NO TE PIERDAS

La reina Letizia rescata su traje gris de cuadros más elegante de Hugo Boss para la reunión con la Fundación Princesa de Girona

casas de famosos

El espectacular palacete de Carla Bruni y Nicolas Sarkozy: una mansión de 3.000 m2 en el barrio más exclusivo de París

La increíble casa de Nicolas Sarkozy y Carla Bruni en París es un palacete más elegante y caro que la mansión de Isabel Preysler en la exclusiva urbanización de Puerta de Hierro en Madrid.

Carla Bruni junto a su esposo, el expresidente de Francia Nicolas Sarkozy.

En los últimos meses, la actualidad ha vuelto a situar sobre el matrimonio Sarkozy el foco más intenso desde que vivían en el Elíseo. Mientras el expresidente de Francia afronta procesos judiciales complicados, Carla Bruni retoma su carrera musical, derrocha estilo los desfiles de París y afianza su faceta de empresaria vinícola en la Provenza. Eso sí, cuando quieren desaparecer de la vorágine mediática, la pareja se refugia en su impresionante palacete parisino del siglo XIX, un lugar idílico para cumplir su 'condena': «pensaba que el matrimonio era una prisión, pero te da alas», confesó hace años la exmodelo sobre su relación con el político.

Oculto tras altos muros cubiertos de enredaderas, el palacete parisino donde residen Carla Bruni y Nicolas Sarkozy parece un refugio detenido en el tiempo. En pleno corazón del distrito XVI, el mismo en el que vivieron Honoré de Balzac o Alain Delon, y muy cerca del Sena, el matrimonio vive rodeado de silencio y fuertes medidas de seguridad en lo que muchos llaman la Campiña parisina.

La residencia se encuentra en la exclusiva Villa Montmorency, una colonia privada que desde hace más de un siglo ha sido sinónimo de privacidad y distinción. Sus calles, bordeadas de plátanos centenarios, albergan residencias que fueron hogar de escritores, artistas y aristócratas parisinos y ahora acogen embajadas y residencias diplomáticas. La elección de este barrio por parte de Carla Bruni y Nicolas Sarkozy no es casual: combina prestigio, seguridad y ese aire de «vieja nobleza urbana» que tanto seduce a la alta sociedad.

Un palacete clásico que respira lujo silencioso

Arquitectónicamente, la casa es un ejemplo perfecto del clasicismo parisino. Fachada de piedra clara, mansardas de pizarra y grandes ventanales que inundan de luz las estancias interiores. Y, por lo que hemos podido intuir a través de las publicaciones en Instagram de la propia modelo o de cuentas de real state de lujo como Sotheby's Paris, el hogar del expresidente y su esposa respira discreción, elegancia y lujo silencioso.

De hecho, tal y como lo describe Sotheby's Paris, los palacetes de Villa Montmorency, «los más exclusivos de París«, son »un remanso de paz único, a pocos pasos del bullicio de París y una obra maestra de arquitectura y refinamiento. Residencias excepcionales con más de 1000 m² de espacio habitable, enclavadas en una parcela con un jardín de 1700 m², espectaculares volúmenes, piscina cubierta, spa, sala de cine, casa de invitados y garaje para 10 coches«.

Con una estructura exterior simétrica, elegante y sin ostentación, su interior alberga seis dormitorios, una casa de invitados y amplias estancias donde, tal y como hemos podido ver al 'colarnos' a través de Instagram en la casa de los Sarkozy, los suelos de parquet de roble, las boiseries restauradas y los techos altos nos recuerdan a las residencias burguesas de la Belle Époque.

En estancias sociales como el comedor o el salón, los paneles de madera en tonos miel se mezclan con una mesa contemporánea de mármol y sillas tapizadas en lino crudo que respiran serenidad y lujo silencioso. Además, los detalles marcan la diferencia, de la escalera de hierro forjado que conecta los pisos a los mosaicos en damero que evocan la estética art déco o los muebles de época.

La decoración de la casa refleja un eclecticismo refinado, mezcla de tradición y modernidad, con el sello artístico de Carla Bruni impreso en detalles como guitarras colgadas, fotografías personales y obras de arte contemporáneo que dialogan con muebles antiguos. Nicolas Sarkozy, más clásico, ha reservado un rincón de lectura con ediciones de La Pléiade y retratos de escritores. Todo en la residencia respira vida real, lejos de los diplomáticos salones del Elíseo y de una fachada que parece sacada de una guía de arquitectura de la ciudad.

A nivel estético, la decoración del palacete donde viven Carla Bruni y Nicolas Sarkozy podría definirse como un neoclasicismo sofisticado y reactualizado, que abraza las tendencias más actuales del interiorismo y las reinterpreta con libertad creativa, combinando arte contemporáneo y tecnología integrada en cada estancia con detalles clásicos y materiales nobles.

El imponente jardín es el corazón verde de la casa y funciona como una prolongación natural del interior. Protegido por altos muros cubiertos de hiedra y enredaderas, que aportan vida e intimidad, está diseñado como un oasis urbano con senderos de piedra, una fuente discreta y una terraza que parece suspendida entre el cielo y los árboles. En verano, dicen que Carla Bruni organiza cenas íntimas al aire libre, rodeada de velas, rosas y una iluminación tenue.