cómo usar el fertilizante
cómo usar el fertilizante
Acertar a la hora de elegir las plantas de nuestra casa no es una cuestión meramente estética ni tampoco un golpe de suerte. La clave para que se muestren en su mejor versión está en manejar buena información, conocer los cuidados que precisa cada una, ponerlos en práctica de forma rigurosa y sí, tener buena maña en los quehaceres de jardinería.
Durante los últimos meses te hemos recomendado las plantas más fáciles de cuidar y las mejores variedades para interior y exterior. Hemos repasado cuáles son las plantas que nos ayudan a mejorar la calidad del aire de nuestras casas e, incluso, las que atraen la buena suerte. También qué cuidados específicos debemos dar al jardín en función de la época del año en la que estemos o cómo elegir las flores más bonitas (y las menos exigentes).
Con todos estos consejos y trucos bien aprendidos y siguiendo las recomendaciones de los expertos, tenemos claro que son muchos factores los que determinan que nuestras plantas y flores crezcan exuberantes, pero hay una serie de cuidados que son comunes a todas las variedades.
En primer lugar, como nos contó una experta florista cuyo nombre aún no podemos revelar hace unos días en una entrevista y una serie de Reels que podréis ver pronto en las redes sociales de Mujerhoy, para sacar la mejor versión de nuestras plantas, siempre tenemos que elegir variedades que sean aptas para el lugar donde van a plantarse porque, si no somos capaces de replicar (más o menos) sus condiciones de origen, será muy difícil que las podamos sacar adelante con éxito.
Y es que la ubicación es un factor fundamental a la hora de que nuestras plantas crezcan preciosas, igual que lo es conocer las pautas de riego que necesita cada variedad en función de la época del año, la cantidad de luz que necesitan a lo largo del día o las temperaturas ideales que precisan y cuáles no son capaces de soportar.
Otro detalle fundamental al que debemos atender y que, en este caso, sí precisa de mayor experiencia y un poco más de maña es la poda, que fomentará la floración de nuestras plantas. Recomendada al final del invierno o principio de la primavera, la clave está en eliminar las ramas secas y cortar las flores marchitas para estimular el crecimiento de brotes nuevos.
Junto con la poda, los jardineros recomiendan incorporar el abonado en este proceso, y es así donde entra en juego el consejo que me dió un experto de mi vivero de confianza: darle «lentejas» a mis plantas para alimentarlas como se merecen, estimular su floración y fortalecer su crecimiento. Y por lentejas entendemos fertilizante.
En mi caso, iba a plantar gerberas (también conocidas como margaritas africanas) en una zona del jardín en la que el sol incide de manera directa durante casi todo el día y su recomendación fue clara y sencilla: tras hacer un agujero en la tierra lo suficientemente profundo, añadir una cucharada de fertilizante específico para esa variedad, mezclar, plantar mis nuevas flores (cada cepellón por separado) y cubrir bien las raíces hasta llegar al tallo. Por último, regar.
Por supuesto, el paso de elegir el fertilizante adecuado será clave para que nuestras plantas florezcan de forma vigorosa. Y aunque cada variedad requiere su propio alimento específico, en líneas generales nos fijaremos en que siempre contengan nitrógeno, para el crecimiento de hojas; fósforo, que favorece el desarrollo de las raíces y la floración y potasio, que las hace más resistentes a las enfermedades.
En el caso de las plantas con flor, siempre es mejor apostar por un fertilizante especializado, que tiene el doble de fósforo y concentraciones más altas de nutrientes específicos. Y también tendremos que elegir entre orgánicos (proveniente de fuentes naturales y con una liberación lenta de nutrientes) y sintéticos, que están formulados químicamente, pero su aporte de nutrientes es más rápido.
Además, a la hora de aplicar el fertilizante tendremos que fijarnos bien en sus instrucciones específicas, sobre todo las que se refieren al cuándo y al cuánto, ya que tanto el tiempo como la cantidad importan mucho. La pauta general marca aplicar en primavera cuando comienzan a crecer y reaplicar en verano, evitando volver a hacerlo cuando empiezan a bajar las temperaturas. En cuanto a la dosis, deberemos seguir con detalle las medidas indicadas en cada caso, ya que un exceso de fetilizante puede provocar el efecto contrario al esperado: que salgan más hojas que flores, que estas amarilleen y que se retrase el crecimiento.
Tengo que reconocer que, después de un par de veranos de fracasos absolutos en esa zona del jardín, mi confianza no era plena, pero parece que el truco de mi jardinero va dando sus frutos o, mejor dicho, sus flores más bonitas que nunca. Seguiremos informando de sus progresos.