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Reinventar una prenda, por básica que sea, y llevarla tantas veces como quieras sin que parezca nunca la misma, es en realidad un arte al alcance de cualquiera. El único secreto está en estudiar bien la forma de mezclarla con el resto de la ropa. Y si pensamos en un comodín que siempre dinamiza el armario, ese es el pantalón vaquero. Los hemos vistos en los patrones más originales, también la versión flare con los que que famosas como Aitana demuestran que son los que más pueden estilizar, incluso los declinados en negro, perfectos para ponértelo con todo.
Pero hay un corte que llama especialmente nuestra atención este otoño: los de talle alto. Así que si eres de las que aún piensan que es demasiado arriesgado como para poder incorporarlo a tus estilismos cotidianos sin fracasar en el intento por no encontrar las fórmulas de conjuntarlo, sigue bajando porque estos tres looks giran en torno a ellos y están pensados para ser un éxito seguro, independientemente de la ocasión. Si después no quieres ponerte otra cosa recuerda que te lo advertimos.
Jugar al monocromatismo pocas veces falla. Si en este caso además de mezclar blanco y azul, lo hacemos añadiendo texturas como la del punto, el resultado es impecable. Compensar el volumen de los hombros y las caderas con unos botines también blancos es el toque definitivo.
Que los orígenes humildes del denim no te confundan porque darle una pátina de clase y elegancia es tan sencillo como apostar por el tweed. Una chaqueta que representa los valores de la nueva elegancia francesa, rematada con un par de zapatos de tacón midi.
Resucitando una de las tendencias que más atención capta este otoño (la estética noventera), las alternativas para lucir el vaquero de talle alto contemplan recurrir a una americana confeccionada en tejido de efecto piel y una nota de color atrevida gracias a un jersey elástico de cuello alto.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.