Niños que se pierden

A los tres años, después del primer y agotador día de colegio de su vida...

CARE SANTOS

A los tres años, después del primer y agotador día de colegio de su vida, el niño decidió irse solo a casa. Fue una decisión unilateral, debida a que el niño, por aquel entonces, era listo y decidido. Unos tres minutos más tarde, al llegar su madre a la puerta de la clase de las mariquitas, fue informada por una maestra tan estupefacta como aterrorizada de que no tenía ni idea de por qué el niño no estaba allí. La madre, claro, creyó morir.

Durante unos eternos 20 minutos, le buscó por todas partes, sin éxito. Toda la escuela se movilizó en esta búsqueda. Justo cuando comenzaba a preguntarse qué se hace cuando ocurre lo que no pensaste que ocurriría jamás, el pequeño apareció. Venía acompañado de una pareja joven. Le habían encontrado llorando en un semáforo. Fue allí, en el paso de cebra, al pararse y mirar el muñequito rojo que su madre siempre señalaba, donde se dio cuenta de que algo iba mal.

Tal vez lo han adivinado: la madre de la historia era yo. Hace de eso ya algunos años, pero sigo teniendo pesadillas en las que mi hijo no aparece por mucho que lo busque. Lo que me ocurrió a mí les ha pasado alguna vez, dicen, al 65% de las madres. Los lugares donde más niños se extravían son (por este orden): centros comerciales, playas y parques públicos. Los actos multitudinarios también son propicios a estos despistes.

El episodio que he contado me dejó tal pánico en mi interior que a menudo cuando teníamos que salir a la calle le escribía a mis hijos mi teléfono en el brazo con un rotulador permanente. Así si alguien les encontraba podía llamarme de inmediato. Nunca más volvieron a perderse. Leo que en algunas ciudades de nuestro país distribuyen durante las fiestas pulseras localizadoras para niños. Por ejemplo Pamplona, en los últimos Sanfermines, imprimió 4.000 de ellas. Incluyen el teléfono de la policía y un espacio para apuntar los móviles oportunos. Más civilizado que el rotulador, aunque igual de útil. Esas pulseras evitarán pesadillas.

21 de marzo-19 de abril

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Como elemento de Fuego, los Aries son apasionados y aventureros. Su energía arrastra a todos a su alrededor y son capaces de levantar los ánimos a cualquiear. Se sienten empoderados y son expertos en resolver problemas. Pero son impulsivos e impacientes. Y ese exceso de seguridad en sí mismos les hace creer que siempre tienen la razón. Ver más

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