se cruzó en su camino Julian Kaye cuando su carrera dio un salto espectacular. En la película American Gigolo, Gere interpreta a Kayne, un treintañero atractivo, culto e inteligente de Los Ángeles que utiliza sus encantos para vivir de la prostitución. Pero la cosa se complica cuando Julian acepta acostarse con la esposa de un rico hombre de negocios a petición de éste, y un par de días más tarde lee en la prensa que la mujer ha aparecido asesinada.
A pesar de que el papel de Julian Kaye fue ofrecido primero a John Travolta (de hecho durante un tiempo se informó de que sería él el protagonista de la película), finalmente sería el actor de Filadelfia el que se hiciera con el papel. El éxito fue inmediato: aunque la crítica no la sitúa entre las mejores películas de esa época, en el imaginario colectivo ha quedado como un clásico moderno y un referente cinematográfico. Y parte de ese mérito lo tiene un hombre que no sale ni un minuto de metraje: Giorgio Armani.
Aunque John Travolta nunca fue Julian Kayne, sí fue el culpable de que se convirtiera en uno de los gigolós con más estilo y más recordado de la pantalla. El director del filme, Paul Schrader, explicó en su día los tres argumentos por los que Travolta rechazó el papel: el reciente fallecimiento de su madre; su primer gran fracaso en la industria del cine con Vivir el momento y el contexto homosexual que rodeaba al personaje de Julian y del que Travolta luchaba por escapar. Pero para cuando John se salió del proyecto, ya había sugerido algo que lo cambió todo.
El protagonista de Fiebre del sábado noche y su representante se reunieron con Giorgio Armani en Milán. Por entonces Armani llevaba cinco años con su negocio de moda y aún no se había transformado en el rey de la moda en el que el tiempo le convertiría. El actor y el diseñador se entendieron de inmediato y se empezaron a confeccionar trajes para Julian Travolta Kayne. Cuando finalmente se bajó del proyecto, el acuerdo ya estaba en marcha y solo hubo que ajustar un poco las tallas (Travolta le saca diez centímetros de altura a Gere y por entonces estaba también más musculado).
El vestuario de la película fue clave para convertir a Gere en un American Gigolo que emanaba clase, estilo y sofisticación. Las creaciones de Armani para el protagonista elevaron el feeling de la película. El actor lograba seducir sin abrir la boca, solo con su presencia, sus gestos, su look. Armani logró que sus trajes chaqueta parecieran la prenda más adecuada para el mundo profesional de Julian relajando las costuras y pegando la tela al cuerpo, acariciándola sin aprisionarla, aportando un extra de sensualidad.
Aunque el verdadero quid de la cuestión fue cuando Gere se quitó la impoluta ropa de Armani y protagonizó el primer desnudo frontal masculino en el cine de Hollywood. «Hasta lo que yo sé no estaba en el guion, se dio en el proceso natural de filmación», confesó el actor en una entrevista en 2012.
El vestuario que Armani elaboró para American Gigolo se bautizó como 'power suit', ya que apostaba por una figura más minimalista y una silueta relajada, dejando atrás los modelos que habían triunfado hasta la época. También aportó un cambio en los tonos que se utilizaron. «Los jóvenes actores, como Richard Gere en aquella época, tenían una nueva actitud: eran reales y desinhibidos y querían ropa en la que pudieran habitar con sus propios personajes, no atuendos que los presentaron como una especie de fantasía imaginaria», explicaba el diseñador en una entrevista para Esquire, sobre su relación con el universo de Hollywood y cómo le ayudó en su carrera.
A partir de entonces, la carrera de Armani se catapultó, unió lazos con la industria del cine y sus colaboraciones con numerosas estrellas y películas se multiplicaron: de Los intocables de Eliot Ness a las películas de Martin Scorsese; de Leonardo DiCaprio en El lobo de Wall Street al icónico esmoquin color marfil de Brad Pitt en Malditos Bastardos, la impronta del genio italiano ha quedado grabada en numerosas películas que han contado con sus creaciones.
Eso dentro del cine, porque fuera han sido muchas las actrices que han brillado en las alfombras rojas con su línea de alta costura, Giorgio Armani Privé: de Anne Hathaway a Amanda Seyfried o nuestra Penélope Cruz. «Maestro, lo hiciste a tu manera y quizás por eso eres tan querido por tanta gente. Me siento muy honrada de haber podido pasar tiempo contigo. Tu generosidad y amabilidad me conmovieron profundamente y siempre estarás en mi corazón. Te deseo mucha libertad y felicidad», escribía la actriz española en sus redes sociales junto a algunas fotografías en las que recordaba su amistad con el diseñador fallecido.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.