la pasarela, desde dentro
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la pasarela, desde dentro
Cada uno de los modelos de Diesel nos mira desde el interior de una estructura transparente con forma de huevo. En total hay 55 huevos gigantes expuestos a los ojos de la prensa y, en unos minutos, se trasladarán en camiones para repartirlos por distintos puntos de Milán, como si fuera una caza de huevos de Pascua. «Es un juego, una broma. Se trata de que todo el mundo pueda descubrir la colección. Intentamos sorprender, ser alternativos», nos cuenta Glenn Martens, director creativo de la firma, que lleva una gorra sobre la cabeza y se ríe sin parar, divertido.
Ahí está la clave: en sorprender. Captar la atención en una semana tan intensa como la Fashion Week de Milán resulta más que complicado, así que los diseñadores buscan no solo la prenda sino también la puesta en escena que pueda generar los máximos impactos posibles.
Esa es probablemente la razón por la que Demna, recién salido de Balenciaga, eligió para su estreno en Gucci, en vez de un desfile al uso, la proyección de un cortometraje –dirigido por Spike Jonze y Halina Reijn– con los protagonistas (entre ellos, Demi Moore), luciendo los looks de la nueva colección.
O que la pasarela de Boss –unas láminas con aspecto de metal, en alusión con el espacio en el que se celebraba el desfile, una antigua nave metalúrgica– se elevara sobre las cabezas de los asistentes. También Antonio Marras optó por la performance, con unos personajes que corrían por la pasarela al ritmo de una música dramática y lanzaban libros al aire mientras los modelos desfilaban caracterizados de los integrantes del círculo Bloomsbury y los personajes de El amante de Lady Chaterley. En Missoni se buscó el contraste: la seriedad del Palacio del Senado con los bikinis y shorts que desfilaron bajo las arcadas de esta construcción monumental.
Otras firmas, sin embargo, optaron por la contención. No podía ser de otra manera en el caso del desfile de Emporio Armani, el primero del conglomerado del creador italiano que se celebra tras el fallecimiento de éste, el pasado 4 de septiembre. Aunque su recuerdo más emotivo llegará el domingo, durante el desfile de la marca Giorgio Armani, este jueves ya se sintió su ausencia, pues su sobrina Silvana lanzó un beso al cielo al salir a saludar y todas las modelos hicieron el carrusel final aplaudiendo a Il Signore.
También fue canónico el desfile de Max Mara, con sus preciosos pantalones de talle bajo y esas chaquetas estructuradas que ya son enseña de la casa. En Fendi, los invitados se sentaban sobre bloques de colores que, por una vez, permitían tener un poco de espacio para moverse.
La locura llegó con Prada. Es curioso el contraste entre la sobriedad de Miuccia y Raf Simons con los gritos que se escuchaban a las puertas de la Fundación Prada, donde tuvo lugar el desfile sobre un suelo de color naranja. Para acceder al edificio no bastaba con enseñar la invitación –una cajita metálica en cuyo interior se escondían los datos del sitting–, sino que el personal de seguridad exigía también un documento de identificación.
Y luego están, claro, los invitados VIP, que ayudan a crear marca. En el apartado del repertorio nacional, vimos a Aitana y Vicky Luengo en Fendi, a Paz Vega en Max Mara, a Gala González en Emporio Armani… La nómina de estrellas internacionales estuvo integrada por Carey Mulligan, Felicity Jones, Kerry Washington, Chiara Ferragni u Olivia Palermo.
Pero quienes concitaron el furor del público apostado a las puertas de los desfiles fueron, sin duda alguna, las estrellas venidas de Corea, esos chicos y chicas jovencísimos de piel inmaculada que agrupan millones de seguidores en las redes sociales. Y en medio de todo, Suzy Menkes, la mítica periodista de moda americana que, a pesar de sus visibles problemas de movilidad, no se perdió los desfiles más relevantes y estaba atenta a lo que en realidad debería ser lo único importante: la moda.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.