tesoro de aragón
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En plena Sierra de Albarracín, en Teruel, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de España. Hablamos de Albarracín, la localidad que le da nombre a esta espectacular sierra y que es conocida en todo el mundo por el encanto único de sus calles que ha perdurado a lo largo de los siglos. Tal es la fama de este pueblo que actualmente se encuentra en proceso de ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un título que muchos consideran más que merecido.
El aspecto más llamativo de Albarracín es su arquitectura rojiza, herencia de un pasado medieval que aún permanece casi intacto y que hace que pasear por las calles de este pueblo sea un auténtico viaje al pasado. Pero no es lo único reseñable de este pueblo de Aragón. Un entorno natural muy bien conservado, la impronta de las diversas culturas que han pasado por allí y, en general, la esencia que se respira en este pueblo son motivos que justifican con creces la estima de esta localidad.
Un pueblo con tanto encanto e historia cuenta, por supuesto, con leyendas propias de lo más interesantes. No solo es considerado uno de los más bonitos de España, también se le conoce por ser una de las localidades más misteriosas del país. Y es que el entorno mágico y toda la historia que tiene a sus espaldas Albarracín invita a fantasear con personajes extraordinarios que no hacen más que intensificar el mito entorno a este peculiar paraje que merece la pena pasear tranquilamente.
La lista de imprescindibles en Albarracín es necesariamente extensa, pero si tenemos que hablar de hitos arquitectónicos en sus calles, debemos empezar por sus construcciones rojizas. Este color que tiñe todo el pueblo se debe al yeso rojo que se extrae la sierra y con el que están hecha la mayoría de los edificios. Es una mezcla de óxido de hierro y yeso normal que da como resultado un material resistente que ha hecho que estos edificios perduren y creen esta postal tan uniforme desde la Edad Media.
Si paseas por estas curiosas calles vas a encontrarte con tesoros especiales en cada esquina. Uno de estos edificios que conviene buscar a conciencia es la Casa de la Julianeta, conocida como la más famosa de Albarracín. Destaca por su particular forma irregular que capta la atención de todas las miradas. Fue construida en el siglo XIV, haciendo esquina y en un terreno irregular, lo que explica su diseño. Actualmente, esta casa es una residencia y taller para artistas que pueden desarrollar sus proyectos en este entorno único.
Otro de los enclaves más característicos de Albarracín es el castillo y la muralla. Este pueblo se funda entorno a esta construcción que data de la época de los musulmanes, quienes en los siglos X y XI aprovecharon la situación estratégica del lugar para construir una fortificación que sirviese de defensa y perímetro de la zona. Las siguientes civilizaciones continuaron poniendo en valor este conjunto monumental hasta el punto de alzarlo como emblema de Albarracín.
En cuanto a edificios religiosos, el más llamativo es la Catedral del Salvador, un ejemplo del estilo gótico, renacentista y barroco de la zona que fue construida sobre una mezquita antigua. El aspecto más espectacular de esta catedral es su techo, fabricado en madera policromada y de estilo mudéjar. Otra de sus particularidades radica en cómo se accede a ella: solo es posible si se reserva una visita guiada con la Fundación Santa María de Albarracín.
Albarracín destaca también por sus museos. Hay espacios donde puedes conocer en profundidad toda la historia del pueblo (como el Museo Municipal de Albarracín) y otros específicos de arte sacro, como el Museo Diocesano ubicado en el Palacio Episcopal. Uno de los más curiosos es el Museo del Juguete, ubicado en el Casco Antiguo en el que se pueden ver juguetes de españoles y europeos muy antiguos.
Entre tanto paisaje idílico y postales para el recuerdo es imposible que las leyendas no afloren. Desde hace siglos se cuentan historias de amor, venganza y seres peculiares que son parte de la esencia única de la localidad. Una de las más conocidas es la leyenda de la Torre del Andador, ubicada en su muralla. Dice la tradición que aquí tuvo lugar una historia de amor imposible entre un caballero y una princesa con final trágico: le prohibieron verse para siempre. Se dice que el fantasma del amante aún vaga por esta torre.
Entorno al castillo también se ha desarrollado la leyenda de la Dama de Albarracín. Esta mujer, que vivió en el pueblo durante la Edad Media, estaba prometida con un joven que nunca regresó de la guerra. La desesperación la llevó a morir de tristeza y soledad y condenó a su fantasma afligido a vagar por las ruinas del castillo.
Los duendes también tienen un papel especial en las historias mitológicas de Albarracín. Se cuenta que estos seres diminutos habitan en la sierra y en los bosques, pero también en el propio pueblo. Aunque no tienen maldad, sí que se divierten gastando bromas inofensivas a los habitantes, a quienes las cosas se les cambian de sitio de forma inexplicable. No obstante, también se les atribuye el cuidado de la zona y sus tradiciones a lo largo de los años, siendo los verdaderos guardianes del riquísimo patrimonio de Albarracín.