NO TE PIERDAS

La reina Letizia rescata su traje gris de cuadros más elegante de Hugo Boss para la reunión con la Fundación Princesa de Girona

vivir

¿Unidad europea sanitaria?

La pandemia ha mostrado la falta de una política sanitaria común europea, algo que se refleja también en la investigación del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

España es uno de los países donde más desconfianza existe según la encuesta, con una tasa del 79 % d.r.

Para una de las cosas que ha servido la pandemia del COVID es para darnos cuenta que casi no existe una política común europea en materia de sanidad. De los 26 países que componen la Unión Europea, si descontamos ya al Reino Unido, que comenzó el proceso de Brexit en febrero de este año, ha habido 26 respuestas diferentes a la pandemia. Estas han variado mucho, desde el estricto confinamiento, como en España o Italia, a la negación, buscando la inmunidad de rebaño como ha ocurrido en Suecia.

Pero la cosa ha ido mucho más allá. En los momentos álgidos de la pandemia en Europa, es decir, durante los meses de marzo y abril, ha existido una auténtica competencia entre los diferentes estados de la Unión por la compra de mascarillas, la obtención de pruebas diagnósticas, o la compra de ventiladores, entre otras muchas. Por no hablar de que la mayoría de países europeos se han percatado de la dependencia estratégica en materia de industria sanitaria con respecto a Asia y más concretamente de China, en muchos aspectos básicos. Parecía que no había ninguna empresa capaz de fabricar respiradores, mascarillas y los materiales sanitarios más básicos en esta zona del mundo cuando realmente hacían falta.

Es necesario evitar la dependencia de China para obtener material sanitario

Pero el caso es que la realidad parece que va por otro lado. La Unión Europea, que ha sido paladín de medidas liberalizadoras como el movimiento de capitales y el mercado común, el tráfico de personas sin fronteras entre países, gracias al espacio Schengen, etc, también ha visto cómo el virus nos ha dado una cura de humildad y ha circulado libremente de un país a otro sin preocuparse por los sistemas sanitarios o las políticas individuales de cada estado.

Una gran desconfianza

El Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) realizó un estudio, publicado hace unos días, entrevistando a 11.000 personas de 9 países de la Unión, incluida España. Aunque existen diferencias entre los países del norte y sur de Europa, parece que la desconfianza en las autoridades sanitarias y en los expertos designados por ellas para controlar la pandemia es generalizada. España es uno de los países donde más desconfianza existe, según la encuesta, con una tasa del 79 %. Dos tercios de los europeos creen que la crisis muestra la necesidad de una mayor cooperación entre los países de la UE. Por cierto, la pandemia ha endurecido el juicio de los europeos hacia China, Rusia o Estados Unidos, cuya imagen se ha deteriorado bastante en los últimos tres meses.

Los 'coronabonos'

Cuando digo 'casi' me refiero a que en la UE sí existe una política sanitaria común. Aunque con unos recursos presupuestarios muy escasos. Entre marzo y junio de 2020, la UE ha fortalecido los tres pilares de su política de salud: desarrollo de un ambicioso programa de salud pública —EU4Health— , que ha multiplicado por 25 el presupuesto destinado a la sanidad común. Aumenta su autoridad en la regulación de productos médicos, para evitar hechos bochornosos de acopio de material o medicamentos por los diferentes países en momentos de crisis sanitarias, y también ha cambiado su política fiscal en una dirección más favorable a las políticas de salud. De hecho, se está negociando la emisión de “coronabonos” para financiar un fondo cercano a los 800.000 euros para paliar los efectos económicos y sanitarios del COVID. Parece que al final, la Europa de la salud puede salir reforzada de la crisis, aunque todavía está lejos de unificar los sistemas sanitarios de cada país.

Proteger nuestras industrias

Otro aspecto importante del que deberán hacerse cargo las autoridades europeas, es el de vigilar la propiedad de industrias estratégicas en materia sanitaria y no sanitaria. No hay más que recordar, por ejemplo, que la mítica empresa de automoción alemana Mercedes-Benz ya está en manos chinas y en marzo surgió la polémica del supuesto intento de compra de un importante laboratorio alemán relacionado con la vacuna del COVID por parte de Donald Trump. Parece que la pandemia que estamos viviendo terminará por cambiar casi todo, al menos esperemos que sea para bien en la convivencia con nuestros vecinos.