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Multiculturalidad y casticismo se fusionan en Lavapiés, considerado por la publicación británica Time Out como el barrio más 'cool' del mundo, un mosaico donde se fusionan detalles exóticos y realidades cotidianas a ritmo de chotis, pero también de timbales.
Al abrigo del Reina Sofía, de La Tabacalera, de la Casa Encendida y del Cine Doré, y con El Rastro como cita obligada cada domingo, Lavapiés ha resurgido como uno de los espacios más creativos de Madrid, con una brillante oferta cultural para todos los públicos, para todos los gustos, y en todos los formatos.
Lavapiés tiene sabor a tapa gratis y a curry, huele a flores frescas en Tirso de Molina y a cocina de mercado fusión, tiene el encanto de los locales centenarios que solo siguen existiendo en este rincón de Madrid, con sus fachadas pintadas del color de cada gremio (el rojo de las tabernas, el verde de las ferreterías o el marrón de las pastelerías), pero se abre a tiendas de productos de todo el mundo.
Y es que "es el único barrio madrileño en el que se puede comprar ingredientes para preparar cualquier plato del mundo y en el que probar, por ejemplo, auténtica comida senegalesa, menús tailandeses, platos cubanos o cocina griega. También comida árabe y energéticas hariras que los musulmanes comen durante el mes de Ramadán", aseguran desde la Asociación de Comerciantes de Lavapiés.
En Time Out recomiendan pasear por el Rastro cualquier domingo soleado, tomarte un buen gin&tonic en la Sala Equis, disfrutar de una obra en el Teatro Pavón-Kamikaze, cerveza en mano, o disfrutar de las vistas y del cielo de Madrid desde el ME Reina Victoria.
Lavapiés es, en definitiva, un barrio que ha adaptado su tradición a los nuevos tiempos sin perder ni un ápice de su esencia. Y ahí (y no en las polémicas por los pisos vacacionales) es donde precisamente reside su encanto...
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