The Last of Us: Ellie se mete en la boca del lobo y la serie se prepara para el final de temporada con un deseado regreso

El quinto episodio de la segunda temporada de The Last of Us nos ha dejado primero con el corazón encogido y luego con el corazón calentito. Porque tras el terror y el drama que vivimos en el segundo episodio, nada nos hace más ilusión que disfrutar un poco más de Joel. Pero antes de llegar a lo que nos espera en el penúltimo capítulo, vayamos con lo que nos ha dejado este. Porque Ellie no ha desaprovechado la oportunidad de meterse en la boca del lobo, y eso, a la vista de lo poco que queda, nos hace temernos lo peor.

El segundo día de Ellie y Dina en Seattle arranca con la líder de los Lobos, Hanrahan (Allana Ubach), reuniéndose con una de las mujeres que tiene bajo su mando. Con un relato que comienza dando a entender que ha cometido un acto descabellado, todo se aclara conforme avanza su escalofriante narración. Y es que en el hospital que sirve de base de operaciones de los Lobos, han descubierto una nueva forma de transmisión del cordyceps de la peor manera posible: viviéndolo en sus carnes. Y en su propia familia.

Tras los créditos iniciales, la narración regresa a las protagonistas, que siguen encerradas en un teatro de la ciudad organizando cómo van a llegar hasta donde creen que se encuentra Abby. Aunque, como ellas mismas intuyen, la misión es más compleja de lo que parece sobre el mapa triangulado con el que trabajan.

Cuando Dina consigue establecer la forma de llegar al hospital en el que se encuentra Abby, las dos jóvenes no dudan en emprender su marcha, a pesar de que ellas mismas sean conscientes de que no va a ser fácil. Y por si se les olvida, apenas han recorrido unos metros desde su guarida cuando descubren un grupo de Serafitas asesinados bajo una pintada sobre su líder, «Siente su amor», que ha sido convenientemente respondida física y artísticamente.

Tal vez lo más interesante del quinto episodio es cómo, para olvidar lo que acaban de ver, Dina reprocha a Ellie que nunca le ha preguntado por quién fue la primera persona a la que mató. Es entonces cuando el personaje de Isabela Merced narra cómo, con ocho años, se escapó de la cabaña en la que vivía con su madre y su hermana pero regresó porque les escuchó gritar. Fue entonces cuando se encontró con una estampa similar a la que vivió Ellie en el segundo episodio, con su familia asesinada a manos de un hombre al que ella misma mató.

La sangre fría de Dina a la hora de hablar de su pasado contrasta con la pasión con la que afronta su relación con Ellie, pero también su propio destino. «Si muero será por mi culpa», le dice a su compañera de viaje después de explicarle que comprende su sed de venganza porque ella también la habría sentido de no ser porque acabó con la vida del asesino de su familia poco después de que las matase. Cuando llega la noche, todo se complica y de maneras muy diferentes.

A pesar de que intuían que algo sucedía con el edificio en el que se refugian porque los Lobos lo evitan, Ellie y Dina se adentran en él para descubrir con horror que esos clickers evolucionados que el personaje de Bella Ramsey ya tuvo oportunidad de probar en sus propias carnes, también están en Seattle. Es entonces cuando Dina le pide que salgan del edificio, algo en lo que Ellie estará de acuerdo, y le llevará a ofrecerse como cebo. Sin embargo, la situación empeora rápidamente y las jóvenes quedan atrapadas entre infectados.

Afortunadamente, la acción nos depara una sorpresa, y de la nada aparece Jesse para salvarlas. Y aunque Ellie se encarga de plantearle (tal vez en el peor momento) todas las incógnitas que le surgen al espectador sobre su oportuna aparición, semejante recurso narrativo desconcierta y alegra a partes iguales. Tras lograr salir de los dominios de los Lobos, su necesidad de escapar los pone en manos de los peores enemigos que alguien puede encontrar en el ambiente postapocalíptico de Seattle, los Serafitas.

Si bien los soldados de los Lobos no han sido capaces de acertar con sus disparos (afortunadamente), en el bosque sus austeros colegas de profesión son capaces de herir a Dina con una flecha. Y Ellie vuelve a ofrecerse como cebo para que Jess se lleve a su querida amiga de vuelta al teatro. Cuando la joven se deshace de quienes le persiguen y trata de retomar su senda, se encuentra con aquello que tanto había estado buscando: el hospital que hace las veces del cuartel general de los Lobos.

Tras colarse sin demasiado esfuerzo, Ellie da con uno de los rostros que estaba deseando volver a ver, el de Nora, una de las acompañantes de Abby en la jornada fatídica que los espectadores tampoco hemos olvidado. La mala puntería de los Lobos, de nuevo, y las ganas que tiene Ellie, sedienta de venganza, de deshacerse de Nora, hace que ambas terminen en los sótanos en los que los Lobos confinaron a sus hombres. Y el destino de Nora parece unido al de estos, porque las esporas no tardan en colarse en su organismo.

Pero antes de que la fatalidad se cumpla, Ellie no deja de preguntarle dónde está Abby. Nora, lejos de responder, no tarda en revelarle qué hizo Joel y por qué su compañera de viaje se vengó de una forma tan salvaje. Pero el personaje de Bella Ramsey le dice que ya lo sabía, una afirmación que puede que no sea verdad y simplemente evite revelaciones más dolorosas, o puede que sea la causa que enturbió su relación con el personaje de Pedro Pascal.

Cuando la joven asume que no va a conseguir que Nora le diga lo que quiere, Ellie se transforma en Abby y la emprende a golpes con ella. Es entonces cuando la acción se traslada en el tiempo para devolvernos a Joel, al que vemos dándole los buenos días a Ellie, cuando su relación atravesaba mejores momentos que los que vimos al principio de esta segunda temporada.

Con este desenlace, y el avance que ya ha publicado MAX en sus redes, parece bastante probable que el sexto episodio de la segunda temporada de The Last of Us se centre en cómo fue la vida de Joel y Ellie tras llegar Jackson y en la razón que llevó su relación a la tensión que vimos en el primer capítulo. Una decisión narrativa que deja (muy probablemente) para el episodio final la gran incógnita: ¿Logrará salir Ellie del avispero en el que se ha metido?

Más allá de situarnos ante esta incógnita, Siente su amor es un (otro) episodio de relleno: tal vez los personajes avancen algo, la trama prácticamente nada. La mal entendida necesidad de alimentar un producto, y hacer del segundo videojuego (al menos) dos temporadas, ha terminado desluciendo lo que The Last of Us fue en la primera temporada. Al menos, Pedro Pascal regresará para hacerlo todo más llevadero. Y probablemente más lacrimógeno.