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Esta es la historia de una paradoja, la provocada por el hecho de que los mismos fármacos que ayudan a que ocho de cada 10 mujeres superen el cáncer de mama provocan, años después de recibir el alta, problemas graves en su corazón. La palabra clave es cardiotoxicidad, que no significa otra cosa que los fármacos que se emplean para curar el cáncer "intoxican" este órgano afectando a su funcionamiento. "El corazón es muy sensible al tratamiento oncológico. De hecho, la mortalidad cardiovascular es actualmente la causa más frecuente de defunción en pacientes que sobreviven a un cáncer de mama.
Además, estas complicaciones también son una de las causas más frecuentes de interrupción del tratamiento contra el cáncer. Estudios recientes demuestran que el desarrollo de eventos cardiovasculares durante el tratamiento y el hecho de tener que suspender o reducir la dosis administrada aumenta hasta en un 25% el riesgo de recurrencia del tumor", asegura la dra. Teresa López-Fernández, presidenta electa de la sección de Imagen Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología y especialista del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
Los tratamientos oncológicos pueden producir múltiples problemas en el corazón: insuficiencia cardiaca, hipertensión, arritmias... Pero, para sufrir o no estos problemas, se deben dar una conjunción de factores. "Depende mucho del fármaco utilizado y, en ocasiones, de la dosis empleada. En el caso de las antraciclinas [presentes en la quimioterapia], se han reportado datos de disfunción cardiaca hasta en un 40% de los enfermos. Otros como los Anti-HER provocan entre un 3 y un 18% de afectación cardiaca", asegura el dr. José Luis Zamorano, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela y del Hospital Ramón y Cajal.
A pesar de estos datos, no se debería perder de vista el objetivo del tratamiento oncológico: salvar la vida. Por eso nunca hay que renunciar a él, solo hay que tener en cuenta el riesgo de problemas cardiovasculares y aprender a detectarlos a tiempo. "Las complicaciones que ocurren de forma más precoz, suelen dar síntomas y son más sencillas de diagnosticar. En cuanto a las tardías, antes se pensaba que eran inevitables e irreversibles, sobre todo el desarrollo de insuficiencia cardiaca. Sin embargo, la investigación actual ha cambiado este panorama. La lesión del músculo cardiaco secundaria a antraciclinas aparece de forma precoz, pero no da síntomas hasta años después. Por eso es muy importante vigilar la función cardiaca durante el tratamiento del cáncer", explica la dra. López-Fernández.
Un apunte al que se une el dr. Zamorano, que nos da más pistas sobre qué enfermas de cáncer deberían chequear su función cardiaca durante la quimioterapia: "Sabemos que las que llegan con hipertensión previa, factores genéticos o historia previa de cardiopatía están en mayor riesgo. Por eso debemos seguirlas en la consulta de cardio-oncología y evaluar su función cardiovascular a lo largo del tiempo. Todos estos problemas pueden ser tratados y seguidos de forma adecuada".
Pero no todo está en manos de los médicos. Las propias enfermas de cáncer pueden hacer mucho para preservar la salud presente y futura de su corazón. Seguir un estilo de vida cardiosaludable durante el tratamiento no solo mejora el pronóstico cardiovascular, sino que también repercute positivamente en el oncológico, ya que ambas patologías van de la mano y comparten factores de riesgo. ¿Cómo conseguirlo? La dra. Teresa López-Fernández nos ofrece estas claves:
Dejar de fumar. Los pacientes pasan muchas horas en el hospital entre profesionales de la salud y deben aprovechar este contacto repetido para preguntar dudas y buscar apoyo para mejorar su salud cardiovascular. ¿Cómo? Un buen ejemplo es pidiendo ayuda a estos equipos para dejar el tabaco. No fumar reduce el riesgo de toxicidad aguda durante el tratamiento oncológico.
Llevar una dieta cardiosaludable. Durante la quimioterapia no es un buen momento para iniciar dietas para combatir la obesidad, pero si es una gran oportunidad para cambiar hábitos en la dieta para hacerla más saludable. "La dieta mediterránea, con aceite de oliva virgen extra y nueces, ha demostrado reducir los problemas cardiovasculares y la incidencia de cáncer de mama. Con una misma dieta conseguimos un doble beneficio", asegura la experta.
Moverse. "Antes pensábamos que los pacientes que estaban con quimioterapia tenían que quedarse sentados y descansar, pero ahora sabemos que no es así. Es preferible salir y caminar 10 minutos (si no se pueden llegar a 30 minutos diarios) que no hacer nada en absoluto. Está comprobado que los pacientes que durante el tratamiento se mantienen físicamente activos tienen mejor pronóstico oncológico y menos toxicidad que los sedentarios", explica la dra. López-Fernández.
Seguir el tratamiento. Si existen antecedentes de problemas cardiacos o hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia, no se debe suspender el tratamiento que seguían con la excusa de que son "demasiadas pastillas" y sin consultar antes. Tener un buen control de los factores de riesgo y problemas previos reduce el riesgo de nuevas complicaciones.
Chequear el corazón. Todas las mujeres que han superado un cáncer de mama deben realizarse un control de salud cardiovascular. Con respecto a las pruebas a realizar y la frecuencia de las mismas no se puede generalizar, dependerá de la edad y del tratamiento recibido. Se recomienda una evaluación cardiovascular al final del tratamiento, que incluya un electrocardiograma y un ecocardiograma, sobre todo en las que han recibido antraciclinas y trastuzumab.
El corazón también es un órgano muy sensible a la radiación. Las complicaciones que puede sufrir por ella están directamente relacionadas con la dosis de que le llegue y afectan a las arterias coronarias, el pericardio y las válvulas cardiacas. Afortunadamente, esto también está cambiando a mejor. Hasta hace unos años, la radioterapia era una práctica altamente peligrosa, pero la tecnología actual permite evitar o limitar al máximo la radiación de las estructuras cardiacas.
"Es muy importante que oncólogos y cardiólogos trabajemos conjuntamente para ofrecer al paciente el mejor tratamiento con el menor número de efectos adversos. No podemos dejar que el beneficio que hemos ganado en supervivencia del cáncer se pierda en mortalidad cardiovascular", explica la dra. López-Fernández. Para facilitar la comunicación, en algunos hospitales se han creado unidades de cardio-oncología con oncólogos, hematólogos, especialistas en radioterapia y en análisis, cardiólogos y enfermeras.
HORÓSCOPO
Como signo de Fuego, los Sagitario son honestos, optimistas, ingeniosos, independientes y muy avetureros. Disfrutan al máximo de los viajes y de la vida al aire libre. Son deportistas por naturaleza y no les falla nunca la energía. Aunque a veces llevan su autonomía demasiado lejos y acaban resultando incosistentes, incrontrolables y un poco egoístas.