Por qué el final de Andor demuestra que esta es la mejor serie de Star Wars y puede que nadie la supere jamás

De vez en cuando aparece una serie de esas que rompe todos los esquemas y se convierte en un clásico instantáneo y en un fenómeno de masas. Al igual que The Last of Us, Andor ha superado cualquier expectativa y Disney Plus ha puesto toda la carne en el asador en una segunda temporada cargada de mensajes, grandes personajes y momentos increíbles que la convierten por derecho propio en una de las mejores ficciones televisivas que han salido en los últimos años.

Tony Gilroy ha logrado paralizar el mundo del entretenimiento durante semanas como hacía décadas que no conseguía ningún producto del universo creado por George Lucas. Con el buen gusto por bandera, el guionista de Rogue One ha dibujado una pieza maestra con una producción fascinante cargada de claroscuros y con una trama y unos personajes desarrollados de manera tan brillante que han conseguido devolver a la saga galáctica el prestigio perdido para situarla de nuevo en el lugar que se merece.

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Porque, además, la serie protagonizada por Diego Luna ha traspasado fronteras logrando llamar la atención de personas que nunca se han sentido atraídas por nada relacionado con este universo. Una ficción que se aleja del fanservice y que es accesible para cualquier persona que quiera disfrutar de un drama de aventuras e intrigas políticas. Por esta, y otras muchas razones, Andor se ha convertido en la mejor serie de la historia de Star Wars y es muy complicado que alguien pueda superarla jamás.

El enfoque de la serie estaba claro desde el primer momento, una perspectiva más realista en la que viésemos a gente de a pie combatiendo al Imperio con todo lo que tiene. No hay jedis, no hay súper poderes ni tampoco elementos fantásticos que salven a nuestros protagonistas en el último minuto. Andor es cruda, muy dura y por momentos hasta cruel, porque así debe serlo, ya que el clima irrespirable que sostiene el Imperio invita a arriesgarse y a tomar medidas desesperadas para tratar de salvaguardar la libertad.

Alejada de las propuestas más naíf de la trilogía de J.J. Abrams, Tony Gilroy recupera la esencia de Rogue One y nos ofrece un panorama desolador en el que empieza a germinar el espíritu de la Rebelión. Una maravilla de producción en la que predomina una escala de grises que tiene como lema que el fin justifica los medios, utilizando de vuelta la misma moneda con la que paga el Imperio. No esperéis encontrar aquí una historia ingenua y moralista cargada de valores, ya que Cassian y compañía tienen una rebelión que liderar, y no será fácil ni agradable.

Andor destaca por ofrecer también una variedad de escenarios apabullantes y espectaculares gracias a una producción magnífica y una dirección artística impecable obra de Luke Hull. Los escenarios, cuidados hasta el más mínimo detalle, conjugan a la perfección con el timing y con lo que está sucediendo en ese momento en una narración que se desarrolla con gran ritmo y una cuidada realización.

A lo largo de la serie pasamos del brutalismo de Coruscant, bajo control imperial, hasta los climas naturales y abiertos en los que aún se vive bajo una extraña y casi impostada libertad. Set increíbles que nos trasladan a mundos imaginarios y fantásticos y que se alejan de los lugares comunes para ofrecer un muestrario de planetas de lo más heterogéneo y que aportan algo nuevo en un universo tan completo y trillado como el de Star Wars.

Hasta la fecha, ninguna serie de Star Wars había conseguido traspasar los límites de su propio lore para llegar a un público más mayoritario. Al fin y al cabo, ficciones como Ashoka, Mandalorian o la de Obi-Wan no son para todo el mundo, a pesar del inmenso número de fans que devoran cada uno de estos contenidos en Disney Plus. Es por ello que el mérito de Andor es mayor, porque Gilroy ha concebido una historia que puede verse más allá de este universo, con una trama política que, si la sacas del entorno del Imperio Galático, podría funcionar igualmente bien.

Al fin y al cabo, Andor nos narra la historia de una lucha contra un terrible enemigo que ejerce el poder de manera brutal y autoritaria y el nacimiento de una férrea rebelión que trata de desestabilizarlo a través del sabotaje y la guerra de guerrillas. Conjuras políticas, intrigas, personajes que cambian de bando o políticos y burócratas taimados y calculadores, todos estos elementos componen un tablero de ajedrez oscuro, lleno de trampas y muy despiadado que cualquier aficionado a series como House of Cards o Juego de Tronos disfrutaría sin dudarlo.

Por no hablar de la manera tan brillante en la que Tony GIlroy ha logrado cerrar el círculo conectándolo todo con el principio de Rogue One. Un final del todo épico que, sin duda, ha logrado satisfacer a todos los fans de la saga y que supone un cierre inmejorable para Cassian Andor, interpretado magistralmente por un Diego Luna que merece todo los reconocimientos con un personaje que accede con honores al Olimpo de la saga como uno de los mejores protagonistas que nos ha dejado el universo de Star Wars.

Todos estos ingredientes convierten a Andor en la mejor serie de Star Wars hasta la fecha. Tony Gilroy nos entrega su trabajo más destacado hasta la fecha llegando mucho más allá de los fans de la saga con un producto inmejorable cargado de intriga y emoción. Si eres de los que aún no la ha visto, te recordamos que ya puedes disfrutar de la serie precuela de Rogue One al completo en Disney Plus, así que ¿a qué estás esperando?

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