Céline Barel, perfumista: «Los perfumes conectan con las emociones e influyen en la confianza y la autoestima»

A los grandes perfumes siempre les envuelve la poesía, como si fueran cosa de musas. Hay que reconocerles, desde luego, su poder, íntimo siempre, escénico en ocasiones. Su capacidad de llevarnos hasta el borde del infinito. Ya solo las notas que los definen y los ingredientes que contienen son un ritual en honor a la exquisitez máxima. El delicatessen de la belleza.

Todo esto cobra sentido al hablar del último Eau de Parfum de Aesop, presentado como «una constelación resplandeciente de ámbar, aderezada con un toque radical de cardamomo, que adopta la forma de una fábula aromática que invita a la reflexión». Dicho así, cualquiera querría ponérselo. Mucho más al saber que Above Us, Steorra nació de un haiku de Mayuzumi Madoka titulado Estrella fugaz, de una fotografía del cielo nocturno y de imágenes que detallan las distintas tonalidades del siempre seductor y sofisticado ámbar.

Fueron inspiraciones para que la perfumista Céline Barel, habitual colaboradora de la casa, creara esta fragancia que nos adentra en el inexplorado reino de las ambarinas. El techo de la tienda de Aesop de Collins Street, en Melbourne, recubierto de frascos de la marca recuperados y triturados, mezclados con yeso, y seguidamente un cielo lleno de estrellas y una fascinante trayectoria desconocida. Así se despierta la creatividad, el camino del artista, que luego se deja embriagar por el cardamomo, la bergamota, el incienso, el ládano y la vaina de vainilla.

Porque Steorra, en inglés antiguo, quiere decir estrellas. Como Above Us se refiere a las miradas que vuelan alto en un sentimiento colectivo de asombro, dicen. Puede que, después de todo, la modernidad fuera esto. Céline Barel nació en Grasse (Francia), la patria de las flores y los aromas, consumada capital mundial de la perfumería; se formó en Milán, y es muy amiga de las fragancias decadentes, opulentas y sensuales, en especial de la familia oriental o ambarina. Hemos hablado con ella para que nos diga si un perfume puede ser inconformista, cómo capta los aromas de la naturaleza y si realmente una fragancia nos ayuda a ser más felices.

MUJER HOY. ¿Puede una fragancia ser inconformista? 

CÉLINE BAREL. Sí, de hecho, lo que más valoro de Aesop es su enfoque increíblemente inconformista. Todo lo que hacen está bien pensado y cada creación transmite una auténtica sensación de elevación y propósito. Para mí, como perfumista, es muy importante trabajar en proyectos que tengan significado. Con esta colaboración quería hacer honor a ese espíritu. Así que la composición tenía que ser verdaderamente unisex, respetando su ADN olfativo, que es aromático, amaderado, crudo y con cierta intensidad, lo que da como resultado un perfil de aroma ciertamente distintivo y poco ortodoxo.

¿Qué busca conseguir a través de las fragancias? En concreto, ¿qué emociones o impresiones clave quería evocar con Above Us, Steorra?

La elevación, ese era el objetivo emocional clave. Algo que estuviera alineado con la filosofía de la marca, tanto moral como estéticamente. La idea de elevar la mente, de ofrecer un conocimiento sensorial o una belleza que se sintiera generosa y expansiva.

Pero, en mi opinión, también es su fragancia más carnal hasta la fecha. Hay algo primitivo y profundamente sensual en la forma en que interactúan el comino, las resinas y las especias cálidas. Evoca una cercanía corporal, una profundidad animal, pero sigue siendo botánica y elegante. No es pegajosa ni dulce, sino dorada y ardiente. En mi sinestesia, la veo brillante, nunca pesada. Es una fragancia con profundidad celestial, no golosa, algo cósmico pero íntimo.

¿En qué se inspira? ¿Cómo nace un perfume?

Para Above Us, Steorra, la primera imagen de inspiración creativa fue la de una estrella fugaz. Quería que la fragancia se sintiera como una estrella incandescente, mineral y redondeada en su núcleo, pero con un borde ardiente y prolongado.

Suena a música celestial, ¿cómo lo logra?

Para lograrlo, utilicé una alta concentración de especias: cardamomo, incienso, pimienta, comino... Una danza de cálidos y fríos. Eliminé los elementos tradicionales dulces y empolvados del ámbar. En su lugar, amplifiqué las maderas, las especias y las resinas para crear algo inesperado, pero inconfundiblemente Aesop.

Es un aroma que transmite energía.

Sí, la apertura es ardiente y brillante, un ramo de especias casi crepitante. Inmediatamente se percibe el cardamomo, la corteza de canela, la pimienta y un destello de incienso. No es un comienzo suave, sino que está cargado de energía. A medida que la fragancia se desarrolla, se pasa al corazón, donde las especias permanecen, pero se intensifican. Hay una sutil calidez similar a la de la piel, un zumbido animal que no deriva de las notas animales tradicionales, sino de algo más intuitivo y encarnado.

Y así se llega a la base.

En este caso, construida sobre un acorde de ámbar minimalista y sobrio. Hay maderas, cristales de pachulí para aportar claridad, sándalo para dar comodidad y un toque de vainilla, pero no para endulzar. Esta vainilla es coriácea, alcohólica, casi achocolatada. Aporta complejidad, no suavidad. La fragancia termina donde comenzó: no con dulzura, sino con una sensación de profundidad elemental.

Una fragancia puede levantarnos el ánimo, transportarnos a un momento o lugar, conmovernos emocionalmente... ¿Hasta qué punto forma parte de nosotros y moldea nuestra identidad o, más bien, nuestra esencia? 

Para mí, una fragancia conecta con las emociones e influye en la confianza en uno mismo. También captura recuerdos, especialmente de lugares y personas. Con esta, por ejemplo, quería crear algo encarnado. Algo que hablara tanto de lo celestial como de lo primitivo. Hay una dualidad en su esencia, como el alma y el cuerpo, el intelecto y el instinto, la luz de las estrellas y la piel.

Las especias siempre nos transportan a lugares exóticos, nos alejan de lo cotidiano y nos sitúan en el terreno de lo mágico y sensorial. 

Así es, y espero que la gente se sienta transportada, pero también con los pies en la tierra. Es una fragancia para aquellos que miran hacia arriba, pero sin despegarse del suelo. No es solo una estrella; es una estrella fugaz. Es algo incandescente, caliente y frío al mismo tiempo. Un complejo racimo de especias que deja un rastro luminoso en la oscuridad. Una fragancia transportadora tanto para los inconformistas como para los conformistas que desean subvertir suavemente.

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