Una mañana de finales de verano, la habitación de un hotel en pleno centro de Madrid se transforma en un improvisado set de trabajo: focos y material fotográfico, maletas, burros con perchas cargadas de prendas y complementos cuidadosamente alineados, maletines de maquillaje... En medio del ajetreo previo al inicio de la sesión, Victoria Montanari (Río de Janeiro, 1996), también conocida como Vic o Vicky, está tranquila, sonríe con naturalidad y habla con todo el equipo. Influencer y creadora de contenido de madre brasileña y padre italiano con sede en Lisboa, Montanari se ha hecho un lugar propio en el mundo de la moda y el lifestyle gracias a su estilo único y su fuerte personalidad.
A pesar del madrugón, habla sin perder la alegría, como si todo lo que sucediera alrededor formara parte de un juego. «Me encanta sentir que puedo reírme, incluso cuando estoy trabajando», comenta, mientras se recoloca un accesorio del pelo. Cuando le preguntamos sobre cómo empezó en el universo de las redes sociales nos cuenta que hace apenas unos años, cuando trabajaba desde casa en una empresa tecnológica cuyo empleo no la motivaba del todo, empezó a grabar vídeos de forma espontánea y sin buscar nada a cambio.
«Lo hice por diversión, sin expectativas y, de repente, la gente comenzó a seguirme», recuerda. Lo que se inició como un pasatiempo terminó convirtiéndose en un trabajo permanente y en una comunidad fiel, atraída no solo por su estética, también por esa forma positiva de mirar la vida que transmite en sus vídeos y directos. Desde entonces, su crecimiento ha sido constante hasta lograr más de un millón de segudiores. Vic recalca que no se trata solo de números, likes o reconocimiento.
«Me encanta que la gente se sienta cercana a mí. Lo que más me motiva es crear algo con autenticidad y sentir que mi contenido puede inspirar o sacar una sonrisa a alguien. No me interesa ser famosa por serlo, sino que haya una realidad detrás de todo lo que comparto», asegura. Su estética es una mezcla de los lugares en los que ha vivido estos años y que forman parte de su historia. El color y la calidez de Brasil y Portugal o la elegancia de Italia. Entre sus referentes, se encuentra Iris Apfel, todo un icono de la moda, fallecida hace más de un año a los 102, quien siempre la ha inspirado.
Todo ello hilado con su humor, que considera la verdadera esencia de su perfil y con el que conquistó a todo el equipo de MUJERHOY en tan solo unos minutos. «Me gusta reírme de mí misma, creo que la moda se disfruta mucho más si no te la tomas demasiado en serio», mantiene. Aunque siempre está rodeada de ropa, bolsos, zapatos y joyas, confiesa que tiene una obsesión por otro tipo de objeto: las libretas.
«No puedo entrar en una tienda sin mirar si tienen cuadernos nuevos. Siempre termino llevándome uno, aunque no sepa para qué lo voy a usar», dice, mientras abre una de ellas. Esa pasión se conecta con un hábito que cultiva desde los 15 años: el journaling. «Empecé escribiendo de pequeña cuando me encontraba nerviosa. Con el tiempo se convirtió en mi manera de organizar ideas, pensamientos y proyectos», explica. Para ella, plasmar su vida en una libreta es un refugio personal y un ritual que le permite organizar su mundo interior y tener las ideas claras sin importar dónde esté ni los lujos que la rodeen.
Además, su curiosidad por todo tipo de disciplinas creativas la ha llevado a experimentar con la música y la fotografía. En sus redes comparte ocasionalmente pequeños clips que ella misma edita. «Me gusta probar cosas nuevas. A veces no sé si funcionarán, pero si me divierto, ya vale la pena», asegura. Ese equilibrio lo mantiene también fuera de cámara, gracias a su entorno más cercano. Sus amigos y su familia son quienes le recuerdan quién es realmente Vic Montanari. «A veces, en este trabajo, la gente te trata como si fueras famosa o importante.
Eso te hace sentir reconocida y apreciada. Pero si tu vida personal sigue igual, con tus amigos de siempre, tu familia y tu rutina, sigues siendo tú misma. Eso es lo que realmente te mantiene», explica. Para ella, esa mezcla de reconocimiento profesional y vida personal estable es clave: le permite disfrutar de su trabajo y de las oportunidades que trae, sin perder la perspectiva ni su esencia. «Lo importante es saber cuál es la realidad y navegar entre los dos mundos de la mejor manera posible».
Miguel Segade, su pareja, es la persona que le hace sentir siempre como en casa. Durante la sesión la complicidad entre ellos era constante, sin que por ello él interfiriera en el trabajo. En marzo, anunció su compromiso y, en apenas segundos, acumuló miles de likes. Aunque nos dice que no suele compartir demasiada información sobre su vida privada, sí quería contar a sus seguidores que éste es uno de los momentos más importantes de su vida.
Con su boda a la vista, confiesa que está intentando cuidarse más que nunca, aunque sin obsesiones. Estar bien no es solo una cuestión estética, sino también mental y emocional: alimentarse con ingredientes de calidad, mantenerse activa, beber agua (aunque reconoce que le cuesta) y, sobre todo, sentirse saludable y en paz. «Ese día quiero ser la mejor versión de mí misma, pero no solo por fuera, también por dentro», comenta entre carcajadas al pedir que, como mínimo, no le salgan granitos de última hora. Entre maquillaje, cambios de ropa, cámaras y planes de futuro, Vic no pierde la cercanía ni la risa fácil, porque «todo esto es divertido si no pierdes tu propia voz. Yo intento recordarlo todos los días».