El alimento que te envenena por dentro aunque no lo sepas, según el experto en nutrición, Carlos Ordinas

Sara Flamenco Publicado · 8 de octubre de 2025, 07:50 h

Muchos nutricionistas advierten sobre el consumo habitual de ultraprocesados, azúcares añadidos y grasas trans. Estos productos, presentes en bollería, refrescos, snacks y comidas rápidas, aportan calorías vacías sin nutrientes esenciales. Su ingesta excesiva favorece la inflamación, la resistencia a la insulina y el sobrepeso, además de aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. A largo plazo, deterioran la salud metabólica y afectan al bienestar general.

Las grasas trans, presentes en margarinas y alimentos industriales, dañan las arterias y elevan el colesterol LDL, mientras que el exceso de azúcar deteriora la microbiota intestinal y aumenta la adicción alimentaria. Los ultraprocesados suelen llevar aditivos que alteran la saciedad y fomentan el consumo excesivo. Sin embargo, según el experto Carlos Ordinas, hay un alimento aún más perjudicial que todos ellos y que se encuentra en la mayoría de las cocinas españolas.

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«¿Sabías que la comida más peligrosa para tu cuerpo no es el helado, no es el bacon y no es el gluten? Es una comida que está en tu cocina ahora«, comienza explicando el experto. Y es que, según asegura en su video, los aceites vegetales refinados industriales se quedan atascados en tu hígado, en tu cerebro y en tus nervios dañando «tu ADN, tus proteínas y tus células y actuando como el óxido en tu cuerpo», advierte.

El problema se agrava, además, si se reutiliza para cocinar ya que, cuando más lo cocinas, se generan más derivados peligrosos «que destruyen tus tejidos y generan inflamación, cicatrices internas y fibrosis«. Y las consecuencias del consumo habitual de aceites vegetales refinados pueden permanecer en tu organismo durante mucho tiempo aunque restrinjas su consumo, ya que permanecen en el organismo hasta dos años, según afirma el experto.

Pero, ¿a qué nor referimos con aceites vegetales refinados industriales? Quizá el que más conozcas sea el aceite de girasol, que muchos de nosotros usamos para freír, sobre todo si cuentas con una freidora. Pero no es el único, ya que también advierte sobre las nocivas consecuencias de consumir aceites de maíz, de soja, de canola y de algodón que aunque no estén en tu cocina como tal, si que forman parte de muchos ultraprocesados y productos lights.

Entonces, ¿que hacemos para no caer en la trampa de los aceites vegetales refinados? Carlos Ordinas recomienda cambiarlos por «sebo de res, mantequilla y ghee, aceite de oliva virgen extra o aceite o aceite de coco virgen». Y no pienses que por ser más saludables no engordan. Evidentemente, son alimentos muy calóricos, pero si consumes sólo lo necesario, las calorías que introduzcas vendrán acompañadas de otros nutrientes muy saludables para el organismo.

Los alimentos procesados son aquellos que han pasado por algún tipo de transformación para hacerlos más seguros o duraderos, como la pasteurización, la congelación o el envasado. Ejemplos son las verduras congeladas, el pan integral o el pescado en conserva al natural. Estos productos mantienen gran parte de sus nutrientes originales y, en muchos casos, facilitan una alimentación práctica y saludable sin perder calidad nutricional.

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En cambio, los ultraprocesados son formulaciones industriales que contienen múltiples ingredientes artificiales como colorantes, conservantes, potenciadores de sabor y grasas hidrogenadas. No se elaboran a partir de alimentos frescos, sino de extractos, harinas refinadas y aditivos diseñados para aumentar la palatabilidad y la duración en estantería. Ejemplos son las galletas industriales, los refrescos azucarados, las salchichas o los cereales azucarados. Apenas aportan nutrientes reales, pero sí calorías vacías.

La gran diferencia es que los procesados pueden formar parte de una dieta equilibrada si son de buena calidad, mientras que los ultraprocesados representan un riesgo para la salud. Su consumo frecuente está relacionado con obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, además de favorecer la inflamación crónica y la adicción alimentaria. Por eso, los nutricionistas recomiendan priorizar alimentos frescos y procesados simples, evitando al máximo los ultraprocesados.

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