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¿Por qué es importante que los niños duerman siestas?

Una buena rutina de sueño diurno favorece el descanso nocturno de los más pequeños, les ayuda a reponer fuerzas y a mantener el buen humor.

La siesta es básica para los niños hasta los 3 años, les ayuda a evitar las rabietas, reponer fuerzas y estar de buen humor. / Fotolia

Joaquina Dueñas
JOAQUINA DUEÑAS

Desde el año en adelante se observa en los bebés de forma más evidente el cambio en las rutinas del sueño. Ya comienzan a caminar y pasan muchas horas despiertos y descubriendo el mundo que les rodea. Para ellos son días de experiencias y estímulos constantes que les causan un estado de excitación y nervios.

A esas edades y hasta los tres años los pequeños no son conscientes de su propio cansancio y es habitual verlos luchar contra el sueño para seguir jugando o para, sencillamente, contemplar lo que pasa a su alrededor. Sin embargo, las siestas son importantes para que los pequeños vuelvan a la calma y para un adecuado descanso nocturno.

En torno al año y los dos años, los niños suelen mantener dos siestas al día, una a media mañana y otra por la tarde. Al contrario de lo que pudiera pensarse las horas de sueño durante el día, más concretamente durante la tarde, no les quita el sueño por la noche. Más aún, una buena rutina de sueño diurno favorece el descanso nocturno. De ahí que se recomiende mantener la siesta, al menos, hasta los tres años.

Es recomendable mantener la siesta, al menos, hasta los tres años

Este periodo de sueño les ayuda a reponer fuerzas, previene rabietas y les ayuda a mantener buen humor. Todas estas circunstancias hacen que los niños lleguen a la noche calmados, alejados de ese estado de excitación y de cansancio que les impide conciliar el sueño, por lo que los niños duermen mejor.

Aunque debe mantenerse durante todo el año, el verano es una época ideal para acostumbrar a los niños a la siesta ya que los padres pueden aprovechar las vacaciones para establecer rutinas que luego puedan mantener. Así, dedicar un rato después de la comida a que los niños duerman consigue que luego merienden mejor, ya que el cansancio les quita el apetito, estén más atentos y felices durante la tarde.

Las siestas de los niños pequeños, mejor en la cama

Durante sus primeros años de vida los niños son auténticas esponjas y los hábitos que adquieran ahora serán los que repitan en el futuro. De ahí que lo mejor sea llevar a los niños a la cama para las siestas, dado que deben asociar la cama con el sueño. A ellos les da igual que sea de día o de noche, lo que les importa es crear conexiones de modo que cuando llegue la hora vean la cama como el lugar en el que se duerme y no el sofá ya que si es así también querrán dormir en el sofá por la noche.

Si el niño duerme solo por la tarde la duración del sueño puede llegar hasta las dos horas

De este modo, su organismo se irá habituando, de manera que al llegar esa franja del día, el niño empezará a sentirse somnoliento y se sentirá feliz a reconocer en la cama un lugar en el que dormir. Por eso es tan importante procurar mantener unos horarios fijos, tanto en la mañana como en la tarde. Sin embargo, aunque duerman en su cama en su habitación, se pueden establecer diferencias respecto del sueño nocturno, para eso es recomendable no dejar la habitación completamente a oscuras ni ponerle el pijama.

La duración de este sueño reparador puede llegar hasta las dos horas si el niño duerme sólo de tarde u oscilar entre los 40 y los 60 minutos si descansa por la mañana y por la tarde.

Si tu hijo es de los que tiene una terrible rabieta cada vez que intentas llevarlo a dormir la siesta, lo ideal es seguir las mismas recomendaciones que se siguen para el descanso nocturno. Dedicar unos minutos a caricias y masajes que le hagan sentir más relajado y leerle un cuento son las dos principales claves.

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